Capítulo 36: El recuerdo de quien soy

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En la tarde, tal y como le pidió Keiko, Nico salió a comprar los ingredientes para preparar la cena, llegó al supermercado cerca de la casa, mientras estaba en el área de verduras chocó ligeramente con un carrito de servicio que llevaba una chica.

—Lo siento, no me fije por donde iba—Se disculpó

—No te preocupes, perdóname también, estaba distraída— La chica hizo una reverencia al igual que Nico y se fue por otro lado, de lejos pudo ver cómo se le acercaba otra mujer muy amorosamente y llevaba agarrada de la mano a una niña, parecían una familia feliz. Nico suspiró maldiciéndose internamente por tener envidia de aquellas personas. Así debería haber seguido su vida, no como estaba en estos momentos.

De regreso y con tiempo de sobra, pasó cerca de un parque que le quedaba de camino a casa, recordó que esos lugares eran buenos para relajarse, vio una banca vacía frente a los columpios y se fue a sentar, sin embargo al no percatarse de su entorno olvido que era un buen horario para que algunas niñas, acompañadas por sus familiares, estuvieran jugando en ese parque, se dio cuenta de eso cuando vio pasar a unas pequeñas corriendo, dirigiéndose a los juegos,  parecía que todos esos eventos similares la perseguía eternamente.

Decidió que eso no era bueno para su memoria y corazón, se levanto del asiento con pesadez, realmente quería olvidar por un momento sus problemas, pero la vida se empeñaba en negárselo.

No dio ni 2 pasos cuando una de las pequeñas tropezó con su pie, y cayó boca bajo y deslizándose por la fina tierra del suelo, era una pequeña de cabello azul marino casi negro y parecía tener cerca de  5 años de edad, Nico hizo una mueca de dolor por los probables raspones que tendría la niña y rápidamente se acercó para tratar de ayudarla.

—Lo siento pequeña, fue mi culpa, ¿Estas bien? ¿Te hiciste daño?— Antes de que la levantara ella, la niña se paró y la vio con los ojos rojos bien abiertos, le sonrió traviesamente mostrando la falta de uno de sus dientes de leche.

—Estoy bien señora, gracias por preocuparse- ¡¿Señora?! ¿Cómo era posible que con la cara de inocencia de Nico, la pequeña le dijera señora?

— ¡Nina! ¿Cuántas veces te he dicho que te fijes por donde vas?Además esto pasó porque estabas corriendo sin control— Una mujer de cabello naranja que le llegaba hasta los hombros y ojos morados, se acerco preocupada por la pequeña —¿No te hiciste daño?

—No mamá, estoy bien ¿ves?- La niña presumió victoriosa de no tener dolores, algo que hubiera sido bastante bueno a no ser porque ambas adultas la escanearon de cabeza a pies y lograron distinguir un raspón bastante llamativo —Bueno, solo esa cosa que tengo en la rodilla jajaja — Se rió la pequeña sin tomarle importancia.

— ¡Kami-sama! Aguarden aquí, iré a comprar algo para curarla— Nico sin dejar hablar a la mujer dejo las bolsas de compras a un lado y salió disparada a una farmacia. 

La madre de la pequeña suspiró derrotada —Nina, me alegra que no llores pero hay que darle que curarte— Acarició la cabeza de la pequeña y ambas se quedaron esperando en la banca.

Nico regresó a los pocos minutos, sonrió al ver que la pequeña estaba con bastantes energías aún, se acercó y junto a la otra mujer, trataron la herida.

— Muchas gracias por la atención y disculpa a mi hija, ella a veces es un poco impulsiva, me llamo Mai, por cierto— La mujer se sentó junto a Nico en la banca mientras ambas veían como Nina se iba a jugar con una venda cubriendo la rodilla.

—Soy Nico y no se preocupe, ella es bastante feliz por lo que veo

—Gracias Nico, me alegro que sea vea así, fue un poco complicado al principio

La chica que más odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora