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𝟏𝟏

Capítulo 11
El trato.
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-¿Y como lograron entrar?- pregunto con recelo Mao acariciando al cabello de Soobin, quien se encontraba en su regazo, ¿quien lo diría? Se veían muy lindos juntos y el chico parecía bastante preocupado por ella.

-Jeje, es una historia bastante larga- dijo viéndola con el rabillo del ojo.

-Tenemos toda la tarde- le respondió con picardía.

-Emm... Beomgyu, ayúdame- rogó al castaño que estaba sentado en el piso frente a mi, mientras yo jugaba con su cabello.

Se río un poco entre dientes- Soobin tuvo un altercado con una de las enfermeras al no dejarlo entrar- cuando Beomgyu empezó a hablar, mi amiga abrió los ojos como platos con ganas de matar a su, actual, novio- Luego vimos que podíamos llegar aquí desde una extensión de pasillos- termino de decir.

-Wow, todos unos rompes reglas- comente entre risas.

-Bueno, pero así te gusto- dijo el castaño volteando a verme.

Pare de reír para convertirme en un tomate humano, otra vez, y así desviar mi vista de él para disimular una pequeña sonrisa que se formaba en mi cara.

-¡Aww! ¿Verdad que se ven bien lindos?- chilló Mao con un pucherito.

-Puedo decir exactamente lo mismo de ustedes dos- le digo sabiendo que su contestación será graciosa.

Al asimilar mi comentario fue mi amiga la que se puso como tomate y Soobin se sentó al lado de Mao en la camilla, un tanto incómodo.

-Si definitivamente se ven lindos- afirmó Beomgyu tomando mi mano.

Me quedé mirando el agarre de nuestras manos, mientras que los otros tres iniciaban una nueva conversación, no sabía lo que teníamos Beomgyu y yo, pero fuese lo que fuera, me gustaba me provocaba una calidez y una seguridad inexplicable, sin mencionar la sensación de felicidad constante. Los ojos chocolate del castaño se cruzaron con mi mirada y eso me hizo sentir con seguridad de que él sentía exactamente lo mismo.

-Me gustas SookJa- sus palabras me dejaron heladas por unos interminables, pero también me dieron valor para hacer lo que fuese.

-Y tu me gustas a mi Beomgyu- le respondí dibujando una sencilla sonrisa que demostraba todo el aprecio que sentía por ese tierno y perfecto chico que conocí en la biblioteca.

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Pare, no podía más y pare.

Llevaba acerca de cinco horas caminando por todo el centro comercial, persiguiendo a Huening por todos lados. Bueno, al menos no era la única, Taehyun también nos había acompañado y estaba cansado, no tanto como yo, pero igual estaba cansado.

-Ya no lo soporto- hablo el mayor de los dos chicos a mi lado colocándose en una postura perfecta- Kai Kamal Huening, si te atreves a correr un solo centímetro más te aseguro que no llegarás vivo al apartamento- vocaliso Tae lo suficientemente alto para que el menor lo escuchara sin que las demás personas lo tomaran por loco. Ese chico si que tenía un porte de príncipe ¡wow!

Kai detuvo su andar y le expresó una sonrisa avergonzada a su Hyung, luego regresó a nuestro lado y se excusó.

-Recuerdame nunca hacerte enojar- le dije antes de que el más pequeño estuviera con nosotros.

-No podemos perder tiempo chicos, apresuren el paso- nos dijo antes de tratar de volver a correr, cosa que no sucedió porque lo sujete del brazo.