Luz y oscuridad [All Might x Eraserhead]

Te seguiré esperando.

Cinco años pasaron...

Hace tres que no sé nada de All Might, pasó un año después de terminar y él simplemente se va del país...

—Escuche que All Might se fue a América -escuchaba la voz de un niño que no conozco en mi cabeza. —que desperecido...

No, ¿por qué desperdicio? si él quiere irse que se vaya, seguramente estará mejor allá, y mientras más lejos estemos el uno del otro mejor, creo que eso fue lo que me dijo.

—Shouta, tráeme una cerveza —escuche desde el sillón a Hizashi.

Destape dos cervezas en la cocina y tome la mitad de una en cuanto la abrí, después me dirigí al sillón donde se encontraba mi mejor amigo, me senté a su lado mientras veíamos el noticiero de la mañana, porque no tenías que hacer nada mejor que ver el noticiero de primera hora un viernes.

—¿Por qué estas aquí? —pregunte, por tercera vez.

—Porque me amas —respondió lo mismo, por tercera vez.

—Yo no te amo, ¿no deberías ir a trabajar?

—No a las cinco de la mañana, las clases empiezan a las siete.

Hizashi había empezado a ser maestro en Yuuei, también me habían ofrecido un puesto, pero decline y ahora trabajo en una organización de héroes, él tenia una peculiaridad que le ayudaba con ese trabajo, a veces lo iba a visitar y me parecía que era bueno, al menos con sus alumnos.

—No puedo creer que hayas hecho una carrera en docencia —le dije, antes de dar otro sorbo a mi cerveza.

—No puedo creer que tu no la hayas hecho y aun así te ofrecieran un puesto como profesor —me dijo sorprendido.

Bufe, yo no sería buen profesor de todos modos, ni siquiera me molesto en contarme la barba, creo que no me molestaría en entrenar a alguien.

Pasamos la hora viendo el noticiero, nada inusual, los villanos eran derrotados por héroes, algunos que conocía, pero habían cierto ataque a personas recientemente cerca de mi locación, presentaban heridas en la piel, como si su piel se volviera de papel y se desprendiera de su cuerpo, tenía que averiguar quien lo provocaba.

—Préstame tu ducha —dijo Hizashi, levantándose y dejando su botella en la mesa de centro.

—Aunque no te la preste harás lo que quieras —dije, abrazando un cojín.

Rió y empezó a caminar hacia el baño, se detuvo casi llegando al pasillo, mientras yo seguía viendo la televisión, por un momento pensé que la cerveza le había afectado.

—Shouta, ¿recuerdas cuando fuimos a despedir a Yagi? —me pregunto.

—Si.

—El avión ya había despegado... y tu lloraste en el coche.

—¿Por qué recuerdas todo eso ahora? —pregunte frustrado.

—Porque desde ese momento me prometí a mi mismo que no te dejaría solo, por eso estoy aquí, y sé que no lo has superado, pero si lo haces quiero estar a tu lado y seguir siendo tu mejor amigo hasta entonces.

Lo miré, se fue y a los pocos minutos escuche el agua caer en la ducha, pero no dejaba de ver el pasillo.

Ese día estaba nervioso, íbamos en un taxi y Hizashi estaba gritándole al conductor que acelerara, pero nada sirvió, cuando llegamos él ya se había ido y me sentí triste porque no lo vi, porque no me aviso que se iba y porque no sé si regresara.

Pero ya estoy bien, ya han pasado cuatro años y ahora trabajo nocturnamente siguiendo una pista importante, sirviendo como héroes profesional como había querido siempre y así seguiría.

Fui a recostarme a mi cama, tenia planeado dormir hasta medio día, lo necesitaba si quería seguirle la pista a el atacante.

Desperté con mi alarma, la apague y tome una taza de café antes de presentarme a mi trabajo. Hacia vigilancia nocturna, me convertí en uno de los mas eficiente pero menos conocido de los héroes y así estaba bien.

—Aisawa... Deberías tomarte un descanso, algunos chicos y yo iremos a tomar algo, ¿no quieres venir?

—No suelo tomar con mis jefes, pero gracias —dije antes de salir a hacer mi deber.

Así habían pasado algunos días, sin pista alguna de el sujeto que buscaba, y así seguía pasando el tiempo, y yo seguía sin encontrarlo, mientras mis ojos iban sintiéndose cada vez peor.

Decidí tomar un descanso de la organización, pero de algo tenía que vivir.

—Si trabajas aquí seras como un héroe, ayudando a los futuros héroes a ir por el camino correcto —dijo, el director de la escuela.

—No tiene que sermonearme, Hizashi ya me ha convencido.

—Bien, entonces esperó contar contigo para eso, estoy seguro que es algo que te agradara.

Casi de inmediato me habían hecho tutor de un grupo, del cual reprobé casi a la mitad, los niños de ahora no se veían motivados, ellos realmente no querían ser héroes.

Jamás me causó tanto problema reprobar a los mocosos, pero había algunos con los que me encariñaba, y algunos que reconocía.

—Un héroe conocido como All Might acaba de salvar a más de veinte personas en un incendio —la tele sonaba, llamando mi atención.

—Ya todo esta bien, ¿saben por qué? —pregunto el gigantón con una sonrisa —porque yo estoy aquí.

Íbamos de camino a casa cuando una pantalla gigante en medio de la calle comenzó a dar la noticia.

Él había regresado y hizo su debut como héroe perfectamente, no me sorprendería que en algunos meses se convirtiera en el mejor.

—Shouta ¿estas bien? —pregunto Hizashi, tomándome del hombro.

—Si, claro que estoy bien, ha pasado algo de tiempo, como ya te lo había dicho, solo que ahora quiero ir a un lugar.

—Te acompaño —dijo, de inmediato.

En estos momentos realmente me molestaba que Hizashi me acompañara, pero no le negué que lo hiciera.

Fui a la playa donde solíamos entrenar antes de que eso ocurriera, apenas si se podía ver el mar a lo lejos, ahora la arena estaba cubierta por basura.

—Supongo que las cosas cambian, así es como tiene que ser —dije, dejando que el viento me despeinara mas de lo que ya estaba.

—Shouta ¿realmente estas bien?

—Si, vamos a casa —le respondí girando mi cuerpo y comenzando a caminar.

Aunque él haya vuelto, no significa que cambie algo en mi rutina, o que lo voy a ir a buscar como antes.

Mi trabajo no era tan malo como pensaba y según Hizashi podía mantenerme vigilado por mas tiempo. Aunque seguía trabajando en la organización de héroes por las noches, pero con menos concurrencia.

Aunque algunas veces, cuando llegaba a casa después de mi trabajo, antes de dormir, me preguntaba si era verdad lo que le dije aquel día, y si de verdad seguiría sintiendo o que siento por el toda mi vida, y si de verdad o lamentaba.