I Don't Like Him [Muke Clemmings]

Seis.

No era necesario el llanto a decir verdad, pero fue muy abrumador para mí esto, que no pensé mucho antes de hacerlo y salir corriendo de ahí, como un completo cobarde.

Pero la impotencia que tengo dentro de mí es muy fuerte.

De verdad quiero alejar a MIchael de mí, quiero poder estar tranquilo, quiero volver a pensar en otras cosas, quiero volver a ser feliz razonablemente. Yo no me merezco algo tan grande como él ni él se merece algo tan poco como yo.

Y como no era de esperarse paso una estrella fugaz, una muy hermosa que brillaba a través de esas nubes grises y espesas de esta noche.

Dime estrella ¿por qué estoy llorando?

¿Por qué siento algo extraño?

Antes de conocer a Michael yo me comparaba con un muñeco, que no tenía corazón, que no tenía sentimientos. Ni siquiera Aleisha, me hizo sentir como lo hace él.

Pero estrella. Ahora...

¿Este muñeco se rompió? ¿Este muñeco se malogró? ¿Este muñeco ya no sirve?

Abrasé muy fuerte mis piernas para no soltar más lágrimas.

Ese ardor de mi estómago llegaba hasta mi garganta alojándose gustosamente ahí, estos últimos días han sido los más difíciles que he podido vivir. Me sentía frustrado y engañado muchas veces, pero ahora siento una impotencia demasiado grande.

Estrella, quiero que toda esta mierda de valla de mí, y consigo Michael.

Estrella, deseo que arregles este muñeco.

Y una gota helada calló en mi pie desnudo, y luego vinieron más y más, sacándome una pequeña sonrisa.

Amo la lluvia, amo el olor a tierra húmeda. Es tan relajante, el sonido de la lluvia definitivamente es mi favorito.

Apoyo mis manos en el césped y levanto mi cabeza.

Las gotas de lluvia corren por mi rostro limpiándome las lágrimas y eso me hace sentir  bien. Como si la lluvia me consolara especialmente a mí.

Me paro del pasto y camino un rato por el patio, la lluvia viene con más intensidad y ya casi estoy completamente mojado y sucio. Pero me gusta mucho esto.

Mis pies presionan levemente el césped mojado.

No supe cuánto tiempo me quedé aquí, solo sé que tenía que despejar mi mente de todo lo que siento y tal vez fue buena idea hacer esto.

Y contra mi fuerza de voluntad entro otra vez a la casa.

—¡Luke! —grita Calum— ¿Dónde has estado? Estábamos preocupados. Habías dejado tu celular y...

Michael viene corriendo hacia mí y sin importarle que este mojado, me abraza. Y por un momento pensé que jamás me soltaría.

—He estado en el patio, eso es todo.

Desprendí a Michael de mi cuerpo y subí a mi habitación casi de inmediato.

No quería que me preguntaran lo que pasa conmigo, porque a pesar de todo aún no tengo la respuesta, pero una de las alternativas de este examen de conciencia es él... Michael

Puse seguro a la puerta, no quiero que nadie entre esta vez.

Me dí una ducha de 10 minutos y me acosté enredándome con las sábanas.

No sentía calor, ni mucho menos frío después de la ducha; sentía un vacío en mí.

Hacer cara a los sentimientos siempre es la mejor opción para todo, pero ¿qué siento?

Aún no he llegado a ninguna conclusión lo cual hace confundirme y extrañar las gotas de lluvia en mi rostro.

Para algunas personas le parezca fáciles acercarse y decirle a la otra <<Me gustas>>  cuando saben que lo hacen, pero ¿me gusta Michael?

Y si esa pregunta trae una respuesta afirmativa, igual sería inútil. A Michael nunca le gustaría una persona que trata de alejarlo lo más que pueda de él.

Y me siento miserable por que recuerdo lo que dijo Michael <<Me gustan las chicas tiernas  e inteligentes>> 

Y lo que tengo es a un torpe chico rubio.

Cerré mis ojos con fuerza. Ya lloré mucho no hay necesidad de llorar más, Luke.

Cojo mi celular y lo enciendo, tal vez me ayude a distraer mi mente.

Pero al parecer él era una droga y sus efectos me destruían en segundos. Él me hacía olvidar la maldad de lo exterior y encerrarme en una burbuja irrompible con él a dentro.

Él está fuera de mi vista, pero no fuera de mi mente.

Bloquee mi celular.

Quiero a él, acá, conmigo.

Me paro de la cama, y estoy a punto de abrir mi puerta. Pero escucho claramente un pequeño sollozo y luego de un tiempo unos suaves golpes en la puerta.

Me entra la inseguridad y la desesperación en tan solo un segundo y mis latidos se incrementan haciéndome perder la noción del tiempo.

Toca otra vez. Tres golpes exactamente.

Y no sé cómo reaccionar, tengo que abrir la puerta pero mi cuerpo se congelo.

Y puedo sentir su presencia alejarse.

Abro la puerta casi de inmediato, no quiero que se vaya, aún no.

Michael voltea y me da una sonrisita apagada y triste.

—Pensé que no me abrirías.

Bajo la mirada a nuestros pies descalzos, no soportaría ver por más tiempo sus ojos rojos.

—¿Estás bien, Luke?

Me pregunta tocándome levemente el hombre es un gesto amical. No respondo.

—Te fuiste sin decir nada ¿te pasa algo? —y se acerca un poco más a mí.

—Me gustaría decir que no, Michael.

Entro a mi habitación otra vez, tratando de ocultar mi rostro. Trato de cerrar la puerta. Michael pone su pie impidiendo que la puerta se cierra y entra junto conmigo. Cerrando despacio la puerta.

¿Por qué no se va? ¿Por qué no me odia de una vez?

Los ojos me pican demasiado y me siento muy pequeño cuando Michael me abraza.

Y solo que esta vez yo escondo mi cara en su cuello, lo abracé muy fuerte que me dio miedo poder romperlo. Lágrimas caían de mi rostro haciéndome sentir inútil.

Michael me dirige hacia la cama y se acuesta conmigo.

—Dime ¿qué está mal, Lukey?

Niego con la cabeza, no quiero responderle. No cuando él es el culpable, no quiero lastimarlo más.

—Nada

—¿Y por qué lloras, Lukey? —acaricia mi cabello suavemente.

—Estoy... extraño a mi familia.

Me abraza más fuerte mi besa frente con una sonrisa que para mí parece que fuera hecha con luces de neón.

—Yo también lo hago, Lukey. Pero ¿qué te parece si vemos una película? 

Asiento, lo que sea con el solo hecho de estar con él, lo que sea. Ya a estas alturas ni siquiera me importa.

Se para de la cama y se va a poner la película en el televisión que está enfrente de la cama.

—¿Haz estado viendo Mean Girls otra vez, Luke? 

Escondo mi cara en mis manos y sonrío.

¿Cómo puede él hacerme sentir tan bien en tiempos tan malos?