CAPÍTULO 3

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BRISA

— Cariño, ¿Estás en casa? — pregunto al unísono al tiempo que dejo las llaves del apartamento sobre el buró

No encuentro respuesta y me recuesto en el sillón pensando en la nota. ¿De dónde habrá sacado la idea Christopher? Supongo que debió haber notado la mirada de preocupación que se marcaba en mi rostro. Él es tan perfecto, y yo soy un desastre. ¿Cómo es que acabó a mi lado? Al lado de una chica que apenas si recuerda su nombre.

DRAKE

Brisa, fui quien escribió esa nota, yo soy real, existo, sólo hace falta que tú te des cuenta de ello.

Regreso a la celda arrastrando los pasos, decepcionado porque en sus pensamientos solo existe él, completamente abrumado porque para ella soy insignificante, una parte de mí se alegra de que sea feliz y la otra me culpa por ser tan idiota, ella merecía que hubiera aceptado regresar a su lado y no lo hice, pudo más el absurdo pensamiento de mostrarle el mundo a mi manera... Tuvo que llegar a esto para que me diera cuenta.

— La criatura vive aún — su voz repugnante se oye a mis espaldas — Si hubiera sabido que eras tan bueno para esto, quizás hubiera considerado usarte para otros planes que tenía en mente

— Yo estoy haciendo lo que considero mejor para ella — escupo con frialdad

— Pues lo haces bien — responde mientras patea una pequeña roca que hay en el suelo

— Ya, déjame en paz — le exijo fastidiado

— No entiendo porqué te pones en mi contra cada vez que ves que Brisa ya te olvidó — suspira — Tienes que aceptarlo Drake, serás el fantasma de su pasado para siempre, un pasado que ella nunca recordará.

— No he perdido la fe, Lucifer — le miro desafiante — Ella me recordará, y cuando eso pase, juro que me burlaré de tí en tu cara.

— Sueñas demasiado — se ríe — De todos modos, Drake, suerte con eso.

Se retira dejándome solo, recordando el pasado que me llenó de felicidad junto a ella.

Recuerdo

— Tendremos una casa enorme con muchas mascotas, cocinaré los mejores platos para tí... — sonríe mientras mira al cielo

— Pero si tú no sabes cocinar — sonrío con ternura viendo su rostro iluminarse con la luna

— Pero puedo aprender — me mira arrugando su nariz fingiendo enfado — Por tí, puedo hacer cualquier cosa

Sonrío besándola en los labios, no veo la hora de que se case conmigo.

Fin del recuerdo.

Una lágrima rueda por mi mejilla, la tristeza invade mi ser en éste momento. Por favor Brisa, recuérdame

BRISA

Es de noche, Chris aún no llega y eso me preocupa ¿Y si le sucedió algo? Definitivamente tengo que saber de él.

Agarro mi teléfono y marco su número, luego de varios tonos responde mi llamada.

— ¿Di-ga? — arrastra las palabras sonando completamente ebrio

— ¿Chris? — mi voz suena preocupada

— Bri-sa, mi a-mor ¿Pa-sa al-go? — continúa hablando mientras que yo me pregunto qué pudo llevarlo hasta ese estado

— Chris, me preocupé. No has llegado aún a casa.

— I-ré en un mo-mento — cuelga el teléfono antes de que yo pueda decirle algo mas.

Me recuesto en la cama y respiro profundo.

— Creo que a tu padre se le han ido un poco las luces, bebé — acaricio mi estómago — Él no es así, sólo... Está un poco sorprendido.

Una lágrima escapa de mis ojos, resbala por mi mejilla y en cuanto hace su recorrido se funde con mi cabello mojándolo sólo un poco. La puerta se abre mostrando la terrible imagen de Christopher completamente ebrio, verlo así no me hace feliz, me hace sentir que no desea al bebé que esperamos y que tiene que beber para soportarlo.

— No qui-ero re-clamos — camina hasta el cuarto casi sin mirarme

No digo nada, tomo una manta del closet y la pongo sobre él, lo observo dormir durante unos instantes y luego me voy al cuarto de invitados, cierro la puerta tras de mí, ahogo un sollozo de frustración y siendo unas  ganas de llorar, me recuesto en la cama, dejo caer un par de lágrimas y luego me quedo dormida.

DRAKE

Ver llorar a Brisa es lo peor que he podido apreciar, el maldito trato por el que vendí mi alma era para que ella no sufriera, pero lo que pasa ahora es mucho peor, está al lado de un maldito borracho, un ser repugnante que huye en cuanto ve a su primera responsabilidad encima.

— ¡Prometiste que no iba a sufrir! — grito mientras golpeo la mesa del escritorio en el que Lucifer se halla sentado

— Buenas... ¿Noches? — me mira como si no entendiera

— Quiero que me devuelvas a Brisa — le exijo apretando la mandíbula

— Eso no es posible — me mira a los ojos — Tú no perteneces a su mundo, además, para ella no existes

— ¡No cumpliste tu parte del trato! — la ira me llena sin permitirme pensar que estoy frente a un demonio

— No controlo las acciones humanas, Christopher eligió por su cuenta, es una lástima que sus decisiones le hagan daño a Brisa — se encoje de hombros

— Eres un maldito ser repugnante — escupo con los puños apretados

— Gracias, es lo mas lindo que me han dicho — sonríe

Levanto mi puño, estoy dispuesto a golpearlo ahora mismo.

— Hazlo — me reta — Verás cómo tu amada sufrirá después de eso

Me paralizo y lentamente bajo mi puño, no soportaría que le hiciera daño a Brisa, ella no lo merece.

— No le hagas esto a ella, Lucifer — le suplico

— Ya te dije, no controlo las acciones humanas — pierde la vista en varios papeles — Ahora lárgate, tengo mis asuntos

Me marcho de ahí con paso apresurado, no quiero saber nada de nadie, sólo el recuerdo de las lágrimas de Brisa me llena. Estoy sufriendo por ella y ni siquiera puedo liberarla del  dolor que le cause otra persona, esto es ridículo, no tiene sentido. ¡Nada de esto tuvo sentido! Ella frente a la puerta del mausoleo reclamando mi alma, mi rechazo, mi estupidez, convertí sus sueños en pesadillas, pensé por ella, no le permití ser libre de sentir por mi cuanto quisiera, en cambio la limité a que se amara a sí misma, ¿Cómo puedo siquiera exigirle que me recuerde? Jamás podria, ella me necesitaba a mí, del mundo ya había tenido bastante.


TODO POR ELLA [Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora