Recuerdos

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Recuerdo claramente cuando llegue por primera vez, fui traído en contra de mi voluntad, me engañaron como a un inocente niño al que se le promete ir por un helado y al bajar del automóvil se encontraba de pie ante el consultorio odontológico, no sabia con exactitud los horrores que yacían adentro de sus instalaciones, algo me olía extraño, casi putrefacto detrás de aquellas sonrisas falsas y batas relucientes...

Era uno de esos días grises, donde los nubarrones cubrían por completo el resplandor del sol, en los cuales solo provocaba quedarse agazapado en cama tomando una gran taza de chocolate caliente, o jugando como cualquier niño normal, pero que es normal para esta sociedad, si cuando algo es diferente a sus selecto círculos de interés solo lo excluyen, lo señalan con el dedo, lo tachan de diferente y peligroso, crean una falsa imagen para que nadie se le acerque, casi como una enfermedad, algo que se contagia con tan solo cruzar unas cuantas palabras.

En ese entonces yo era apartado, exonerado, desterrado, señalado y evitado de los selectos círculos sociales, solo por el simple hecho de que podía pensar libremente, dar mi punto de vista sin temor, por ir en contra de los ideales de alguien más, por tener mis propias creencias, y por el peor crimen que pudiera haber dentro de su sistema corrupto y retorcido, por ser capaz de usar lo más preciado de cualquier ser humano. Por usar mi imaginación...

Yo no era un autómata como ellos, yo no iba por la vida vistiendo sonrisas falsas y tonalidades grises, yo era diferente mi sonrisa era pura, mis colores eran radiantes, yo desentonaba con aquel frívolo y deprimente paisaje, aquellos que se atrevían a compartir minutos de su presencia en una corta charla con mi persona cambiaban su manera de pensar, por unos pocos segundos eran realmente libres de las cadenas impuestas por el señor Sociedad.

Pero eso estaba mal, eso era un crimen, eso era pecado, eso se consideraba traición, aquellos que no seguían los lineamientos, esos absurdos lineamientos éticos, políticos, ideológicos, se convertían en portadores de la peste, eran apartados y perseguidos.

No soportaba el aislamiento, nadie debería estar en aislamiento, el ser humano necesita con quien conversar en ocasiones, necesita de otros seres humanos para convivir en armonía, pero en ese entonces eran muy pocos los que se atrevían a dirigirme la palabra, si eran de mi misma edad eran reprimidos de manera severa por sus padres, si eran mayores los perros de la ley se aseguraban de darles una lección que no olvidarían y si eran muy ancianos sus hijos de manera muy disimulada los apartaban de mi, hasta mis familiares optaron por no hablar conmigo por temor a las reprimendas.

Porque debían seguir en aquella falsa, con ese absurdo pensamiento implementando de como deberían ser y no de como realmente son, ellos mantenían la idea de una utopía, yo solo imaginaba todas las noches que era un sueño, pero al despertar cada día me daba de cuenta que seguía en el mismo mundo y todos a mi alrededor seguían siendo los mismo autómatas controlados por la sociedad. 

Entonces como muchas veces hacia uso libremente de mi imaginación, entrar en aquel rincón puro e inalcanzable de las sucias garras del señor sociedad, aquel lugar era libre, era perfecto, era irregular, aquel lugar no era gris y mucho menos monótono. Solía ir muy seguido, allí era libre de ser quien quisiera ser, allí no existían reglas absurdas, no existían exclusiones, allí todos eran libres de ser quien realmente querían ser.

En aquel espacio podía mantener conversaciones con seres que no sentían temor de expresar sus ideales, que no sentían temor de conversar conmigo, pero no cambiaba el hecho de que no fueran reales, de que seguía siendo excluido, pero si eso podía mantenerme cuerdo, lucido y apartado de la idea de convertirme en un autómata como los demás, entonces apreciaba mis innumerables momentos de completa soledad y aislamiento social.

Grandes personalidades históricas eran las que solían frecuentar mis foros de divagaciones, entre ellas destacaban: Sócrates, Platón, Aristóteles, Euclides, Enmanuel Kant, Freud, Julio Cesar, Napoleón, Ramsés, Stephen Hopkins, Nicolás Tesla, Nelson Mandela, Juan Pablo II, Pio III, Dalai lama, Monjes Tibetano, Tolkings, El Gabo Marques, Neruda, Víctor Hugo, Isabel Allende, Zun Tsu  y muchas mentes brillantes de la ciencia, astrología, religión, filosofía, psicología, literatura, artes de las guerras, dictadores, empresarios, gobernantes, emperadores, de todos aquellos de los que hubiera leído antes y quisiera profundizar sobre su manera de ver la vida y más interesante aun, la forma de la sociedad que existía en aquel entonces...

Pero un día todo eso cambio, me acuerdo que tenía cerca de veinte  años cuando entre por primera vez por las grandes puertas del centro de reclusión y reformación mental de MACAIRA, yo era inocente como quien peca por omisión de mis efímeras y muy selectivas charlas ilusorias para no ser un esclavo más del señor sociedad, pero aceptaba toda la culpa de despertar las mentes cautivas de una sociedad encadenada.

Ya me había convertido en un problema para mi adinerada familia y hasta ellos me expulsaron de su circulo social, condenado a las calles con tan solo quince años de edad me tuve que forjar una vida, tenia que buscar la manera de sobrevivir en una sociedad donde todos eran mis enemigos.

No paso mucho tiempo en que me forjara una reputación por las calles que frecuentaba, aprendí a moverme, esconderme, pasar desapercibido entre las multitudes y sobre todo comencé una estoica campaña para liberar las mentes incautas que aun podían ser salvadas, con el tiempo recibí el seudónimo del apóstol, debido a mi tarea de repartir palabra de conocimiento que impulsaba a la liberación de ideales y al rompimiento de las cadenas que encerraban el alma de las personas. 

En poco tiempo había convencido a otros idealistas del pensamiento libre a unirse a mi estoica lucha, formamos una pequeña agrupación que fue creciendo de manera avasallante en los últimos años, recurríamos a viejas catedrales en ruinas y clausuradas como centro de reunión, desde allí planeábamos nuestros futuros movimientos en contra del señor sociedad...

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