Capítulo trece.

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«Louis.» 

—Otro donut, por favor. —la camarera, también conocida como Evangeline, amiga de A.J., 

sonrió a Niall. 

—¿Algo más? —los demás negamos con la cabeza rápidamente, sintiendo los vaqueros 

más apretados que antes. 

—Mal chicos. El desayuno es lo más importante del día, si flaqueas después no rindes. —

dijo el rubio, esperando impaciente su rosquilla glaseada. 

—¿Qué eres, una abuela ahora? —nos reímos de él, pero nos ignoró cuando Evan dejó el 

plato sobre la mesa, hablando con alguien por teléfono al mismo tiempo. 

—Oh vamos, mueve el puto culo de la cama. Es un favor. —luego dio media vuelta.— Que 

te den. —fue lo último que escuchamos de su conversación. 

—¿Y ella es la compañera de casa de A.J. Williams? —Liam se inclinó sobre la mesa, 

sentado con Niall por el lado de la ventana, y con Harry a la izquierda. 

—Sí, es simpática. 

—¿La amiga? Ya. Porque no creo que Allisson Jane conozca el concepto de amabilidad. —

intervino Zayn, sentado a mi lado. 

—Estáis hablando sin conocerla, ella es buena persona en el fondo. Y si estuviese aquí, 

ahora mismo te habría dado un golpe por llamarla así. Es encantadora. —apoyé la cabeza 

sobre la palma de la mano, contra la mesa, mientras todos me miraban. 

—¿Qué le has visto, tío? —Niall habló con la boca llena, y tragó para continuar.— Está 

llena de tatuajes, es borde, insensible como un muerto, te desprecia, se cree superior, te 

insulta, te ignora... no me hagas seguir. Empiezo a creer que eres masoquista. 

—He estado treinta días, todos y cada uno de ellos con A.J. y jamás me había sentido tan 

vivo, Niall. ¿Por qué no podéis entender que tengo una amiga con la que me estoy 

divirtiendo? Sin segundas. 

—Ese es el problema, amigo. No creemos que tú la veas como una amiga. Y estamos 

seguros de que ella no te ve a ti más que como un fastidio. —rodé los ojos con su 

comentario. —Vosotros sí que sois un fastidio. 

—Sólo buscamos lo mejor para ti, Lou. Y ella no lo es. 

—Parecéis mis padres, y si estoy aquí es precisamente para alejarme de ese rollo de lo que 

debo o no debo hacer. 

—Es una insensible egoísta, y punto. —salió el lado competitivo de Niall mientras engullía 

otro trozo de donut. Lo dejé pasar, sin ganas de seguir discutiendo, en cambio Harry 

intervino por primera vez. 

—¿Por qué no se lo dices a la cara? —todos lo miramos con el ceño fruncido y él señaló el 

cristal de la ventana. Nos giramos, encontrándonos con una A.J. vestida mayormente de 

negro. Podían verse los tatuajes de su pecho, cuello y manos desde aquí. Y también la cara 

de mala ostia que traía cuando entró en la cafetería y su compañera de casa corrió hacia 

Cordis GlaciemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora