Cordis Glaciem

Capítulo veinte.

—Te has pasado cuatro pueblos. —fue la voz de Zoey, sobre mis hombros, la que me hizo dejar de estar pasmada mirando la puerta.

—Me he librado de él, ¡por fin! —reaccioné, volviendo tras el mostrador y dejando las partituras sobre él. 

 —No, en realidad lo que has hecho es llegar de mal humor y descargarlo todo sobre la única persona que ha estado siempre contigo, incondicionalmente de que lo hayas querido o no. Ese hombre te apoyaba de verdad, A.J.

—Guau, para el carro. —charla en casa y charla aquí, ¿qué más?— Me da igual lo que pienses, quería librarme de él y trabajo hecho ¿no? Por lo menos tengo un día de descanso, seguramente mañana ya esté paseado su trasero por aquí, interrumpiéndome y contándome cosas que no quiero oír.

Ella me miró con la ceja en alza por encima de los bordes de su revista. Para ignorar su próxima pregunta que no quería responder, salí del mostrador aprovechando que no había clientes y llevándome las partituras conmigo.

Ya estaba acostumbrada a que la gente no viese las cosas de la misma manera que yo, así que preferí gastar mi tiempo estudiando aquellas cinco hojas.

El primer pentagrama estaba compuesto por acordes, parecidos a los que había estado practicando con Tomlinson, así que la dificultad llegó en el segundo, cuando no fui capaz de tocar la melodía principal al mismo tiempo que el acompañamiento de la mano izquierda. Por lo tanto bufé exasperada, entre intentos e intentos fallidos.

—No te sale, eh. —oí a Zoey desde el mostrador, metiendo el dedo en la herida. 

 —Tú misma puedes ver que no. —contesté, a pesar de mi especial repulsión por las preguntas estúpidas. 

 —Necesitas a Louis más de lo que crees. 

 Al oírla deseé saber reír. 

 «Louis.» 

—¿Lou? ¿Eres tú? —Niall agudizó la voz, como una mujer, cuando me senté en la mesa. 

 —Sí rubio, soy yo. —rodé los ojos e indiqué a la camarera con la cabeza que pediría lo de siempre. 

—¿Qué haces aquí? Es extraño verte a estas horas. 

 —¿No es evidente? —Harry, sentado a su lado, contestó por mí.— Se ha enfadado con la princesita de hielo. 

 Tampoco pude defenderme entonces, Liam y Zayn aparecieron por la puerta. 

 —Buenos días chicos, y vaya Louis, ¿tú por aquí? —pasé de responder porque terminarían haciéndolo por mí. 

 —Está de malas con la novia. 

 El que no los conozca que los compre. 

 —¿Y eso? No me digas que estaba con el período y te ha echado fuera. 

 —A.J. siempre parece estar de período, así que no habría gran diferencia. 

 Cuando me harté de escuchar sus especulaciones, intervine por fin. 

 —Estaba de malas, y me di cuenta de que necesitaba estar sola. Me imagino que habrá tenido problemas con algo, así que era preferible dejarla estar. Además, tengo que volver a casa. 

 —Espera, ¿volver a casa? ¿Con tus padres? —todos me observaban con el ceño fruncido. 

 —Sí. 

—¿No es eso lo último que pensabas hacer? En cualquier caso, ¿ya te has hartado de la emancipación? 

 —No para quedarme. Principalmente para volver a ver a mis hermanas, y no sé si recordáis que están programando ya mi propio matrimonio. Tengo que pararles los pies antes de que termine encadenado al altar y obligado a pasar el resto de mi vida con la señorita tinte. 

 —Ah, sí, ¿Claudia, no? —Liam recibió un golpe en la mano por parte de Niall al intentar robarle una galleta y me reí asintiendo. 

 —Claudine. 

 —La última vez que la vi llevaba la raíz roja y lo demás rubio. —Harry consiguió que todos nos perdiésemos en los recuerdos para intentar rememorar tal día.— Tiene que gastarse más en peluquería que tú, Niall. —el aludido masculló con la boca llena, por lo que nadie le entendió.— ¿Y qué vas a hacer? Cuando llegues allí no es seguro que te dejen volver. ¿Quién dice que no te casan al instante para que no puedas huir de ello? 

 —La cuestión es en qué estabas pensando cuando se te ocurrió hacerles la visita de cortesía. —Zayn me dio dos golpes en la frente y frunció los labios. 

 —Me han invitado ellos, ha sido algo así como "decidiremos el resto de tu vida el viernes por la noche, si quieres oponerte inútilmente es mejor que nos honres con tu presencia", ya sabéis, el típico sarcasmo que utiliza mi madre.

—Johannah siempre ha sido una mujer de armas tomar. 

 —En realidad asisto por mis hermanas, tengo miedo a no poder seguir viéndolas si se le cruzan los cables a mis padres y no hago lo que dicen. —confesé, sin estar seguros de si llegarían a comprenderme, pues ninguno había sido obligado a casarse o bien a renunciar a su futuro por el bien de una empresa. 

 —¿Los crees capaces de llegar a ese extremo? 

 Dulce e inocente Niall, no tienes ni idea de lo que llegarían a hacer. 

—¿A cuánto serías capaz de renunciar por no separarte de tus hermanas, Lou? —Zayn, quizás él fuese el que más entendiese cómo me sentía. 

—Si me amenazasen con alejarme de ellas, no dudaría en plantarlo todo y aceptar lo que ellos convengan. —admití, sin mentiras. 

Entonces Harry intervino. 

—¿Y a ella? ¿Renunciarías a A.J.? 

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Well, ¿buenas? 

Sé que he vuelto a estar como dos meses sin actualizar, y que no tengo excusa pero bueno, ¿perdón? D:

Anyway, así como le prometí a cierta personita aquí está el capítulo veinte (luego de, como ya sabes, el examen de geo del lunes), que espero que os guste mucho. ¡Si votáis y comentáis se agradece mucho!

Dejadme todo lo que creáis, sospechéis y maquinéis en los comentarios :D ¿Creéis que Louis dejará a A.J. para poder seguir viendo a sus hermanas? ¿O que va a irse sin despedirse? oh, ¿o que no van a volver a verse? 

God, ya estoy con las preguntas otra vez. 

Bueno, Cordis aparte, me he hecho un nuevo perfil de wattpad (véase Lucielley) para ir subiendo un poco lenta pero con continuidad una nueva obra, solo que esta vez original. Me aventuré a escribir algo con mis propios personajes y sería genial si os pasaseis también. 

Dicho esto, ¡espero vuestros comentarios! 

Ally off