Padre

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Era viernes por la noche, pasaban de las once y Naruto no daba señales de vida. Mientras tanto su cena se enfriaba sobre el mármol de la cocina.

Habían pasado un par de días desde que Kakashi estuvo allí pero no habían hablado del asunto simple y llanamente porque a Naruto no le había dado la gana.

Kakashi e Iruka si habían hablado diariamente por teléfono o mensajes, pero no habían vuelto a verse, por la misma razón.

—¿Dónde has ido? Traes más heridas, Naruto —preguntó cansado Iruka cuando Naruto regresó—. ¿Has vuelto a pelearte con los chicos?

—¿¡A ti que te importa!?

—¡Naruto! Dime qué ha pasado o me obligas a ir e lunes al colegio a hablar con tu profesor...

—¡Si estás deseando ir a hablar con él! ¿Necesitas una excusa? Corre a tomarte tu puto café con él.

Naruto había dicho una palabrota. Todo era culpa de sus nuevas amistades...

«No. Es culpa mia. Si lo hubiera educado mejor», se dijo Iruka.

—Él me trata y me habla bien. ¿Te molesta quiera hablarle?

—¡Me molesta! ¡Sí!

—¡Pues a mí me molesta que vayas con los matones del colegio! ¿Te crees uno de ellos? ¿Qué demonios te pasa? Te creí con más personalidad ¡Naruto, me estas decepcionando!

—¡Y tú a mi!

—¿¡Qué yo te estoy decepcionando!? ¿Sabes la vergüenza que pasé cuando me dijeron que querían echarte de la escuela? ¡Y me dices que yo te decepciono a ti!

—¿Echarme? ¿Por qué?

—Pues por cómo te estás portando. Deberías dar las gracias a Kakashi, él está ayudando a que...

—Ah... —le interrumpió—. Ahora ya cuadra... te has tenido que acostar con mi profesor para que no me expulsaran del colegio.

Naruto iba a reírse de su propia insolencia pero Iruka le dio un guantazo tan fuerte que resonó en el salón. Y resonaría por un tiempo en la mente de los dos.

Nunca jamás le había pegado pero es que ni lo reflexionó. Cuando escuchó a Naruto hablar con frivolidad y desprecio sobre su vida sexual su mano se movió en contra de su voluntad.

—¿Me... me has pegado? —preguntó tras tocarse la cara—. ¡Te odio!

—No quería... —sintió que flaqueaba pero no iba a darle esa baza a Naruto, así que se repuso sobre la marcha—. ¡Pero no puedes hablarme así! ¿Me oyes? ¡Ya estoy harto! ¡Eres mi hijo y me harás caso de una vez!

—Que te calles ya, Iruka... y deja de llamarme así... —Naruto llevó de nuevo su mano a su mejilla. Donde Iruka le había golpeado—. Nunca más me digas "hijo". Tú... tú ni siquiera...

«No, por favor, Naruto, eso no...», pensó. Si decía eso le rompería.

Esas palabras no son de las que se pueden olvidar.

Naruto titubeó, él también fue consciente de hasta dónde había llegado. Al final dejó la frase inconclusa y solo chasqueó la lengua.

No lo llegó a decir pero esas palabras habían estado presentes en la cabeza de ambos.

«Tú no eres mi padre».

Iruka había conocido a otros padres con niños adoptados y esa frase era la que más temían pero a él nunca le preocupó. No imaginó jamás el día que su pequeño sol le dijera eso.

SUPER PAPÁ 4x4 KAKAIRUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora