Epílogo

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Estoy allí agazapado, observando en silencio desde un rincón de aquella habitación de paredes grises, casi inactivo, en un estado de completa inconsciencia, en una tranquilidad plena y paz absoluta inducida por fármacos con la única intención de mantenerme cautivo, engañado, atrapado en su vil juego de mentiras, mientras que ellos a través de sus cámaras se regocijan y ríen a carcajadas con sus grotescos cachetes y frívolos ojos, somos ratones en su retorcido laberinto, procuran acabar con la poca cordura que nos queda, planean robar nuestra libertad, hasta el punto en que solo seamos unos autómatas sin ningún dominio de nuestras acciones, siendo controlados por una cruel sociedad.

En ocasiones suelo mantener conversaciones con seres que supuestamente no existen, seres irreales e imaginarios que solo yo puedo ver y escuchar, los hombres de blanco suelen decir que a causa de esas charlas efímeras estoy recluido en este centro de rehabilitación, sin contacto alguno con la sociedad, sin poder ver las hermosas estrellas o respirar el aire fresco de la noche. Ya deberían estar por llegar, ellos siempre llegan a la misma hora, con sus batas blancas y pastillas monocromáticas.

Cuando ellos abandonan mi habitación, la jaula donde aprisionan mis pensamientos e ideales tratando de apaciguarlos con sus pastillas monocromáticas, justo después que han apagado todas las luces comienzo a caminar por aquella habitación de paredes blancas, mientras me repito mentalmente, "anda, sigue caminando, sigue caminando hasta que tus piernas no puedan dar un paso más, en algún momento ellos dejaran de seguirte, se cansaran de engañarte y entonces esa gran puerta se abrirá y serás libre, realmente serás libre"

Entonces podre salir y ver las estrellas, ver aquellas luces que parpadean incesantemente dentro de esa inmensa bóveda celeste, alzar mis manos y tomar una, no quiero más paredes blancas, no quiero más pastillas monocromáticas ni mucho menos más engaños por los hombres de blanco y sus batas relucientes, se que algún día saldré y tomare las estrellas con mis propias manos...

CLAUSTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora