Parte 3 Capítulo 3

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Llegamos a aquel lugar, donde sería la pelea, las cosas estaban igual que el día anterior, me acerqué al círculo donde en los siguientes minutos estaría batallando.

- ¿Denner? ¿Eres tú?

- ¿Mafer Peña?

-Claro, ¿Qué haces aquí? Hace rato que ya no veía tu rostro. –A mi gusto era una hermosura, digamos que algunas veces mis gustos eran contradictorios, por ejemplo, Fer es de una piel morena intermedia, ni tan clara ni tan obscura, cejas no tan pobladas, pero que al maquillarse se ven casi perfectas, labios delgados y pálidos. Nariz perfilada con la punta redondeada, y una pieza de aro en la fosa derecha; pelo lacio con ojos proporcionales, además de un cuerpo delgado que hace resaltar sus ligeras curvas adecuadas a ella - ¿Y se puede saber qué haces por aquí?

-Pues qué más, vine a las Peleas.

-Pues entonces creo que debes de saber que hoy pelearás con -Escuché que me llamaron, por lo que únicamente le dije; -Creo que debo de irme, un gusto volver a verte; espero lo haga otra vez.

-Sí, ya no importa, hasta luego. –Caminé a donde estaba Mejía, me hizo extender la mano y comenzó a ponerme unas vendas, esta vez no pensé nada, simplemente hice lo que me estaban diciendo. Entré al círculo al cual entró una persona que ya conocía del pasado, una persona con quien tuve roses y unas peleas en el pasado.

- ¿Qué tranza Denner? Ya listo para la tercera.

-Chale, de saber esto me evitaba la molestia Luis.

Volvimos a ponernos los puños en alto, encorvé un poco mi cabeza. Pasaron alrededor de diez a quince segundos para que pasará lo que yo quería, comenzó abriendo con dos golpes, únicamente me hacía hacia atrás para evitarlos; trataba de cansarlo, un tercer golpe vino a mí, eché mi torso para atrás de modo que mis pies quedaron firmes y mucha fuerza en la cadera, al momento de que su puño regresó a su guardia pateó mi pierna izquierda haciendo que perdiera mi equilibro y callera sobre mi espalda, no desaprovechó la oportunidad para tratar de dar una patada directo a mis costillas, logré bajar el codo para que la patada la recibiese ahí y no en un lugar en el cual verdaderamente pudiera salir herido. Giré mi cuerpo 180° para quedar a gatas, rápidamente me puse de pie, ambos caminábamos en círculo, viendo quién soltaría el próximo golpe, no se animó por lo que di un paso al frente dando dos ganchos a su brazo izquierdo, le golpeé arriba del codo con todas mis fuerzas, di un paso para atrás, repetí eso dos veces más; su brazo ya se notaba debilitado, ya le costaba trabajo mantenerlo arriba, me estaba confiando por lo que no pude tapar dos golpes, uno a mi costado derecho y el otro al costado izquierdo de mi cabeza, el segundo iba para la cien, por suerte no lo acomodó bien, volví a darle dos golpes a su brazo, retrocedí dos pasos esta vez, él no tuvo miedo y dio uno al frente. Perfecto rápidamente retomé uno de los dos pasos; con la palma de la mano izquierda bajé el brazo que ya estaba debilitado y le di un codazo en el pómulo izquierdo, al ver girada su cabeza solté todo mi coraje, le di dos golpes en el cuerpo con mi puño izquierdo, solté otro gancho derecho directo al costado de su cabeza que para ese momento estaba abajo pues había doblado su cuerpo Por dos segundos lo alcancé a ver, ya no creía que tuviese oportunidad, pero aun así podía levantarse, y sé que, si hubiese sido al revés, él no se detendría, quise dar un golpe final para que ya se quedase en el suelo por lo cual tomé su nuca con la palma de mi mano, tardé uno o dos segundos y él no hizo nada. Para dar fin a todo rápidamente jalé su rostro a mi rodilla, al quitar mi mano vi que no cayó, agarré vuelo y le volé un golpe con el empeine del pie en su rostro, vi que su cuerpo se levantó y dio varios pasos en reversa, no logró mantener su equilibrio y cayó

-Eso es todo mi amor. – tomó mi cabeza con ambas manos y me jaló para darle un beso.

Aquel día pasó

Diario de un cambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora