—Voy a hacerme pis. —dijo el pelinegro con temor, vio a ambos lados, guardias lo custodiaban para que no huyera, mordió sus labios con nerviosismo absoluto, estaba jodido como el pensaba.
—La ceremonia matrimonial será un unos minutos. —aviso un guardia a su lado, JungKook lo vio mal, casi que con odio. No tenía otra opción, ya estaba decidido, se iba a casar con TaTa en menos de veinte minutos. Solo rogaba por qué algo mágico pasará antes de que dijera sí, ya que por más que lo negara había una gran posibilidad que cuando el aceptará el casamiento, no podría volver a su mundo. Tenía miedo.
—¡Galletita Kookie! —gritaron, el Golden Maknae volteó la mirada hacia las cinco personitas que caminaban hacia el, todos vestían trajecitos bien bordados y relucientes.
—Hola chicos. —les dijo con voz apagada, por más que estuviera feliz de ver a las versiones de sus Hyungs, no estaba del todo alegre. Sonrió o bueno intento sonreirles.
—¡Uh~! ¡Te vez hermoso mi Kookie! —canturreo feliz Alpaquita Kim, quien no pudo evitar abrazar el cuerpecito del menor, al abrazo también se le unió Koya Kim, sonriendo junto a Mang-ssi. Chimmy también lo iba a hacer pero Gummy Smile lo evito, tal y como un gato celoso. JungKook se sintió cálido ante aquel acto, porque era casi idéntico al de sus Hyungs.
—Bueno ya vámonos, que la ceremonia está por empezar y el tonto de TaTa nos pidió estar en frente para tener mejor vista de los votos. —dijo el gato gruñon.
—Bien, ya nos vamos. Suerte mi Galletita.
—¡Eh~! No, no esperen. —los cinco personajes lo vieron curiosos, notando el miedo en los bonitos ojos del conejito.
—¿Qué pasa mi niño? —pregunto el mayor de todos, Alpaquita Kim tomo de la mano a JungKook, le sonrió con cariño, esperando a que dijera algo.
—Yo, yo no quiero. —dijo temeroso de ser regañado o visto como un cobarde. Pero grande fue su sorpresa al ver que las cinco personas dejaron salir el aire retenido en sus pulmones. Cosa que lo dejo confundido.
—Esperaba escuchar eso. —dijo alguien a sus espaldas, JungKook salto en su lugar, con temor volteó a ver al individuo que había dicho eso. TaTa estaba parado detrás de él, vestido con elegancia para la ceremonia, pero sus ojitos reflejaban una sensación de tranquilidad.
—¿Qué está sucediendo?. —murmuro casi aturdido, los seis le miraban con simpatía— ¿Qué...?.
—Lo sabemos. —dijo el rey lobo Kim TaTa, dejando estupefacto al menor con orejas de conejo— Lo hemos sabido desde hace un tiempo, tiempo. Tu —se acercó hasta quedar unos centímetros alejado—, no eres el Galletita Kookie que nosotros conocemos.
—Pero... ¿Cómo es que ustedes?. —pregunto confundido, la corona de flores que adornaba su bonita cabellera pelinegra, cayó un poco tapándole la vista de los demás. Rápidamente alejó la corona, sintiéndose nervioso. La risotada de Gummy Smile lo saco de quisio.
—Vera usted, ser de otro universo paralelo, nuestro Galletita Kookie no puede correr con esa rapidez como tú lo hiciste, además, fue muy obvio por como te sorprendias por casi todo, y por todos. —decía, mientras su cola blanca esponjosa se movía de un lado a otro, sus orejas blancas afelpadas se elevaban cada que su boca se movía.
—Así que lo supieron todo el tiempo. —confirmo.
—Bueno, nosotros sí, pero a TaTa le tomo más tiempo averiguarlo. Es algo tonto para esto, así que si, en pocas palabras ya lo sabemos. —explico de manera más ordenada y correcta Koya Kim, JungKook asintió ante la declaración, aún así no sabía cómo explicarles qué tal vez no se podría ir de ese mundo y el verdadero Galletita Kookie volviera.
—¿Y ahora, que hago?. —pregunto con los ojitos cristalizados— Tengo miedo de no volver a ver a mi familia, tengo miedo de quedarme aquí y hacerlos y hacerme infeliz. —confeso con el labio temblando, sorbió de su naricita respingada una y otra vez, el traje blanco con decorados dorados y verdosos se mecía por si solo por el aire a su alrededor, JungKook decidió que era momento de dejar de llorar y afrontar las cosas. Limpio su bonita carita, levanto la vista y les sonrió a cada uno de ellos, en especial a TaTa.— Vamos, es hora. —estiro su manito para que el castañito la tomara, lo cual, hizo con una sonrisa para no tener que llorar. Estaban asustados, pero era mejor no decirlo.— ¿Estás listo?. —caminaron juntos hacia el salón, detrás iban sus amiguitos, todos con lagrimitas de angustia y ansiedad.
—Para lo que sea que suceda, JungKookie. —le respondió honesto, ninguno apartó la mirada del otro en ningún momento, las puertas se abrieron, y ellos ingresaron sin separar sus manos o miradas.— Pase lo que pase, tienes que ser fuerte. Y sobre todo feliz. Sé feliz JungKook. —el pelinegro agradeció de todo corazón que el Rey TaTa lo llamara por su nombre.— Recuerda, Recuerda, una sonrisa positiva.
—Gracias por todo TaTa Hyung. —le dijo con sus mejillas rojas, ambos estaban parados en el altar, tomados de las manos, los chicos que eran sus amigos lloraban, mientras JungKook suspiró profundamente, la ceremonia había empezado, en ningún momento se dio el lujo de separarse del castaño, confiaba plenamente en lo que sucediera. Antes, de que los votos llegarán a su final y la confirmación de su unión fuece dicha, el corazón de Jeon JungKook encontró la paz en los ojos de la versión lobuna del chico que amaba.
—Acepto. —dijo con seguridad TaTa Kim. JungKook cerro y abrió los ojos, justo a tiempo, él dijo:
—Sí, yo acepto. —la gente aplaudió, muchos festejaron la unión entre ambos, Lobo híbrido y Conejo híbrido.
El primero en romper el espacio entre ambos fue el castaño, quien sin ningún temor le besó, un besito dulce y pequeño. Amoroso y cariñoso, JungKook tenía las mejillas sonrojadas, miro a sus amigos híbridos, todos le sonreían con amor y él no pudo evitar devolverle el afecto. TaTa lo pegó a su cuerpo, tanto que lo apretujo como un peluchito que no quería soltar nunca. El castaño se acercó a su oído y le susurró:— Está bien, es hora de que vuelvas con los que amas. —JungKook no supo que responderle— Cierra los ojos y visualiza tu hogar. Recuerda, recuerda, siempre te querré. —el menor cerro los ojos, agradeciéndole el lindo gesto y la maravillosa y rara aventura que tuvo en ese mundo.
Y entonces JungKook cerro los ojos, y visualizo su hogar, aquel que atesoraba con toda el alma.
Y todo se puso oscuro, al abrirlos él había vuelto a casa.
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Un Omega para el Rey. © |TaeKook|
Fanfiction❝Hay grandes libros en el mundo y grandes mundos en los libros❞ ❝Era día de descanso para los miembros de Bantang, el menor del grupo JungKook, se encontraba aburrido, no le causaba emoción jugar a la consola, mucho menos salir a pasear en su tricic...