Parte 2 Capítulo 4

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Traté de reconciliar el sueño, cosa que por más intentos que hice fue vana, decidí poner Netflix otra vez y puse a correr la serie de El Dandy no sentí pasar el tiempo, así que me espanté al oír ruidos en la cocina, en ese momento volvió a ponerse la piel de gallina en mí, me panique al pensar que eran a los contras que habíamos atacado y que me siguieron para atacarme en mi punto más vulnerable. Sentí miedo, no por mí, sino por mi hermana, de tan sólo imaginar lo que le podrían hacer; eso me armó de valor, abrí el cajón sacando el arma, le llené el cartucho al tope, la cargué y retiré el seguro. Aún sigo sin saber la razón exacta pero lejos de alzar el arma como lo hacen en las películas, mantuve el arma abajo, listo para disparar, bajé las escaleras con extremada cautela estando atento a todo.

-No manches, me espantaste Mireya. –Le puse el seguro y la fajé en la parte trasera de mi pijama. - ¿A qué hora te despertaste, te bañaste y te arreglaste?

-Pues como anoche estabas tan afectado decidí poner mi alarma y dejarte descasar.

-Ni oí cuando te bañaste.

-Estabas viendo esa serie del dany o como se llama, y estabas entretenido, me di cuenta cuando escuché que mencionaron su nombre en uno de los diálogos ¿Vas a querer huevo con tocino o estrellado?

-Al rato desayuno.

-Que al rato ni que nada. Te conozco y sé que no lo harás.

-Estrellado con las tiras de tocino paro.

-Hay jugo de naranja en la botella de tupper ware para que te sirvas y deje dos panes tostados con mantequilla y mucho azúcar en el horno para pan.

Esto no era nada normal, y menos en ella, sabía que eso me gustaba desayunar, y de la nada lo hace, pero bueno quise pensar que era por como me vio en la noche. –Por cierto en la tarde iré con mis amigas a la casa de una de ellas, cumple años y le pensamos festejar algo chico. –Ya salió la cruda realidad de lo que pasaba, pero me gusto saber que todo volvería a la normalidad.

-Nel no iras. No quiero que te embriagues.

-Denner -Lo dijo cantado casi rogándome que le diera chance de ir.

-No Mire, es por tu bien, no el mío.

-Por eso déjame ir, no, el sábado festejan su cumpleaños si no me equivoco, porque no mal recuerdo que es el cumple de Maricela ¿No?

-Pero eso será familiar y hoy queremos convivir como amigas.

-El sábado, y ya si quieres se quedan acá o tu allá.

- ¿Quieres que mamá se enteré?

- ¿Segura? ¿Quieres iniciar con chantajes?

-Pues tú sabrás.

-Va, ya es hora de que mamá se enteré cuando te encontré con él ese día que no fueron a la escuela y que cuando llegué yo de allá los encontré muy comprometedores, o ¿Sabes? Mejor las muchas veces que llegaste hasta las chanclas que tus amigas te trajeron, o esas dos veces que llegaste con ojos rojos y oliendo a yerba, o puede ser mejor aquel día que no llegaste a dormir porque ni siquiera te podías parar de lo ebria que estabas, o cuando te peleaste en la escuela, o del cristal que encontré en tu mochila, cuando te caldeabas aquí enfrente de la casa, mejor las fotos que le mandaste, es más me mandaron un video donde estabas perreando en tu salón y que te besaste con Yurí. Tú decide, ¿Va? Pa' que no digas que soy mala onda.

-Mamá sabe que a veces tomo.

-Que a veces tomas, más no que cuando ella no esta se te pasan las copas. –Comenzaba a enojarme porque siempre fui su tapadera, y esta vez me quería chantajear cuando yo jamás intenté sacar provecho de ella.

Diario de un cambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora