Capítulo IV -Parte I

46 10 0
                                    

Daniel

Tres hileras de mesas estaban repletas de exóticas comidas y bebidas, a pesar de estar al aire libre no tenía frío. Todos parecían divertirse, pasando inadvertida mi llegada.

Vi a varios breenum bailar, aunque no parecían muy contentos al hacerlo, aquello me extrañó; a su lado se encontraba un gruceen aplaudiendo, bebiendo un espeso líquido rojo, luego la música se apagó.

―Ante ustedes presento a mi breenum, espero que se diviertan mucho con él ―pronunció Yue solemnemente―. No comas, ni bebas nada —me susurró, y antes de irse creí escucharle decir lo siento, pero no estaba muy seguro ya que la música, y el escándalo que reinaba antes del anuncio, volvió.

En eso un gruceen se acercó, tenía el cabello rojo, usaba un vestido del mismo color, bastante ajustado.

―¿Quieres bailar?

―No quiero ser descortés, pero no se me da bien el baile ―contesté lo más educadamente posible.

―No te preocupes, yo puedo cambiar eso ―susurró sensualmente.

Esperé pacientemente las instrucciones de cómo bailar, pero para mi sorpresa nunca llegaron. Comencé a sentir una gran picazón por todo mi cuerpo, quería rascarme pero, de repente, y sin más preámbulos, mis piernas comenzaron a moverse por sí solas, iniciando mi baile.


***

Yue

Desde mi ubicación pude observar cómo Roxanne hechizaba a Daniel, quise detenerla pero no alcancé a hacerlo porque Tam se encontraba a mi lado.

―Me sorprende lo mucho que te preocupa ese breenum ―dijo él.

―¿De qué me estás hablando? Es normal que lo vigile, es mi sirviente y soy responsable por él.

Sin darme cuenta, Tam se encontraba a sólo unos centímetros de mí, tanto, que era capaz de percibir incluso su aliento; me sentía intimidada. Luego posó su brazo en mi cintura y me jaló hacia él; cuando lo hizo, me percaté de su verdadera intención.

―Más te vale que sólo se trate de eso y no de otra cosa, he visto cómo lo miras...recuerda que te enlazas a mí pronto.

―Algún día ―corregí.

―Sí, tienes razón ―susurró a mi oído―, fuiste muy astuta, me pregunto... ¿Qué pasará si mi padre se percata de ese detalle?

―Un trato es un trato, ya no puede ser modificado ―traté de sonar lo más segura posible porque sabía que si eso llegaba a oídos del rey, estaría en problemas.

―Puede que tengas razón... como puede que no, así que te estaré vigilando. Mi deber es impedir que mi prometida cometa alguna imprudencia ―contestó burlonamente.

Luego me besó en la mejilla, se despidió de mí alegremente, disipando cualquier rumor que pudiera generarse, dando a entender que sólo se trataba de una charla amistosa, todo lo contrario a lo que realmente fue.

Aquella conversación sólo me dejó llena de dudas.

¿Yo estaba mirando de forma especial a Daniel? Definitivamente Tam tramaba algo, no comprendía por qué de repente se interesaba en mi vida. 

La Flor Lunar  *[COMPLETO]*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora