O7. Strange, Stephen Strange.

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El doctor sonrió mientras besaba la mano de ambas féminas. Era elegante y tenía una voz grave que impactó en el pecho de Natasha.

Lo miró de arriba a abajo. No quería saber porqué el hombre le causaba un escalofrío. Quizás lo atractivo que era, porque era increíblemente guapo, quizás su aura, totalmente blanca con manchas de egocentrismo, quizás era el hecho que Natasha pudiera ver eso.

Ese... "alma".

Stephen Strange se enderezó todo lo alto que era. Lo cual era bastante y Natasha se sintió pequeña porque su cuerpo reconocía a ese hombre pero ella no lo conocía de nada.

-¿Pasemos entonces?- preguntó, ambas mujeres se miraron entre sí. Pepper era la más alta pero Natasha era sin duda la más intimidante. Stephen Strange unió sus palmas detrás de la espalda y sonrió.

-Por supuesto, doctor. Si me disculpan, tengo varias reuniones ahora mismo. Natasha, fue bueno verte- Natasha le dio otra sonrisa, el doctor se despidió amablemente.

Caminaron juntos hasta el salón de la nueva instalación de los Vengadores. Le cogió de la mano, dándole la vuelta. Natasha le fulminó con la mira y de repente fijó la mirada en la gema verde del torso del médico. Alzó una ceja, el ojo de Agamotto se abrió solo.

-Interesante- dijo el doctor, Natasha rió de forma arrogante. Luego se dio la vuelta. Ella no había hecho eso. No, ella no sería tan arrogante con quien quiere ayudarla.

Lo siguió. Sin embargo, vio como la gema seguía brillando. El hombre no había cerrado el Ojo de Agamotto. Natasha sabía lo que era porque había investigado las gemas. Todas. Sus recipientes y su guardián.

-¿Hechicero Supremo?- preguntó, el mago rió de forma egocéntrica. Natasha admitió que tenía algo.

-Sí, Natasha Romanoff- dijo, mirándola con sus ojos de esos colores que nunca sabía si eran azules o verdes. 

-¿Hablamos en privado?- preguntó, buscando confirmación. El hechicero asintió. Natasha lo guió hasta su propia oficina.

La miró de arriba a abajo y se sentó, juntando ambas manos. Natasha volvió a mirar la gema del tiempo. Movió sus manos, el Ojo de Agamotto se cerró y Stephen le miró fijamente.

-Bien. Me agrada que me llame, Natasha. Sé que no suelo ser conocido- Natasha puso los ojos en blanco.

-Escucha, Strange- habló con la voz de dos personas a la vez. Una grave, la otra aguda.- Nos da igual. Exactamente igual. ¡DINOS QUIÉNES SOMOS!- los ojos de Natasha se volvieron verdes otra vez. Lo miró con los ojos llorosos. -¿Por qué?- preguntó, sentándose en la mesa. El hombre sonrió.

-Muchos factores. Gamora, según me contaron, no quería morir. No estaba de acuerdo. Según mis investigaciones, eres el primer “sacrificio” voluntario de la gema en millones de años. Y la última vez, ocurrió exactamente lo mismo- sus ojos se clavaron en los suyos, verde contra agua. Natasha frunció el ceño.

-¿Cómo acabó la última vez?- preguntó, el hombre suspiró.

-No especialmente bien- se miró las manos temblorosas.- La gema corrompió a su portador.

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⏰ Última actualización: Jul 07, 2019 ⏰

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