¡NO!.

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—Majestad, le pido por última vez que baje de ahí.

¡Shh! Ya le dije que no soy ningún majestad ni nada de bla, bla, bla que digan. —contesto con un mohín en los labios. La costurera real, la cual debía hacer el traje para la boda permaneció viendolo mal. A JungKook eso no le importó porqué siguió en su sitio, (según el seguro).

—Llamare al rey entonces. —advirtio con mucho enfado, JungKook le saco la lengua. Esa mujer no le agradaba, por la simple razón de que le jalo de las orejas para que se parara recto, acto que para nada le gusto al pelinegro.

—¡Bien, anda! —reto de mal humor. La mujer, la cual era una híbrido de avestruz gruño, meneando el tracero hacia la salida.— ¡Burr! Hay gente muy grosera en todos lados. —el menor permaneció con la piernas cruzadas, sentado encima del mueble viejo. Distraído con los dibujos del techo, hasta que la loca esa regreso, pero no venía sola, TaTa venía con ella.

—Mi majestad, mirelo con sus propios ojos, él ha estado ahí desde hace rato y no quiere obedecerme. —rechino, JungKook gruño un poco.— No puedo con el, es un maleducado, ¿En serio este Omega es digno para usted? Le recomiendo que haga otra búsqueda.

—Callese señora. —contesto Jeon, TaTa sólo tenía los brazos cruzados balanceandose de adelanta hacia atrás.— Ella —señalo a la híbrido de avestruz—, me jaló mis orejitas, me dolió mucho. Eso es maltrato físico, dile algo.

Sus mejillas estaban rojas, sí, le daba pena aún hablarle al chico lobo.— Déjenos solos. —ordeno el rey.

—¡Pero señor! —exclamo ofendida.

¡Déjenos solos, y no vuelva a hablar mal de mi Omega delante de mí o ordenaré que la ejecuten! —la mujer se quedó callada bajo la cabeza, al parecer había hecho enojar al rey. JungKook no entendió el temor de la tipa, aún así sonrió ladino cuando la vio irse.— Y tu, bájate de ahí ahora. —no sonaba molesto pero si distante. JungKook se había disculpado, pero a su modo, con un cortito y bajo “Lo Siento”, ¿orgullo?, de seguro si.

—¿Vas a castigarme?.

—¿Qué? —pregunto confundido.

—Leí una vez un Fanfic donde el Alfa le pegaba a su Omega porque no lo obedecía, ¿Vas a hacer eso?. —sono temeroso, claro que sabía en el raro mundo y las leyes de la naturaleza en la que estaba y eso era lo que lo tenía aterrado. TaTa le vio serio, solo se limitó a negar una y otra vez.

—¿Me crees capaz de eso?.

—No lo sé, tú dime. —Okey, estaba hablando como todo un tonto, pero así era el cuando estaba asustado.

—Yo nunca lastimaría lo que más amo, no soy alguien violento. Solo porque soy un híbrido de lobo no quiere decir que sea salvaje, salvaje.

—¿Entonces no me vas a lastimar?.

—No, no lo haré Galletita Kookie. —eso pareció calmarlo un poco. Aún temeroso JungKook se bajó del mueble, sacudió su pijama y sin previo aviso, ya tenía el cuerpo de TaTa pegado al suyo.

—¡Shi! ¡Mentiroso, mentiroso! —se quejo, estaba preparado para recibir cualquier golpe, pero lo único que recibió fueron besitos cortos sobre sus mejillas y frente.— ¿Eh? ¿Uh—parpadeo sin comprender, sus mejillas empezaron a calentarse, su corazón a palpitar muy rápido.— ¿Por qué haces eso?.

—Mimos, mimos.

¿Ah? —eso sonaba diferente en su cabeza, sin duda así era.— ¿Quieres darme mimos?. —el castaño asintió, pegándolo mucho más a él, entre tontos tropezones su cuerpo quedo en la pared, una de las piernas de TaTa entrelazadas a las suyas evitando su huida.— ¿A qué te refieres con eso?.

—Solo quiero hacerte sentir bien, bien.

—¿Osea...? —sus manos estaban en el pecho del castaño, por puro instinto jugó con las mismas, miraba de reojo como el castaño lo veía con suma admiración. Incluso se le hizo muy atractivo, aún con esas orejitas de lobo.— S... —susurro.

—No te escuché mi Kookie. Habla un poquito más alto, alto.

Menjmo. —dijo con la boca cerrada, solo los sonidos pudieron salir.

—Kookie, ya te dije que no te entiendo nada. —sentia tanta penita de decirlo, pero una rara adrenalina también.

—¿Te refieres a que tendremos sexo?. —ya podía morir de vergüenza, no había duda alguna. Kim se sorprendió, al igual que JungKook, se sonrojo por lo escuchado.

—Yo —empezo diciendo— no me refería a eso, me refería a darte besitos y cariñitos para que pudieras estar más calmado. —comento con las mejillas rojas.— Pero si quieres podemos ya sabes, tú y yo... hacer cositas en la camita, debajo de las sabanitas.

—¡NO! —contesto abochornado.

¡Oh! Bien, eso está bien. —sonrio un poco cosa que también lo hizo sonreír.— Entonces solo mimos.

—Sí por favor. —solo por esa vez, intentaría no pensar en todo el caos que estaba viviendo. Mañana se preocuparía, hoy, solo dormiría sin ningúna preocupación.

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Cortito porque ¡Shi!

Un Omega para el Rey. © |TaeKook|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora