Parte 3 Capítulo 1

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Me le quedé mirando, sentí un fuerte golpe al oír esas palabras salir de su boca. Ella alzó su gorro continuando su camino, me quedé sentado unos diez minutos. Me perdí en mi pensamiento hasta que una voz despertó a mi consciente.

-Hola mi amor, por lo que vi el horario de la cita se cambió. Y ¿Ya tomaste una decisión? –No me di cuenta el momento en que entró.

No conozco bien la razón del por qué le dije esto. –Ya, tú serás con quien me la quiero pasar. –Estúpido, estúpido, estúpido. Debí decirle que me quedaba con Zayra, ahora ella pensará que la abrí por Alice. Chale. Dejamos pasar el tiempo, hablamos de nada mientras que mi interior se sentía vacío no puedo creer que todos esos momentos se fueran al caño gracias a mis estupideces; aquel día pasó, Zayra no fue a clases mientras que en el grupo yo ya estaba entre los populares junto con Daniel y Mauricio. Nuestro rango subió por así decirlo, mi grupo social ya se encontraba formado por ellos dos, mi pareja Karina, Uriel y Araceli. Lazcano, Carrasco y Carlos ya casi no hablaban con el resto del grupo, el lugar donde me sentaba con los otros tres lo cambiamos a un lugar cerca de los profes; aunque nos sentásemos ahí ninguno era barbero, casi no hablábamos con ellos, nosotros en nuestros desastres y ellos en su clase. Y todo eso de la noche a la mañana, total; volviendo a la historia. Alice y yo nos separamos del grupo dejando a los otros cinco por su lado cerca de la tarima donde el director daba avisos, mientras ella y yo fuimos a un costado derecho de los baños, en un lugar donde había un salón en el cual dejaban todas las mesas y sillas que ya no servían.

Me abrazó por la espalda y yo a ella por la cintura, empezamos a besarnos hasta que apareció aquel chavo que me habló el día que mis problemas iniciaron.

-Gavilán, ¿Has pensado lo que te dije de los tiros por dinero?

-Lo siento carnal, no hay mucho que pensar. -En ese momento Alice intercedió. –Mejía, espera. - ¿Lo conoce? ¿Cómo? ¿Desde cuándo? Me sacó de onda eso. Volvió a hablar, aunque esta vez fue para mí. –Mi amor, es algo muy tentador imagínate, tú en esas rampas del estado peleando y grabando tu nombre en alto, y yo apoyándote, haciéndote resaltar, seríamos la pareja del siglo nos daríamos lujos únicos piénsalo muy bien bebé, es algo que a ambos nos conviene, piensa en grande, ¿O qué? ¿A caso no quieres dejar tu nombre marcado en la historia de la esta secundaria?

No sé cómo, pero volvió a lavarme los sesos, nunca entenderé como logra hacer todo esto. –Mojica.

- ¡Mejía! –Le molesto e cambio de apellido.

-Lo que sea, me ánimo ¿Cuándo y dónde?

-Te veo a las cuatro en punto en la entrada del deportivo.

-Sobres pues.

Pasaron las horas y dio la salida, no puedo creer como ambas mujeres son completamente distintas, una me hace sentir bien, completo, con ella me da diabetes de tan dulces que somos, es más, no sé más, tierna e inocente, y la otra me sonsaca, lava mi cerebro hace cosas únicas en mí.

Al llegar a mi casa me recosté en la cama y le quise mandar mensaje a Zayra, pero me bloqueó de todo, llámese Instagram, facebook, WhatsApp, Messenger, incluso bloqueó mi número por lo que no pude mandarle mensajes o llamadas. Decidí dejar que el tiempo hablase. Me estaba lavando la boca cuando Miroslava pasó a recogerme, me enjuague, me dio un beso y me susurró al oído; -Gana, y tendrás lo que quieres. –Mis bellos se erizaron mientras mordió el pómulo de mi oreja izquierda.

De camino al lugar nadie habló, encontramos a Mejía y nos guio, tomamos el trolebús hasta bajar en una parte donde jamás había estado caminamos otros diez minutos hasta estar en un camellón, bajo una autopista, en este había unas rampas en las cuales estaban tres o cuatro skater's y varios con bicis de trucos en las rampas, poco adelante había una cancha de basquetbol en la cual estaban jugando, alrededor del camellón pasaban una y otra vez ciclistas con bicis de montaña y pista a toda velocidad; me detuve viendo todo lo que pasaba ahí, jamás había imaginado algo así.

-Hey, shht, aquí.

Le hice caso y entre a un círculo de varios chavos y chavas, Alice se puso al frente al momento en que mejía se paró al centro.

-Traigo un nuevo peleador. Alguien que aprendió a defenderse por las malas, ¿Quién está dispuesto a rifarse uno con él?

Varios murmuraban, pero nadie se atrevía hasta que un chavo dijo: Traigo a alguien dispuesto a hacerlo.

Un chavo, pelo largo entró al círculo, güero, nos pusieron unas vendas en cada mano. La pelea inició, usé mi maña; me movía y esperaba que me atacase no lo hizo por lo que de un movimiento rápido di dos golpes con la mano izquierda y remate con un gancho en la cien con la derecha, lo vi desconcentrarse. Di una patada con el empeine a su nariz y lo vi caer. La primer pelea había acabado. En mi interior sentía una rara sensación, creo que la fama se me estaba subiendo a la cabeza porque tenía ganas de más.

-Gavi, aquí está tu parte. –Extendió la mano y me dio doscientos pesos. No puse peros para aceptarlos.

Diario de un cambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora