~Tú y yo~

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-¿Quién es ella?- Preguntó aquella morena, mientras observaba con recelo a la joven peliplateada, pues ella también tenía sentimientos por el faraón.

-Ella es Zahra, es... es mi prometida- Desvió la mirada, la cara de Mana cambió inmediatamente al escuchar aquellas palabras -¿P-P-Prometida?-  preguntó, de pronto se separó del faraón, pues eso la había sorprendido demasiado -Así es... mi prometida-

-Es un gusto- La joven sonrió levemente, mientras algo de incomodidad surgía en aquel ambiente que se había formado desde un inicio "Supongo que ellos dos... quizás lo mejor será que me vaya de aquí" Pensó la joven y segundos después decidió hablar -Disculpen... debo irme, yo estoy un poco cansada todavía por todo lo que ha sucedido, faraón, Mana, me retiro, hasta mañana- La joven se giró y aceleró el paso, pero antes de salir de aquel lugar, giró levemente su cara y notó que la mirada que existía entre ambos jóvenes era de amor... es más, el faraón ni siquiera la había volteado a ver cuando se fue ¿Acaso las cosas realmente serían de esa forma?

De cierta forma, la joven se sentía un poco triste por eso, estaba comprometida con alguien que no la amaba, lo peor es que había sido a la fuerza, incluso la habían separado de su querida madre ¿Qué sentido tenía todo eso? tampoco había podido experimentar lo que era el amor real, pues ningún chico se había fijado en ella por su apariencia, todos le tenían miedo... era extraño pensar que el faraón podría algún día fijarse en ella también.

Fue así como el tiempo pasó rápidamente, la noticia de aquella boda había dado la vuelta por todo Egipto, todos estaban emocionados por conocer a su futura reina, los dos años pasaron rápidamente y la cercanía entre los dos jóvenes fue muy notoria... 

- ¡Atem! – Aquellos platinados cabellos corrían a toda prisa por todo el palacio, buscando a quien dentro de poco sería su futuro esposo, el tiempo había sido grato para la joven, pues realmente se había puesto aún más bella de lo que era,había explorado tanto aquel palacio, que ya conocía a la perfección cada lugar que había y los lugares donde Atem solía estar, de la nada aquellos presurosos pasos se detuvieron al ver a su prometido entrenar con Mana, aquella dulce jovencita de cabellos castaños, por alguna razón, siempre que los veía juntos, la joven solía ponerse muy celosa de ambos, pero solía ocultarlo muy bien, pues en el transcurso de dos años, ella se había enamorado 

- ¡Bien hecho! – Dijo Atem al terminar de entrenar a su pequeña aprendiz, de la nada ésta le dio un abrazo al faraón, el mismo se sorprendió por aquella acción y sin saber qué hacer se quedó con los brazos extendidos, de pronto giró su mirada y observó a su joven prometida que estaba huyendo de aquel lugar, el faraón apartó a Mana y salió corriendo para buscar a Zahra.

- ¡Espera! – Le dijo, la joven por su lado aceleró su paso, esto hizo que el faraón la siguiera aún más deprisa, al ser de alta estatura logró alcanzarla con rapidez y sostuvo su brazo –Zahra ¿Está todo bien? ¿Por qué no me has esperado? – Le preguntó Atem, mientras la joven lo observaba un poco enojada.

-No te había visto- Desvió la mirada –Eso es una gran mentira, vamos, dime que es lo que sucede- Le volvió a responder el faraón.

- ¡No me pasa nada! – Elevó la voz la joven y se soltó del agarre del moreno, después de aquello se fue corriendo a su habitación, en aquel instante el faraón se quedó impresionado por la reacción de la joven, pues Zahra solía ser una chica muy tranquila, momentos después apresuró sus pasos para alcanzarla.

-Zahra ¿acaso estás celosa? – Empezó a hablar con fuerza el faraón, mientras la joven ya iba a una distancia prudencial por los pasillos de aquel palacio, faltaba poco para llegar a su habitación.

- ¡Zahra, te ordeno que dejes la puerta abierta! – La joven al escuchar aquella orden frunció el ceño, pues una orden del faraón no debía ser desobedecida a ninguna costa, él se aprovechó de eso y por fin entró a la habitación de la joven, la cual era realmente preciosa.

- ¿Qué es lo que necesita? – Le dijo con formalidad, el faraón sonrió frente a las actitudes de su prometida, así que de un momento a otro colocó su mano sobre la mejilla de la joven, ésta levantó la mirada y observó al faraón.

-El día de mañana contraeremos nupcias- Empezó a decir –Así es...- Respondió la joven –Zahra, durante estos dos años me he dado cuenta de algo realmente importante, tú, eres una chica muy hermosa y extraordinaria- Continuó hablando el faraón, aquellas palabras conmovieron a la joven en aquel instante, pues era la primera vez que él se expresaba de esa manera de ella...

-Quiero que seas feliz a mi lado, yo, como faraón, me serán otorgadas unas concubinas, pero las rechazaré a todas- Aquella palabra "concubina" hizo que la joven sintiera un nudo en su estómago, le había molestado en gran manera aquello... así que esquivó la mirada de Atem –Yo sólo te quiero a ti, Zahra, por esa razón, las he rechazado- La joven volvió a levantar la mirada, sorprendida por aquella declaración - ¿Qué estás tratando de decir...? – Murmuró la joven, de la nada, el faraón acercó su rostro y le dio un cálido beso ¿realmente estaba pasando eso? Fue uno de los principales pensamientos de la joven...

Después de aquello, ambos jóvenes fueron separados, pues debían prepararse para el día siguiente...

continuará....

La flor blanca de EgiptoWhere stories live. Discover now