Parte 2 Capítulo 1

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Ya es lunes, otra vez, apenas ayer Zayra y yo cumplimos dos meses de novios, pasé todo el día junto a ella, nos vimos a las 12:30 P.M. Pasé a su casa a recogerla, a decir verdad, las cosas van muy bien, sus padres me conocen y mi madre igual, no hay obstáculos entre nosotros, de repente dos que tres peleas, pero hasta ahí. Prosiguiendo; la llevé al lugar donde me contó lo más profundo de sí, nos sentamos en la misma mesa, en los mismos lugares; platicamos, bromeábamos y de vez en cuando un beso callaba al otro, era perfecto. Salimos a las dos de la tarde aproximadamente, luego la lleve a un parque donde seguimos pasándola bien. Ya a ese punto de las seis tomamos el metrobus para ir a ver una película de terror al cine. La llevé a ver ese género porque esperaba que me abrazase y se cubriera en mí, bueno ese tipo de cosas, pero el tiro me salió por la culata, comenzó a pellizcarme, rasguñarme, morderme y todo eso. Fue una hermosa tortura la que pasé.

-Denner, levántate.

-Aguanta jefa. –Me giré y tapé de pies a cabeza

-Vas a llegar tarde a la escuela.

Me senté en la orilla de la cama y me quedé viendo al suelo como estúpido. Estuve así unos cinco o seis minutos, me puse el uniforme con toda la lentitud del mundo. No quería ir pues estaba cansadísimo, solo que había un, pero. Hoy entregaban calificaciones del tercer bimestre, y para bien o mal debía de ir.

-Hijo, te avisaré de una vez, mañana iré a Los Cabos en Baja California, ya son los últimos días en que las ballenas están y tendré que ir, no sé cuánto tiempo, y pues ya sabes la dinámica. Te quedas a cargo, les mando dinero. Tú y Mireya cocinan juntos, para prevenirse de accidentes, y esto será algo nuevo, pero si llegase a pasar que no regreso antes del inicio de vacaciones, vete a la central del norte. Pides los boletos un día antes de las vacaciones para que no agarren tráfico, pero avísale a tus maestros y a los de tu hermana que no irán el día viernes, y cualquier cosa márcame para que yo les avise que se irán por razones personales.

- ¿Cómo llego a la central del norte?

-Te vas en metrobus hasta la estación Lindavista-Vallejo, de ahí tomarás un micro, pasarás un metro, ese es el de Instituto del petróleo, de ahí hasta el siguiente bajarás. No se te ocurra pasar los torniquetes, avanzas todo el pasillo hasta salir del otro lado y bum llegaste. Para regresar tomas el micro frente a la central y te dejará en la estación del metrobus Instituto del Petróleo y de ahí ya sabes cómo regresar.

Y de nuevo me toca cuidar a mi hermana. No puedo creer por qué todo esto me pasa a mí, es bueno que te dejen solo, o al menos divertido, pero que te dejen solo de dos a cuatro semanas de cuatro a seis veces al año no es nada divertido, y menos cuando tienes que hacerle de padre y madre. Pero ya ni que hacerle, ya todo estaba hecho. Continúe con mi rutina matutina, desayuné, me lavé la boca y fui a la escuela.

Ya estaba en la entrada del colegio cuando de un momento a otro Miroslava se me acercó.

- ¡Gavi! –Se escuchaba muy alegre para ser sincero, y eso me extrañaba porque ella se llevaba o más bien era de los que le quieren caer bien a los profes, que se la pasaban todo el día con ellos, de los más barberos en pocas palabras, pero era de las más bellas en la escuela, obviamente de las más deseadas y de las chavas con mayor popularidad. Y ahora ella le habla a uno de los más callados, moreno con corte de mohicano pasado de moda, además de ser el rival de algunos de su grupito de amigos.

- ¿Qué onda rubia?

-Miros -Hizo un tono como cantado, medio fresón. Como si le hubiera molestado lo que dije.

-Bueno ¿Qué pasa Alice?

-Nada, solo quería conocerte, digo ya llevas poco más de dos meses en la secu y no hemos hablado mucho, hay que salir o algo así.

Diario de un cambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora