"Todos quieren imitarme pero no me llegan ni a los talones, solo son cucarachas insignificantes nadie puede contra mi" - Adriel Artur del Arza
Me conocen por las personas que he salvado
Los lugares que he combatido
Las armas extraordinarias que dom...
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Narra Adriel del Arza
La miro atentamente, observo sus razgos, su piel tan pálida, esos ojos con un brillo particular como dos gotitas de miel, sus labios suaves con un color fresa. Ninguno de los dos pronunciamos palabras porque no son necesarias, no es necesario decir lo que sentimos en un conjunto de letras, no para expresar algo más allá de lo superficial como lo es un sentimiento. Me sorprende de ella una cosa en particular, que no me baja la mirada, no me tiene miedo, eso me molesta. Estoy acostumbrado que todos me teman y ella no tiene nada que la pudiera volver la excepción. –Y que tal el psiquiatrico? Lindo verdad? Su tonta pregunta me llamo la atención, ella parecía ser una chica inteligente como para decir tal boludes. –Preciosa, es igual de bello que vivir jugando diariamente a ser amigo del enemigo... Esa jodida sonrisa que tenia se borro de su rostro y me miro seria. –Quien dijo que estoy jugando? La mire mientras me encogía de hombros. –Si no te sintieras tan fuera de lugar donde estás, no me hubieras venido a conocer, ni tomado la molestia de siquiera buscarme, solo para intentar conseguir una muestra de cariño de un extraño al que no le importas en lo absoluto. Se levantó del piso rápidamente y camino por la habitación esquivandome la mirada, pareciera que mi comentario le afecto. –La verdad duele no es así? Tomo aire suavemente y se volvió a sentar –No estoy aquí para hablar de mi, sino de ti Adriel. –Y como esta tu madre? La pregunta le tomo un poco por sorpresa pero se mantuvo firme ante mi –Perfecta, como siempre. Quiero saber una cosa aunque tengo mis dudas... –Cuantos años tienes? Calculaba su edad por su estado físico –18 años y tu? No me equivoque, se parece demaciado a su madre cuando tenía esa edad. –60 años Se río un poquito haciendo poner una cara más seria que de costumbre –Estas un poquito viejo... Jugaría con ella para probar mi teoría. –Tu madre no te enseño que es malo reírte de los demás? Más aun de las personas adultas? Esa sonrisa se desvaneció y la mía creció por un segundo. –Mi madre siempre me crio para que fuera fuerte y dura, tal como tu le enseñaste a ella. Esos recuerdos vienen ahora a mi mente...
~Flashback hace 35 años aprox~
Era una tormentosa noche de febrero, estába caminando con ella rumbo a casa pero estaba bastante silenciosa para mi gusto. –Porque no hablas? Miro al cielo y señaló los rayos que se veían en el cielo. Iba caminando a mi lado pero despacio por el miedo en su cuerpo por culpa de sus temores. Me pare en seco y ella se detuvo adelante mio –Pasa algo? La mire serio y cortante –Nada, vete sola a casa, yo iré luego. Estábamos en medio de la nada misma. –No. –Te estoy dando una orden! El miedo en sus ojos se podía ver a simple vista, pero no sabía si era a mi o a los rayos o ambos. –Papá... Me había dado la vuelta para volver por donde veniamos y me quedé quieto un segundo con su primer grito. –Papá tengo miedo! No me dejes sola! Tengo miedo a los truenos! A los rayos! Tengo miedo a ir sola a casa! Tome un largo suspiro y me di la vuelta –Escúchame bien, porque solo lo diré una vez, no tienes que tener miedo, eso es para débiles, ninguna hija mía tendrá miedo, tu eres una del Arza! Veía como sus lágrimas caían por las mejillas mientras la lluvia empezaba a caer sobre nosotros. Antes que yo pudiera hacer algo, ella metió sus manos dentro de su abrigo y se apresuró a caminar rumbo a casa. Yo me quedé viéndola como iba llorando en silencio por el camino, luego de un muy buen rato le perdí el rastro. Había otro camino cerca que llevaba al mismo lugar. Tome ese ya que era una especie de atajo, me sorprendió verla llegar decidída y se sentó al pie de las escaleras del pórtico a ver el cielo. Yo ya estaba en la casa con una taza de chocolate caliente en la mano, así que tomé su taza de unicornio y le serví un poco. Salí y me senté con ella. –Tenias razón... Me habló mirando el cielo, dejé que procediera a seguir con la oración –No hay nada que temer. Tomo la taza y le dio un sorbo. Me quedé un rato mirándola, sus cabellos castaños a los lados de su cara, sus ojos color miel y sus labios color fresa. Pasada unas horas se estaba durmiendo sentada así que la cargue y lleve a su habitación para que descansará. Cuando apague la luz de su cuarto ella dijo algo que aunque me pareció infantil era lindo escucharlo de sus labios por alguna razón. –Te quiero papá. Se dio la vuelta y se acomodo para dormir –Yo también te quiero Al... Cuando baje le di un beso a mi mujer –Ya se durmió? Asentí y me senté en el sofá con la computadora para ver los mensajes, había uno en Gmail sin remitente, solo un mensaje con una foto. "Te estamos vigilando Triple A" En la foto salia mi hija durmiendo. Se arrepentirán de meterse conmigo, nadie juega con Adriel del Arza y vive para contarlo, no saben de lo que soy capaz.
~Fin de Flashback~
–Ella sabe que estas aquí? Nego con la cabeza –Ella ni siquiera sabe que se de tu existencia. –Y porque te arriesgas a un castigo al venir a verme? Intento acercar su mano a mi pero me aleje –Porque yo no creo que tu seas como todos dicen. Comencé a reírme suavemente –Si muchas personas te dicen lo mismo sobre una persona es por algo no crees? Saco una hoja de periódico de su chaqueta. –No creo que seas un psicópata, ni un asesino, no siento que lo seas, tal vez lo hiciste pero para mí eso no importa. Mire el titular de la noticia, era de la agencia N. N. "Presunto psicópata líder de una agencia internacional" –No estaba loco en ese tiempo, eso te lo aseguro. –Entonces porque le disparaste a mi madre hace veinte años? La mire a los ojos escogiendo bien las palabras que iba a decirle –Porque no se lo preguntas a ella? Se levantó y camino hacia la puerta, por alguna razón le pregunté una cosa, que aunque no me importaba en lo absoluto tenía que hacerlo. –Volverás? Ella se dio la vuelta y me sonrió. –Si, volveré pronto, ya nunca más estarás solo, nunca más estaremos lejos uno del otro. –La soledad es hermosa, es tu mejor amiga siempre está ahí contigo. Bajo la mirada un segundo antes de abrir la puerta y me susurro algo –Se lo que se siente... Abrió la puerta y por educación se despidió de mi. –Adiós abuelo Adriel, nos vemos mañana. Ella me sonrió y por alguna razón le devolví la sonrisa, mi cara dolio, hace muchos años que no sonreía. –Hasta mañana Ariadna.
Nota de Autor: Lo prometido un capítulo hoy. Pobre Ariadna... O mejor dicho pobre Allison, yo me andaría con cuidado si tuviera a dos asesinos que me odian. Tal vez Ari sea joven, pero no siempre la edad es lo que define la experiencia. Comenzar con esta historia me trae muchos recuerdos de cuando inicie #Allison, ahora en Instagram podrán encontrar material diario de mis historias por si quieren ver más contenido de la trilogía triple A. Nos vemos el Lunes con Ari. #TeamAdriel #TeamAri #TeamTripleA
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