Capítulo VII - Parte II

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Daniel

Desperté y observé a Yue con una cara de infinita tristeza, quise disculparme por hacerla pasar por ese sufrimiento, pero ella me lo impidió alegando que necesitaba descansar. Le hice caso, supuse que cuando volviera a abrir los ojos me encontraría nuevamente con ella, pero para mi sorpresa fue Tam quien estaba junto a mí. Decidí ignorarlo y me dispuse a analizar el estado de mi cuerpo; Roxanne había hecho un magnífico trabajo curándome, me sentía en condiciones de levantarme y correr un maratón si era necesario, sin embargo ser mimado por un tiempo por Yue era una muy tentadora idea, pero antes debía disculparme con ella.

¡Si seré idiota! No dejo de preocuparla.

En eso me encontré con la mirada de Tam, parecía ansioso por comenzar a discutir, pero no podía estar más equivocado, su puño impactó en mi mejilla; le iba a contestar pero él pareció percatarse de lo que acababa de hacer, se notaba asombrado.

―¿Cómo pudiste ser tan estúpido? ―dijo entre dientes, apenas se podía controlar―, ¡¿Cómo no te has dado cuenta... de lo que ella siente por ti?! ―gritó indignado.

¿A qué se refería?, iba abrir la boca para replicar pero me mandó a callar de inmediato.

―Has ido demasiado lejos, la falta que cometiste inevitablemente te llevara a un castigo bastante doloroso, ni si quiera comparable con lo que viviste en la ceremonia, pero te ofrezco una solución ―me miró fijamente―, márchate, convenceré a Rhiannon para que te devuelva a tu apariencia humana, te iras de aquí. Nunca jamás te acercarás a estos bosques, ¿te queda claro? Tienes hasta mañana para responderme, espero una respuesta favorable de tu parte porque déjame aclararte que nunca estarás a la altura de alguien como Yue, no mientras mi padre este en el poder.

―¿La amas? ―pronuncié. Mientras hablaba me di cuenta de la razón de su ofrecimiento, todo se me aclaró, era lo más natural siendo ella su prometida, pero no sé porque fui tan ciego; él me miraba asombrado, como si le hubiera entregado una gran revelación, ¿es que acaso Tam no se había dado cuenta de sus propios sentimientos?

―Sí ―contestó titubeando―, pero no pienso discutir eso contigo, tienes hasta mañana para darme tu respuesta.

Se marchó, escuché cómo conversaba con Yue, pero no pude entender nada de la charla; luego oí un portazo, ahora estábamos solos, finalmente podría disculparme.

Ella entró con el rostro contorsionado por la furia, esto no iba a ser fácil.

―¡¿Por qué me traicionaste?! ―gritó con lágrimas en los ojos―. Yo... confié en ti, ¿por qué? ―preguntó, intenté acercarme― ¡Suéltame, no me toques! Te odio, cómo pudiste hacerme eso, yo... yo que pensé en arriesgar todo por sacarte de aquí...y ―susurró, lágrimas brotaban por sus mejillas, no pude más y la abracé, ella se resistió, pero no la deje escapar―, yo a ti no te importo... porque...

―¿Perdóname? Yo no... ―no sabía cómo justificar lo que había hecho―. Lo que menos quería era hacerte daño, pero me sentía atrapado, por favor ¿perdóname?

―¡No!, nunca lo haré, tú...

Comenzó a golpearme en el pecho, fui un egoísta, nunca pensé que mi imprudencia le causara tanto dolor, lo que menos quería era herirla, por eso me arriesgué, no deseaba que ella saliera lastimada al intentar cambiarme. Sin darme cuenta unas lágrimas se escurrieron por mi cara, ¡¿Qué clase de consolador era yo?! Ella jamás me perdonaría, ya era demasiado tarde para enmendarlo, ahora mi única meta era calmar a Yue.

―¿Qué tal si hacernos un trato? ―dije tratando de animarla.

―¿Un trato? ―preguntó intrigada, había mordido el anzuelo, continué mi pequeño discurso.

―Tú me perdonas y yo, a cambio, te perdono por haberme convertido en un breenum, ¿qué te parece? ―pregunté esperanzado.

―¿Qué me parece? ―rió histéricamente―, ¿y yo porque querría tú perdón? Ya no significas nada para mí. ¡Nada! ―gritó.

Se apartó de mí, se marchó con un gran portazo. En ese momento tomé una decisión aceptaría la propuesta de Tam, era lo mejor; él definitivamente la podía hacer feliz. Pero no me iría sin intentarlo, aunque sea una vez más, conseguiré el perdón de Yue.


***

Yue

Tam salió muy perturbado de la habitación de Daniel, le pregunté que le pasaba, pero él me ignoró y se fue del lugar; irrumpí en la alcoba de mi breenum, con la única intensión de exigirle una explicación, quería saber qué le había dicho Daniel para dejar a Tam tan trastornado, pero fueron otras las palabras que salieron de mis labios, me encontré exigiéndole una explicación a su traición, él intentó consolarme pero no se lo permití. Me pidió perdón, pero ya era demasiado tarde, ¿por qué no compartió sus temores conmigo? Ahora que lo pensaba no sabía nada sobre él salvo su nombre y edad, al fin me daba cuenta que nunca confío en mí, sólo me usó. Comencé a golpearlo, quería castigarlo de alguna forma, sentí sus lágrimas caer en mi cabeza, realmente estaba arrepentido, deseaba creer que sí, pero después de lo que acaba de pasar, no sabía si volvería a confiar en él. ¿Acaso no se daba cuenta de los problemas que causó? Consumió una flor que iba a ser parte del licor que beberíamos en la siguiente luna llena, no quería pensar en el castigo que le impondrían. ¡¿Por qué no creyó en mí?! Todo se habría solucionado si lo hubiera hecho. Me sugirió un trato, aquello me intrigó, pero no resultó ser más que una artimaña, ¿se burlaba de mí? ¿Después de todo lo que me dijo en aquella ocasión, ahora cambiaba de opinión tan fácilmente? Me puse a reír.

Hace un par de días habría dado lo que fuera por aceptar su perdón, me era insostenible seguir más allí, tenía que alejarme.

Salí corriendo de la casa; sin quererlo llegue a aquel lago.

¿Por qué siempre cuando deseaba olvidarme de él, me dirigía a un sitio donde estaba lleno de sus recuerdos? 

La Flor Lunar  *[COMPLETO]*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora