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Lo único que los grandes y ojos azules de Louis podían ver era verde, verde en lo que pisaba, en lo que estaba muchísimo más alto que el, en absolutamente todo. No le molestaba para nada la naturaleza, pues después de todo, los seres humanos tenemos que convivir con ella todo el tiempo por toda la vida. Su ceño se fruncía más con cada paso que daba, daba miradas fugaces a su mapa y la brújula en su mano, tratando de recuperar su compleja ruta.
-¿Estamos perdidos?.
Por un momento Louis se había olvidado del pequeño escuadrón a su cargo, cinco hombres con diferentes rasgos y cultura siguiendo sus pasos, cubriendo su espalda. El definitivamente no estaba acostumbrado a esto, no era reconfortante recordar que tenía a estos hombres a su cargo, el ahora era el capitán.
-Algo así.
La ronca voz de Louis hizo un leve eco en aquel enorme lugar, teñido de matices cálidos, dando paso obvio al anochecer. Los pasos de Louis se detuvieron, haciendo que todos imitaran sus acciones.
-Todos escúchenme.
Demandó, captando la atención de todos.
-Caminaremos en la noche, no se donde demonios estamos, estoy siendo sincero con ustedes, pero necesito que todos estén con sus cinco sentidos encendidos. Dudo mucho que haya contrarios por esta zona, por lo que el comandante me dijo, este bosque es aterradoramente grande, nosotros somos la tropa encargada de abrir paso a las otras, es importante que todos y cada uno de ustedes esté vivos para eso, caminen de tras de mi, ¿Entendido?.
Los sujetos tenían nervios, tal vez estaban un poco asustados por su extravío en este gran bosque, pero no era mentira que todos y cada uno de ellos confiaban con los ojos cerrados en su capitán. Todos asintieron y reanudaron la caminata, con pasos firmes y ojos en alerta, sus manos permanecías tensas sobre sus armas, listos para entrar en acción en cualquier señal de peligro.
En el silencio de la noche y el cantar de los grillos, el alarmante sonido del radio que Louis portaba los asustó a todos.
-Capitan Tomlinson.
Un molesto ruido interrumpió con la señal.
-Recibiendo.
Louis frunció el ceño.
-Abortar misión, repito, abortar misión.
Todos jadearon sorprendidos, rodeando el tenso cuerpo de Louis.
-¿Que está pasando?.
Louis esperaba ansioso la respuesta, los sonidos chillones que la radio hacía eran horribles.
-Una de las tropas perdió el territorio que teníamos, es un código rojo para todos ustedes, establezcan una base segura, esperen nuevas instrucciones, cambio.
Louis volteó a ver a todos, quienes tenían una cara de confusión impregnada en el rostro.
-Estamos perdidos.
Louis pegó la bocina de aquel viejo radio a sus labios.
-Copeado, deme su ubicación para poder enviar refuerzos.
-Estamos en...
-¿Capitán Tomlinson?, ¿Me copia?.
Los ruidos de la radio se hicieron aún más insoportables.
-¿¡Comandante!?.
Louis gritó con desesperación.
-Cap... capi-pi...
-¡Hola!, ¿Hola?.
Louis gritaba mientras los hombres lo veían con el ceño fruncido, entonces la señal se cortó por completo, dejando un sonido blanco aterrador en el aire.
-Mierda, mierda, ¡Mierda!.
El castaño gritó con frustración.
-Capitan Tomlinson...
Louis se sentía ansioso, no tanto por el, si no por su tropa. El no se preocuparía por estar perdido en medio de un bosque gigante, sin comida o refugio, probablemente rodeado de animales salvajes y plantas venenosas, pero están ellos y él es responsable de tenerlos a salvo.
-Sigamos.
Susurro Louis, apretando con fuerza el radio en sus manos.
-Pero el comandante dijo...
Louis guardó el radio en su mochila, respirando profundamente el frío aire de la noche.
-Me importa una mierda lo que dijo, no llegaremos al destino, pero tampoco nos quedaremos aquí a ser comida de osos o lo que sea que viva en este lugar.
Louis apuntó con su dedo índice a cada uno de los hombres delante de él.
-Todos estarán a salvo, solo sigan mis órdenes y no cuestionen mis desiciones.
Los tipos voltearon a verse confundidos, pero sin protestar a las palabras de Louis, quien los miró por última vez antes de darse la vuelta y seguir caminando entre los arbustos y rocas de aquel oscuro bosque.

Habían perdido la cuenta de cuánto tiempo habían caminado, sus pasos eran desganados y sus respiraciones estaban totalmente agotadas, los fornidos cuerpos de aquella tropa seguían a la cabeza líder, quien se distinguían entre la poca claridad del alba.
-Señor...
