Capítulo IX

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Peonías y Lirios
Ana.

28 de Agosto

Pues aunque dude de mi misma, aquí voy, con mi caja de pertenecia ...esas muy pocas cosas que aguardaban en mi antiguo escritorio, aún todo esto me parece irreal.

Mientras el ascensor asciende hasta el último piso analizo el hecho de que un sólo par de veces había pisado el piso de presidencia, y recuerdo haber llegado hasta la recepción, es decir la plena entrada. Así de meticuloso siempre fue el Sr Robinson; supongo que si la nueva presidencia a sido tan presuntuosa hasta el momento, me hace concluir que es aún más reservada la entrada a este piso.

Y no, no me equivoqué. Al abrirse las puertas desde lejos miro la amplia recepción de Jenny, una chica rubia que tiene fama de ser fácil, aunque las pocas veces que he cruzado una que otra palabrilla he llegado a percibir su dulce personalidad.

Pero lo llamativo y lo que me tiene dudando si caminar hacia delante o salir corriendo de acá, son los dos tipos grandes que están instalandos a cada lado de dicha recepción. Jenny mira con mucha concentración algo en su computador entre tanto los dos imbéciles la comen entre obscenas miradas.

Con algo de indignación les miro y llego hasta Jenny,  ella al percatarse de mi presencia se levanta y me sonríe calidamente, gesto que respondo de la misma manera.

- Hola Srita Gutierrez, la he estado esperando. Su escritorio ya esta listo, si gusta puedo darle un breve recorrido por la planta, ya el Sr. Robinson se encuentra en su oficina con el futuro Jefe. - en su voz delata alguna especie de histeria, más la entiendo. Con lo que a soltado de sus labios mis latidos sean soltado como caballos desbocados.

Mis ánimos no me dan para responder, sencillamente optó por inclinar la cabeza en forma de aceptación a todo lo que a conllevado este nuevo puesto.

Ella me mira detenidamente evaluandome, lo sé, y más aturdida de lo que podría admitir, me toma del brazo para caminar a la par y siento algo así como compasión.

Le sigo tan de cerca que creo que en cualquier momento podremos chocar.

Ella relata sin parar en ningún segundo en donde queda hasta lo más mínimo en este piso.

Y sin que deba decirlo se que debo prestar atención y así no perder pisada, no debo seguir, ni puedo permitirme continuar en esta absorta nube en la que suelo encontrarme.

Ala derecha observo la oficina de vicepresidencia, y al frente de está un amplio escritorio caoba para la secretaria del mismo, unas lindas calas blancas adornan partes de la estancia, un poco más allá Jenny señala unas altas y largas puertas corredizas en las que explica son confinadas para la sala de conferencias, una pequeña puerta le sigue ella la abre y es un baño muy sencillo, y por último un área que separa ambas alas del piso que bien funciona como una sala de espera con mucha clase, pues los muebles color perla en forma de L o el pequeño bar hecho de cristal del lado izquierdo así me hacen creerlo.

Y por lo que hasta ahora comprendo el inmenso espacio de la Ala Izquierda es solo para la oficina de Presidencia, y me repito una y otra vez que si podre sobrellevarlo.

Jenny me lleva por un pasillo lleno de luces empotradas a los lados, una alfombra verde esmeralda nós conduce hasta un amplio salón, y juro que creía haber visto cosas llenas de lujos con Alexa pero ¡MADRE MÍA!, todo aquí huele a dinero, mucho dinero, desde los pisos de mármol la alfombra verde esmeralda que continua de forma circular en todo el centro del lugar, y se alarga un poco más por un caminillo al que deduzco será mi escritorio como secretaria, toda la sala tiene largos materos de porcelana y ¿cristal? Donde abundan puras peonías y lirios blancos, y ya solo con eso les describo el olor que desborda en este lugar.

ALAS DE HIERRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora