Una sola acción

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- Llegamos...-

Un oscuro panorama y un maloliente olor en el aire fue lo que le dio la bienvenida a Last breath. Un escalofrío recorrió su espalda, sintiendo el aura de muerte que emanaba aquella pequeña parte de la ciudad.

En un momento de cobardía, retrocedió un paso, pensando que tal vez no valía la pena. Ya sea por valentía o terquedad e incluso estupidez, volvió la vista al frente, dispuesta a avanzar, olvidándose de su temor.

- Bien, antes de que entres, necesito que hagas exactamente lo que diga si quieres regresar- tembló un poco ante esas frías palabras para después asentir ignorando sus nervios.

Mangle se acercó hasta ella, para después pasar sus brazos por el cuello de la albina, aunque se paralizó por un momento, suspiro aliviada de que solo le subió la capucha de su sudadera ocultando un poco su rostro, para después darle su espacio.

- Ve directo a esta dirección- le entrega un papel- no te distraigas por nada del mundo y no confíes en nadie, no hables con nadie, no veas a los ojos a nadie, no luzcas asustada; y por favor trata de llegar rápido sin llamar la atención.- enumero con cierta prisa mientras veía como empezaba a atardecer- debo irme.

- ¿¡Que!?, ¿No vas a acompañarme?- pregunto exaltada, mientras la ojiambar empezaba a alejarse.

- ¡Hasta aqui puedo ayudarte!, ¡Si logras que esa idiota vuelva te lo pagaré, adiós!- grito antes de desaparecer de su campo de visión.

Suspiro frustrada, dándose la vuelta para entrar. Por cosas como estas es que odiaba ser tan terca, pero ya no había remedio. Reviso la dirección en el papel, ubicándose un poco para después comenzar a caminar.

No pudo evitar sentirse inquieta ante esa situación.

(...)

Definitivamente lamentaba haber venido.

-¿Donde carajos está?

-Esa belleza no puede estar muy lejos- río socorronamente- Sigamos buscando.

Temblaba de pies a cabeza, reprochandose mil veces por quitarse brevemente la capucha. En poco tiempo captó la atención de varios de los habitantes del lugar. Oliendo la carne fresca como perros hambrientos. Antes de que si quiera se atrevieran a dar un paso hacia ella, empezó a correr sin dirección. Y terminó por esconderse detrás de unos contenedores de basura.

-¿Ahora qué hago?-

Se asomó levemente para comprobar que no hubiera nadie cerca. Se subió la capucha y con pasos inseguros salió de aquel callejón.

- ¡Rayos!, ¿Donde se supone que estoy?- bufo irritada al no poder ubicarse en el papel.

Con rabia lo hizo bolita y lo metió en el bolsillo. No podía quedarse en un solo sitio, sería peligroso. Así que con inseguridad comenzó a caminar. Miraba disimuladamente las casas y tiendas para lograr ubicarse, pero nada, nada le parecía familiar.

Suspiro cansada, medito un poco sobre si era o no buena idea preguntar a alguien.

"No hables con nadie"

- Ya que...

-Hey ¿No es esa chica de ahí?

Empezó a sudar frío cuando al voltear se encontró con la desagradable mirada de aquellos sujetos que la perseguían. Sus piernas reaccionaron empezando a correr de nuevo.

-¡Ahí va!

Sintió sus pasos cada vez más cerca. Ya había anochecido, no había nadie cerca que la ayudará (aunque dudaba que alguien fuera a hacerlo), unas pocas lágrimas desesperadas bajaron por sus mejillas. Estaban cerca, podía sentirlo.

In the shadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora