ALAS DE HIERRO

Prefacio

- Tu boca, tu maldita boca es mía, y solo mía pequeña - me sostenía el rostro tan fuerte... me cargó de una forma que mis pies por más que lo intenté no alcanzaba tocar el suelo, su respiración denotaba que estaba furioso... como si en cualquier momento fuese ha echar humo por la nariz u oídos. Pero que más daba... ni siquiera sé cómo llegué hasta esta posición en la que, él creyese que yo le perteneciera como si fuera un simple objeto... esta enorme bestia sí que tenía grandes problemas si seguía pensando así...malnacido me las pagará...

Respire profundamente y con mayor fuerza que el de su agarre, en que debo acotar que me estaba realmente lastimando; abrí mi gran boca para decir lo que sinceramente pienso - Sólo te lo diré una sola vez "Grandulón": bájame ya mismo... sino quieres tener verdaderos y muy serios problemas...

- Pues, como ordenes... - pasó su nariz cerca de mi boca, como tentándola y cuando menos me lo pensé me dejo caer... haciendo que cayera de culo... mis manos trataron de que mi caída no fuera tan fuerte pero que rayos... era cemento rústico, me raspé y sí que dolían, mas no me quejé... me levanté como pude mientras él solo me miraba, esperando que dijera algo más, pero su tranquilidad me hizo alertarme... mire a mi alrededor y... Oh no, maldita sea que no...

- Oh sí pequeña, estás y de ahora en adelante estarás en donde yo quiera que estés... - estaba en una especie de almacén de bebidas, rustico, paredes de bloques sin frisar, sin puertas de salidas de emergencia, sin ventanas, sin una sola muestra de rayo solares... esto debía ser un sótano o algo así... mi cabeza me empezó a dar vueltas, estaba mareada a la que le prosiguió unas terribles nauseas, sentía que el lugar cada vez era más pequeño, me ahogaba, me sentía realmente sofocada, irritada y sin comprender ni una sola cosa de las que él seguía diciendo, yo estaba ausente, aislada, aterrada... sentía que me asfixiaba... todo giraba, todo se hizo borroso...