Capítulo 2

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Capítulo 2

Despues de muchas aburridas clases camine por los pasillos abarrotados de estudiantes, jugué con la barra metálica que atravesaba mi lengua y la soné contra mis dientes. Tenía que ir a la biblioteca y era algo sumamente extraño, pero si quería atrapar al chico lo haría. Salí del edificio y camine por el campus hasta la biblioteca deteniéndome cada 10 pasos por algunas chicas, saliendo de ahí vería a la chica que me coqueteo en el estacionamiento la noche anterior, al parecer su compañera no estaría así que... ¿Por qué no aprovechar?

Subí de en dos los escalones de la biblioteca y abrí la enorme puerta de madera provocando que varios miraran en mi dirección. Era claro por sus miradas que tanto ellos como yo sabían que no encajaba ahí. Le sonreí a la joven chica de biblioteca y me acerque.

—Hola guapa, ¿en qué pasillo está el área de leyes?

La chica parpadeo un par de veces y la punta de sus orejas brilló en un tono rojo claramente avergonzada, sonreí de nuevo y la analice. Nada mal. Su mano se movió lentamente y apunto hacia el último pasillo.

—Gracias, guapa.

Le dedique un giño y me acerque hacia el ultimo pasillo. Estaba vacío así que me adentre y espere al chico pero despues de varios minutos decidí asomarme y ver las mesas esperando que alguien se acercara al verme. Me recargue contra la pared y observe el lugar. Unos cuantos estudiantes me observaron con un gesto y despues volvieron  a lo suyo. Necesitaba un cigarrillo. La enorme puerta se abrió de nuevo, observe a los alumnos que entraban pero no creía que ninguno de ellos fuera el chico que esperaba y mucho menos la diminuta chica con lentes y sudadera enorme. Sonreí y la seguí con la mirada, su culo parecía seguir siendo apetecible y deseaba verdaderamente que se quitara esa tonta sudadera. Finalmente eligió un escritorio y se sentó a trabajar. Esparció varios libros sobre la mesa y comenzó a escribir sin detenerse. La observe mientras trabajaba esperando que en cualquier momento girara a causa de mis obsesivas miradas. Por alguna razón quería molestarla. Tal vez eran los lentes, tal vez esa estúpida sudadera o tal vez su moño despeinado pero sin duda quería molestarla. Tosí exageradamente y todos en el lugar se giraron a observarme de mala manera, todos menos ella que continuaba escribiendo. ¿Enserio? Todos volvieron a lo suyo. Toser de nuevo me haría un completo idiota así que necesitaba ser ruidoso sutilmente si es que eso existía. Volví a golpear la barra de metal en mi lengua contra mis dientes en movimientos repetitivos, no era un ruido molesto pero llamaba la atención de algunos pero no del ratoncito. No, ella solo levanto la vista hacia la encargada de la biblioteca, sospeche que estaba pidiendo silenciosamente que me callaran. Me reí y continúe moviendo la barra de metal pero en ningún momento me observo. Tendría que acercarme. Di un paso hacia ella pero me detuve al escuchar a alguien chistar. Me gire hacia el pasillo, un chico rubio con piel bronceada estaba ahí haciendo señas. Le hice mala cara y me adentre al pasillo.

—James me dijo...

—Se lo que James te dijo. ¿Tienes el dinero?

—Por supuesto.

Le entregue la mercancía y la guardo en su portafolio, rayos en verdad había sido una muy buen venta y en verdad este chico parecía estar demasiado acomodado. Si podía manejarlo las cosas irían demasiado bien para mí. Se giró lentamente para alejarse.

— ¿James te dijo lo que te sucedera si abres la boca?

Se detuvo en seco pero no se giró de nuevo. —Sí, pero no tienes nada de qué preocuparte conmigo. Seré buen cliente.

—Eso espero.

Salí del pasillo a toda prisa dispuesto a salir de la jodida biblioteca. Un pequeño cuerpo se estrelló contra el mío pero era tan diminuta que casi no sentí el impacto, sonreí al reconocer ese moño despeinado. Atrape sus hombros como si intentara evitar su caída. Su rostro se elevó hasta que nuestros ojos se encontraron. Diablos, tenía unos enormes ojos como los de una muñeca, eran de un verde tan obscuro como el color de las botellas de vinos, no estaba seguro si el tamaño era natural o se debía a que esos lentes tenían un montón de graduación. Parpadeo demasiadas veces agitando sus pestañas que de no ser porque no llevaba maquillaje habría dicho que eran falsas, me reí al notar el montón de pecas cubrir el puente de su nariz y mejillas.

Listen to your Heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora