...antes de la tempestad

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¿Era correcto? No.
¿Tenía curiosidad? Si.

Y aunque digan que la curiosidad mató al gato, esté murió sabiendo.

Por eso seguía allí, escondida, escuchando atentamente sus palabras.
En un principio, no era su intención espiar, pero al escuchar que era de ella de quien hablaban se quedo inmovil. Completamente presa por la intriga.

Cuando la conversación de los pelirosas dio por terminada se dio cuenta de su error. No debió haber escuchado nada. Ni siquiera debio haber estado ahí sino con el par rojo y morado de sus amigos. Pero ya era tarde para arrepentirse.

Ahora, tenía las manos en sus rojas mejillas, procesando lo que habia escuchado por parte de la ojímagenta.

Habia dejado en claro que estaba alli solo por ella. En un principio creyo que era porque la habia obligado despues de aquel vergonzoso accidente, pero al asomarse para ver que expresión habia colocado se sorprendio. No habia molestia, no habia fastidio, ni rastro de obligación.

Solo una seria expresión sincera. Como si estuviera dispuesta a todo.

No lo entendía.

Ahora no sabia que hacer, queria salir de allí antes de que la vieran pero estaba segura que el más minimo movimiento la delataría. Asi que espero a que se fueran.

Despues de un rato, Felix se levanto diciendole un par de cosas a Maggie que no pudo escuchar con atención. Tuvo esperanza al ver que Maggie se levantaba tambien, pero inmediatamente la perdio cuando solo el ojíambar abandono la escena a pasos lentos.

Maggie se quedo alli, parada. Y solo hasta que perdio de vista al ojiambar fue que hablo.

-Se que estas ahi, Mai.- hablo neutral, asustando a la albina-Sal de una vez.-demando calmada sin girarse a verla.

Reconsidero la idea de salir corriendo pero, ¿de que serviria ahora?, ya habia sido descubierta y por la persona que menos queria que lo hiciera. Camino apenas dos pasos cuando escucho una rama rompiendose detras de ella, se giro pero no habia nada. Al girar de nuevo se estremeció al tener la penetrante mirada de la ojímagenta sobre ella, esperandola, llego hasta ella con pasos temblorosos sin mirarla a la cara, muerta de vergüenza.

-¿Cuanto escuchaste?- directa, a pesar de ya saber la respuesta.

-...Y-Yo, em yo, escuche todo- confesó jugando con sus dedos sin mirarla aun.

Maggie sonrio, sabía que la albina estaba alli desde el principio pero no dijo nada para que fuera testigo de lo que fuere que iba a pasar, ademas de dejarle en claro lo que pensaba.

Despues de terminar la oración, la albina habia entrado en pánico.

¿Y si Maggie se enojaba con ella?.

¿Y si dejaba de hablarle por traicionar su confianza.

¿Y si la odiaba y la apartaba?

Con solo pensarlo tembló. Por alguna razón, le dolía el pecho con solo imaginar que jamas volveria a dirigirle la palabra.

Una mano en su cabeza disipo todas  sus temores, calmandola. Por fin se digno a alzar la vista para verla. Maggie acarició su cabello con cariño y le sonrió.

-Tranquila, no estoy molesta contigo.-dijo suave, deteniendo su acción.

Mai la miro con un brillo en sus ojos y la abrazo. Al principio Maggie no reacciono al momento, pero despues correspondio el gesto de forma tímida.

-Lo siento.

-No importa...

Despues de un rato se encontraron con los demas quienes estaban jugando en un puesto de tiro al blanco. Abby y Bonnie llevaban media hora tratando de derribar las botellas del fondo pero siempre fallaban al disparar, ahora Felix estaba tratando de vengar a sus amigos caidos, fallando en el intento. Cuando iban a irse, Mai se quedo mirando un peluche peculiar quedandose atras, Maggie lo notó, se dio vuelta y se posiciono a su lado.

In the shadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora