El plan de Butch

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Mi madre siguió a la ambulancia hasta el hospital local. 

Ella no dejaba de lanzarme pregunta tras pregunta sobre cómo fue que Jerry había terminado en al pie de las escaleras con la cabeza abierta y sin conciencia, y yo no pude hacer más que responder con frases cortas, repitiendo una y otra vez que no sabía nada. 

Le conté que había estado en mi habitación y que el ruido me había despertado. Me sentía enfermo. Era la primera vez en mucho tiempo que le mentía. Quizás por eso mismo, a pesar que era obvio que me estaba carcomiendo la culpa y que estaba más tenso que un perro chihuahua en un concierto de death metal, ella me creyó.

Mi madre aun estaba junto a la camilla de Jerry hablando con el doctor. Me torturaba no saber nada, pero sabía que mi presencia era poco más que innecesaria, así que traté de distraerme mirando al cuadro que tenía frente a mi... creo que representaba a la muerte, o al menos eso es lo que creo. La maldita pintura era abstracta. No era tranquilizante para nada.

-Tomas, ¿puedes venir por favor?- Preguntó mi madre desde el interior del cuarto.

Yo asentí, y lentamente me dirigí con paso tembloroso hacia ella. Cuando me detuve a su lado, estaba lo suficientemente cerca como para ver al odioso muchacho castaño postrado en una camilla de hospital, lleno de vendajes y con una especie de tubo saliendo de su garganta. También tenía una collarín, pero lo que más me incomodaba era ese tubo, ¿para qué mierda necesitaba un tubo? ¿tenía heridas internas? ....

-¿Hijo?-

-¡Ah! si, ¿Qué? -

-El doctor quiere hablar contigo mi amor.

El doctor puso una mano en el hombro de mi madre y se dirigió a mi con expresión seria.

-Necesitamos saber los detalles de cómo fue la caída para poder realizar un diagnóstico acertado, y nos ayudaría mucho si nos describieras con detalle cómo ocurrió.-Dijo, haciendo una pausa para acomodarse las gafas.  -Por las heridas, imagino que cayó de las escaleras o por un acantilado.

-Escaleras.- Respondí, sin hacer pausas.

-Creí que habías dicho que estabas dormido.- Contestó mi madre ladeando la cabeza, como si me hubiera entendido mal.

"Mierda"

Crucé los brazos. No deseaba seguir mintiendo, pero era importante que el doctor supiera al menos eso.

-El ruido me despertó. Sonaba como alguien cayendo por las escaleras.. ya sabe, como un tap, tap, tap.- Le respondí tratando de imitar el movimiento con mi mano derecha.

El especialista pareció quedar satisfecho con mi respuesta, pero no mi madre, quien volteó a verme con las manos en las caderas y con esa cara que no le veía desde que por accidente incendié la jardinera de la vecina.

-Cariño, ¿Está todo bien? ¿No hay nada aquel hayas olvidado decirme?-

No pude mirarla a los ojos. Mi cabeza apuntó al piso y mis manos fueron directo a mis bolsillos. Hasta un niño de guardería haría un mejor trabajando mintiendo.

-No. No lo creo...

Ella colocó una mano en mi cabeza, acariciándome con tal ternura que tuve que morderme el labio para no llorar.

-Me quedaré aquí con Jerry hasta que despierte. ¿Puedes volver sólo a casa?

-Prefiero quedarme contigo.-

El diario de TomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora