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Mientras lo apuñalaba, los motivos que me llevaron a este punto pasaban por mi mente. Recordé la tristeza que siempre observaba en el rostro de mi madre, a veces yo conseguía robarle alguna que otra sonrisa pero no vi aquel milagro hasta que mi madre conoció a Yue. Nuestro primer encuentro fue en una vieja cabaña, mi madre estaba muy feliz y hace tiempo que no la observaba tan contenta; ella y el otro gruceen se esmeraban en cuidar de la pequeña bebé que tenía la piel de color azul. Quedé impresionado, creo que esa fue la razón para tener tan grabado ese recuerdo en mi mente, pero una mañana dejamos de ir, aunque Yue se vino con nosotros al palacio. Sin embargo, seguía estando bajo la vigilancia de mi madre, quién día a día se iba debilitando. Le rogué muchas veces a mi padre por explicaciones, pero como siempre había hecho a lo largo de mi vida, me ignoró. Un par de semanas después mi madre falleció; me sentí desolado, no me enteré de lo que realmente le había sucedido hasta que cumplí los doce años. El breenum de mi madre, Meredith, me explicó que la antigua reina había querido convertir a Yue en humana, pero el esfuerzo fue demasiado para ella, su cuerpo no lo resistió. En ese momento odié tanto a Rhiannon como a Yue, pero cada vez que observaba sus ojos, veía su determinación por ser aceptada, llegando al punto de crear un disfraz. Supe que, por más que lo intentara, me era imposible seguir guardándole rencor. Con mi padre la situación era distinta, él ni si quiera pareció entristecido por su pérdida, él jamás me quiso ni a mí ni a Yue, sin embargo ella tenía la extraña obsesión de querer ganarse su afecto, de ser aceptada por el rey, quién siempre la usó, era otra víctima de su avaricia, por eso sentí el deber de cuidarla y protegerla. El único motivo por el cual la criaba Rhiannon era simplemente por tenerla cerca, forzar alguna clase de lealtad, todo iba según su plan hasta que llegó Daniel, me di cuenta que ese humano de alguna forma despertó la parte rebelde de Yue, la cual sólo conocí hace nueve años. Desde entonces había aceptado su realidad e intentado comportarse intachablemente, ver esa parte de ella nuevamente me descolocó un poco al principio, quise que la mantuviera oculta, no quería verla sufrir por tomar riesgos innecesarios. Cuando fui enlazado a ella me sentí seguro, confiado, finalmente podría cuidarla y hacerla feliz, siempre la quise.
Al principio creí que era el típico sentimiento fraternal, después de todo habíamos crecido juntos, pero nuevamente la llegada de Daniel hizo darme cuenta que lo que sentía no era nada inofensivo. Inicialmente no soportaba la idea de dejar a Yue sola con él, era tanta mi incertidumbre que irrumpí en su casa, le dejé en claro que no permitiría que jugara conmigo, pero aquella acción tan precipitada sólo provocó que Yue se alejara de mí. Me percaté de ello cuando la encontré vagando en el bosque. Al principio parecía resistirse a contarme lo que le pasaba, eso me dolió mucho, siempre fui su confidente, pero me partió oír sus sollozos, me prometí que haría cualquier cosa por evitarle cualquier sufrimiento, más si estaba relacionado con su breenum. Creí que los celos que percibía en mí se debían principalmente a que en toda la infancia de Yue fui su centro, su pilar, ahora ese puesto me era arrebatado por Daniel. ¡Qué iluso fui!
La verdad era que estaba celoso; de eso no había duda, pero el motivo era completamente diferente: yo la amaba. Por esa razón tomé la decisión de irme vivir con ella. Con tenerla cerca sólo conseguí percatarme de que había actuado demasiado tarde, ya no existía ninguna posibilidad para mí.
El adelanto de nuestro enlace solamente hizo avivar viejos temores que Yue tenía. Estaba claro que mi padre quería deshacerse de ella, yo me sentía atado, incapaz de hacer algo para ayudarla. Una mañana observé lo pálido que estaba su rostro, fue como revivir mi peor pesadilla. La muerte de mi madre había dejado cicatrices muy profundas, pero a diferencia de esa ocasión, ahora no era un niño.
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La Flor Lunar *[COMPLETO]*
FantasiCuando me ofrecieron ir al bosque Walyu en busca de una aldea de hadas, no sabía si reírme ante la ridiculez del asunto. Nunca creí en las leyendas que se contaban, pero una vez allí... comencé a creer incondicionalmente. Pasé de ser humano a...