Uno de los soldados más jóvenes habló, con la respiración entre cortada y las manos sobre sus rodillas, tratando de recuperar el aliento.
-Podemos... Oh joder... ¿Podemos parar un momento?.
Louis negó sin voltearlo a ver.
-Descansaremos en la mañana, es peligroso bajar la guardia cuando es noche, no sabes que podrá pasar en la oscuridad.
El joven soldado asintió sin reprochar, corriendo un poco para alcanzar los cuerpos de sus compañeros.
Los segundos pasaban y minutos formaban, los minutos corrían y las horas aparecían, habían pedido la cuenta del tiempo, todos estaban agotados. La luz de la mañana ya estaba sobre ellos, tal vez las 7 u 8 de la mañana, nadie lo sabía con exactitud, pero no podían negar que una pequeña felicidad los atrapaba al pensar que ya casi era hora de descansar.
-¿Que mierda...?
La voz áspera de Louis hizo que todos voltearan alarmados hacia el frente, combinado con desconfianza hasta donde estaba prado Louis.
Los azules ojos del castaño recorrían el terreno, el cual era plano, no tenia árboles, solo era un jardín o eso parecía, parecía un pequeño espacio jardinería, tal como en un típico jardín en una casa de Estados Unidos.
Todos veían asombrados la escena, pues pareciera que alguien en verdad le daba mantenimiento a esa zona.
-Quédense aquí.
Louis volteó a ver a los chicos, los cuales voltearon a verse entre sí.
-Pero capita...
Louis negó.
-Ni una palabra, es una orden.
El castaño les dio una última mirada, posando sus manos en los mangos de sus armas, dos pequeñas armas de fuego bastante compactas.
Caminó con sigilo entre las plantas que yacían en aquel raro lugar, viendo a todos lados, poniendo a atención a todo movimiento que surgía a su alrededor.
Las suelas de sus botas aplastaban las hojas secas de los árboles, creando crujientes sonidos que le ponían los pelos de punta.
-Esto es una puta mierda...
Susurro para el mismo, sostenido una arma entre sus dos manos. Se abrió paso entre algunos verdes y frondosos arbustos, quedando totalmente aturdido con lo que estaba frente a él.
Una pequeña casa, casi consumida por el bosque, se mezclaba con los ásperos troncos a su alrededor, era algo así como una cabaña.
-No, oye no.
Louis sintió su piel erizarse al escuchar aquella desconocida voz, apretó más sus manos al rededor del mango de la arma, apretando lo dientes y caminando con sigilo hacia donde se había escuchado aquella voz, que al parecer venía de un costado de la casa.
-No arcoíris, regrésale su porción a grillo, por favor.
Louis medio bajo el arma, quedándose totalmente quieto, observado con asombro a aquel delgado chico sentado en el suelo.
-Tu ya comiste la tuya, es injusto que robes la de el.
Louis frunció el ceño, apuntado nuevamente con firmeza el arma.
-¿Quien eres?.
Louis habló con firmeza, viendo como los verdes ojos del chico de abrían de sobre manera al encontrar los suyos.
-Yo... yo...
El joven chico se levantó de inmediato, retrocediendo un poco hasta chocar con una de las paredes de la casa.
-Contesta la pregunta.
El chico trago saliva, sus ojos se estaban llenando de lágrimas.
-Soy Harry.
El castaño barrió con la mirada al joven chico.
-¿Para quien trabajas?.
Louis movió el arma, asiendo que los ojos verdes el chico se cerraran con fuerza.
-Con nadie, nadie, yo... no trabajo para nadie.
Louis no creía sus nerviosas palabras.
-¿Puedes...puedes bajar el arma?, me dan miedo... yo... solo no me gustan, ¿Podrías... por favor?.
Louis abrió la boca y dejó salir un quejido, el chico no le tenía miedo a él, le tenía miedo a pistola.
-No puedo creerte.
Harry hipó un poco.
-Solo deja que ellos se vayan por favor, no los lastimes, tienen bebés.
El rizado miraba con nervios a los dos grandes lobos o perros, Louis no sabía que eran exactamente.
Entonces bajo el arma, bajo la atenta mirada verde del desconocido delante de él.
-¿Cual es tu nombre?.
El chico le pregunto, haciendo que Louis frunciera el ceño.
-Louis.
-Oh...¿Eres británico?.
¿Pero que mierda?, pensó Louis, que chico que acaba de ser apuntado por una arma de fuego pregunta al que iba a ser su asesino de donde es.
-No en realidad... soy americano.
-Oh... ya veo...
Harry jugaba con sus dedos, con la mirada baja y sin decir una palabra más.
-¿Que estás haciendo aquí?, ¿Tu tropa está adentro?, ¿Esto es algo así como una base?.
El rizado negó lentamente.
-Yo vivo aquí... no hay ninguna tropa adentro y no, o bueno, es mi base, mi hogar.
Louis frunció aún más el ceño.
-¿Porque demonios vives aquí?.
Harry río un poco.
-Bueno, papá pensó que esta era la mejor forma de protegerme.
Oh vaya, un niño rico tratando de ser salvado por su padre.
-¿De que parte estás?.
El rizado se encogió en su lugar.
-No lo se... no me gusta que esto esté pasando, no me gusta que las avionetas pasen violentamente por aquí o que destruyan cosas o maten a personas.
Louis estaba realmente confundido.
-¿Hace cuanto estás aquí?.
-Hace diez años.
Louis abrió la boca, dejando salir un jadeó de sorpresa.
-¿Cuantos años tienes?.
-Veinte.
Y el no podía creer eso, el chico se veía de 14 años.
-Mierda... ¿En verdad vives solo desde los diez?.
El rizado asintió apenado y Louis hizo cuentas, él lleva aquí desde que todo comenzó, desde que Louis apenas era un pequeño niño.
-¿Tu cuantos años tienes?.
El rizado ya se estaba sentando otra vez en el piso.
-Dieciocho.
Harry abrió la boca sorprendió, el fornido cuerpo delante de él no aparentaba tener 18 años, Dios.
-¡¡Capitán!!.
Louis se alarmó, recordando que tenía cinco chicos esperando atrás.
-¡oh mierda!.
Un tipo gritó, apuntado con su arma a Harry, el rizado cubrió su cabeza con sus rodillas, abrazando sus propias piernas, sintiéndose cohibido por las armas apuntado directamente a él, Louis se dio cuenta.
-A bajo.
-Pero...
-Bajen las armas.
Todos obedecieron.
La tímida mirada de Harry se alzó hacia Louis, relajando sus músculos otra vez.
-Gracias...
Susurro viendo hacia otro lado.
-¿Quien es este sujeto, capitán?.
Louis volteó a ver sus compañeros.
-El es Harry.
El rizando saludo tímidamente a los cincos fornidos hombres delante de él.
-¿Ya lo conocías?.
Louis negó.
-No, nos conocimos hace algunos minutos.
-Entonces no es seguro.
Patrick, un viejo soldado de piel morena apuntó sin piedad al cuerpo delgado del chico sentado en el suelo, Louis se movió rápido, quedando delante del cuerpo de Harry, cubriéndolo por completo.
-Baja el arma, el es inofensivo.
-¡Tu no lo sabes Louis!.
El castaño volteó a ver los asustados ojos del rizado, dándose cuenta de que su blanco cuerpo estaba temblando levemente.
-Pongo las manos en el fuego por el.
Todos jadearon en sorpresa y los verdes ojos de Harry se abrieron de par en par.
-Baja la maldita arma, Patrick.
El moreno apretó los dientes, desafiando por primera vez los fríos ojos de su capitán.
-Es una orden.
Louis confirmó todo lo que anteriormente había dicho. Patrick bajo el arma, bufando violentamente.
-¿Vas a dejar de temblar ahora?.
El rizado sintió sus mejillas arder, desviando la mirada de los azules ojos del castaño.
-Vamos, levántate, te presentaré a los chicos.
Harry volteó a ver el rostro de Louis con sorpresa, formando una sonrisa en sus labios cuando vio la mano de Louis ofreciéndose a levantarlo del piso, la aceptó gustoso.
-Correcto, Yo soy el capitán Tomlinson, Louis.
Harry asintió.
-El es Tyler.
Louis apuntó al chico más joven de la tropa.
-El es Jesse.
La mano del castaño se apuntó hacia en hombre corpulento con una barba que le daba miedo al rizado.
-El es Logan.
Un sonriente chico le saludo con simpatía, haciendo que el rizado se ruborizara un poco.
-El es Calvin.
El hombre hizo un saludo militar, haciendo que Harry soltara una risita.
-Y por último, él es Patrick.
El último hombre lo miraba con desprecio, Harry se sintió cohibido a su lado.
-Hola... ¿Van a quedarse a comer?.
Susurro el rizado, Louis solo sintió un poco de empatía por aquel inocente chico.
-¡Si!, estoy hambriento, no quiero pensar más en que estaremos sin refugio por mucho tiempo.
Tyler habló, levantando sus brazos al aire, como si estuviera rezando.
-Oh... pueden... pueden quedarse aquí.
Louis frunció el ceño, el chico era demasiado confiado, estaba dejando que completos extraños entraran a su casa como si nada, tal vez su inocencia conmovía un poco a Louis.
-Eres como un milagro caído del cielo.
Logan río un poco, acomodando su mochila sobre su hombro.
-Bienvenidos.
Harry sonrió tímidamente, apuntado hacia la puerta de su pequeña casa.

L o s t   M a n | L S |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora