Space Oddity

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Cuando era pequeño soñaba con ir al espacio. Era un deseo aparentemente inalcanzable, que solo muy pocos lograban. Por aquel entonces escuchaba a un hombre extraño y camaleónico cantando en la radio sobre eso. Se llamaba David Bowie y está muerto. Una lástima, la verdad. Posiblemente él fue una de las muchas razones por las que me empeñé en trabajar en esto y ahora mismo es el único que resuena claramente en mi cabeza.

Mi familia pensó que estaba loco cuando con mis dieciséis años les dije que mi decisión era definitiva. Quería ser astronauta. Ir allí arriba, estar allá arriba, vivir allá arriba. Un completo loco de las estrellas persiguiendo un sueño que le llevaría a su final. Has leído bien. Este es el final de la historia. C'est fini. Me muero. Pronto me quedaré sin oxígeno y mi nave vagará por el espacio hasta que se desintegre en algún sitio, vengan a buscarla o lo que sea que vaya a pasar. Me da igual, yo ya no seré consciente de ello de todas formas.

Todo empezó con un simple "Ground control to Mayor Tom", como en la canción de Bowie. Control de tierra a Mayor Tom. Yo no soy el héroe trágico que era el mayor Tom, pero sentí como si lo fuese por unos segundos, cuando terminó la cuenta atrás y este endemoniado trasto se alejó del planeta, hacia lo desconocido. Y me siento exactamente igual cuando sé que, como el protagonista de esa vieja historia, moriré completamente solo aquí arriba. Y ni siquiera puedo evitar mi propia muerte.

Al principio, cuando llegué hasta aquí, todo eran celebraciones. Me dijeron "realmente lo has hecho". No había casi posibilidades de ningún fallo. Perfecto. La prensa quería saber de todo. Te sientes como un héroe cuando todo el mundo te da la enhorabuena. El comunicador sonando a todo volumen con todo el equipo de control terrestre felicitándome.

Su alegría terminó cuando ese asteroide inesperado se acercó demasiado y dañó algo que no debería haber tocado. Nadie lo vio venir. Fue un fallo fatal. La voz del jefe de operaciones sonaba calmada entonces, bajo ese tono se escondía una situación tensa. No querían ponerme nervioso. La señal que me conectaba con la tierra empezó a fallar, y estuve solo en el silencio por unos minutos.

Cuando nacemos lo hacemos solos y cuando morimos también, o eso es lo que dicen. Yo me empezaba a sentir solo aquí arriba. Solo e inútil, como ahora, incapaz de decir adiós a mi existencia mientras floto en mi lata de metal. Me estoy muriendo de manera lenta y aburrida, mientras siento como la nave ya no se mueve, aunque haya recorrido cien mil millas. Entonces volvió la conexión. Mi mujer hablaba. Se despidió de mí, justo antes de que el comunicador se estropease y me dejase sumido en un completo silencio. Las esperanzas de que el fallo fuese leve y de que pudiese volver a pisar tierra se desvanecieron por completo cuando me dio su adiós. Ella lloraba. Le dije que la quería y que no iba a volver. Que siguiese con su vida y que encontrase la felicidad. Solo esperé que hubiese podido oír todo lo que le dije. Y ahora estoy aquí. Esperando angustiado. "Your circuit's dead, there's something wrong.
Can you hear me, Major Tom?" Esa última frase resonaba en mi cabeza, en la tierra, las palabras del control terrestre serían parecidas.

No sé cómo será morirse, supongo que como antes de nacer. Nada. Es triste no ser nada. Cuando vivimos no tenemos constancia de lo que es la nada. Todas las luces y los olores de la vida nos hacen olvidarnos de que un día fuimos nada y otro volveremos a serlo. Nada. Esa palabra se repite en mi cabeza, diluyendo la letra de mi canción. Me amarga. Y lo peor de ser nada es que por muy triste que sea, no podrás sentirlo. No se te permite derramar una sola lágrima por haberte convertido en nada. Me angustia ese vacío que siento en el pecho ante mi muerte cada vez más cercana. Me da miedo. Me da pena. Y sé que todo eso me dejará de importar dentro de poco. Ni siquiera podrá dejarme de importar. Intento apartar esa nada asfixiante de mi cabeza.

Ahora mismo, lo único que se me viene a la cabeza de mi planeta es esa dichosa canción. Cada cosa que pasa me recuerda a ese hombre que como yo, se quedó encerrado en una lata, en medio de toda la existencia, encima de la luna, donde las estrellas se ven distintas. No puedo evitar canturrear la cancioncita mientras espero. Me trae recuerdos de la infancia, de cando escuchaba a ese llamado extraterrestre en la radio. ¿Quién le iba a decir a ese niño que moriría como un personaje de esa canción? ¿Que su final iba a ser tan convencional? Sacado de una vieja historia.

Es curioso como la vida se ríe de ti a veces. Yo no soy el mayor Tom. No soy tan fuerte. Moriré antes si sigo hiperventilando como lo estoy haciendo ahora. Mis pensamientos están desordenados, mis últimas palabras ya no tienen sentido, están juntadas con la letra de una canción del sesentainueve y no dicen nada nuevo que a la humanidad le pueda interesar. Son solo delirios de un hombre moribundo en el espacio, al que ya no le importa nada, ni siquiera su soledad, cuando hace tan solo dos minutos que hablaba de ella. En este momento que llevo relatando este final me he agobiado por lo que dejaba atrás. Y ahora, que he perdido toda esperanza, me doy cuenta de que nada me importa ya. Los debates políticos que mantuve ayer, el viaje a Londres que tenía el mes que viene, incluso toda mi gente y esa estúpida historia... aquí arriba nada de eso tiene sentido. Al universo le da igual todo. Quizá esta sea mi actitud ahora porque me acerco al final y la falta de oxígeno produce estragos en mi mente, pero en fin... estas van a ser mis últimas palabras. Si la caja negra de este trasto se recuperará y dejará oír este mensaje ya no es cosa mía. Sabes, quien sea que me escuches, procura no acabar como ese viejo Mayor Tom. Si lo haces, ten la suerte de morir por cumplir con tu sueño aparentemente inalcanzable. Supongo que llegó el momento de decir: "Planet Earth is blue and there's nothing I can do".

Se despide para siempre el comandante Michael M. Oakes.

Te quiero Margaret.

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