No subestimes al Karma

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Un inquietante y (tal vez) nostálgico sentimiento de dejá vu se instaló en el pecho de Puppet al entrar al estudio de su padre. La placa imaginaria con su nombre en la silla frente al escritorio, como si estuviera en detención, le hizo mantenerse erguida y a la defensiva. De las dos, ella siempre era la más problemática a los ojos de él, la que se quedaba cabizbaja frente a la esquina de la habitación, la que se quedaba en su cuarto sin cenar, la que se mantenía sentada ahí, en esa maldita silla, recibiendo los regaños que desaprobaban todo lo que ella era.

Un sudor frío bajo por su frente, rechino los dientes en busca de respirar y alejar todos esos recuerdos que invadían su mente siempre que pensaba en su hogar.

Aunque no podría llamarlo hogar, no ahora al menos.

Una vez tomó asiento, le hizo una invitación con la mirada a hacer lo mismo pero se negó, manteniéndose de pie con los brazos cruzados. Por una vez podía verlo desde arriba, eso le daba confianza.

- Entonces- comenzó él como quien no quiere la cosa- después de tanto tiempo decidiste volver... por un momento crei que viniste para olvidar tu pequeño berrinche pero por lo que veo me hice una idea equivocada ¿No es así?

Frunció el ceño (si es que no lo tenía fruncido ya) e hizo una pequeña mueca de indignación apenas escucho la palabra "berrinche" salir de su boca. Como si ella fuera la que debía pedir perdón y arrepentirse. Contó mentalmente hasta diez para no decir algo fuera de lugar.

- Vine por Mai.- explicó vagamente.

Esa sola oración logro perturbar el semblante tranquilo de Dominic para después cambiarlo a uno frío y metódico.

- Y te atreves a reclamar después de que te fuiste como una cobarde- la apuñaló verbalmente, recalcando la última palabra- no creas que porque de alguna manera lograste independizarte dejaré a Mai a tu cargo- amenazó fríamente, sin embargo se mantuvo calmada.

- No vine para llevarmela- aclaro- Vine porque no pienso pasar toda la vida alejada de ella por ti.

- ¿Que quieres decir?- entrecerró los ojos, cauteloso.

- Quiero hacer las paces contigo y olvidar el pasado.

El asombro de Dominic era tal que no pudo ocultarlo, al punto de abrir la boca por la impresión. ¿Había escuchado bien?, ¿No era una alucinación?
Por un segundo, se permitió relajarse por una vez desde que llegó su hija menor y bajar la guardia para sonreír complacido.

- Pues me parece Maravi-

- Pero no puedo hacerlo hasta que te disculpes.

Sin embargo ese segundo duro muy poco.
Inmediatamente volvio a la defensiva pero esta vez con un ligero temor a sus palabras. Puppet jamás le había hablado tan directamente.

Al menos no desde esa vez.

- ¿Perdón?, Creo que no te escuché bien.- frunció el ceño chocando su mirada feroz con la de su hija.

- Creo que me escuchaste perfectamente- recalcó fríamente- quiero que te disculpes.

- ¿Y porqué razón debería disculparme?- se burló con ironía y sequedad- Tu fuiste la que decidió abandonar a Mai e irse.

Sentía que la vena en su frente iba a explotar en cualquier momento.

- Jamás me hubiera ido en primer lugar ¡si tú no hubieras hecho nuestra vida miserable!- lo confronto, estampando su mano contra el escritorio, no se inmutó.

In the shadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora