7.

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Erick arregla su chaqueta y se coloca un poco de perfume en el cuello.

Su brillante sonrisa no se ha esfumado desde noches anteriores.

Finalmente se siente feliz y querido.

Se ve una vez más al espejo y está satisfecho, por primera vez en un largo tiempo se siente lindo.

Está por alzar sus llaves de la mesa cuando escucha la puerta principal abrirse.

Es Zabdiel que ha llegado de su viaje.

Ni siquiera sabe cuantos días ya ha pasado desde su partida.

El rubio apenas lo ve y murmura un corto saludo por cortesía, camina directo a su habitación sin prestarle atención a su apariencia.

A Erick no se le hace raro su actitud, en efecto Zabdiel ha dejado de sentir hasta el más mínimo cariño por él.

Antes podía dolerme pero ahora ya no, porque Erick también ha dejado de quererlo.

No sabe que hacer, si debería salir a ver a Joel o quedarse ahí fingiendo que nada a cambiado.

Camina a la cocina por un vaso con agua y se toma unos minutos para respirar.

Ve a Zabdiel pasar frente a él sin decir nada.

Sabe donde está yendo.

Y su odio despierta otra vez.

Joel es suyo.

Siente nauseas de solo imaginar a Zabdiel tocando a su hombre.

Pero confía en Joel, sabe que él si lo ama.

Su amor es recíproco.

—Habitación 4 —dice Richard sonriendo y Joel también sonríe sin poder evitarlo.

—Pensé que Erick ya no vendría.

—¿Erick? —el moreno niega —Es Zabdiel quien te está esperando.

—Ya volvió —habla más para si mismo.

El rizado camina despacio hacia la habitación, no quiere entrar a ese lugar pero es su trabajo y debe hacerlo.

Suspira profundo antes de abrir la puerta y lo ve en cuanto entra, sentado en el sofá individual.

El rubio le sonríe sin fingir su desesperado deseo.

Joel camina hasta el tubo de metal y cierra los ojos fuertemente antes de comenzar a bailar.

A Zabdiel se le hace muy raro que el rizado no lo haya saludado y después del segundo baile comienza a enojarse porque Joel no se acerca aún.

Asi que el rubio se levanta del sofá y camina hasta donde está Joel, abraza su cintura y acerca su boca a la del contrario.

El hecho de que Joel le corra la cara lo irrita más.

—¿Qué pasa? —pregunta.

—Conoces las reglas. Sin tocar —le recuerda.

—Es broma ¿verdad? —pronuncia mirandolo serio —pago mucho más de lo necesario para tener estos privilegios contigo.

—Ya no lo hagas —agachada la mirada para no tener que ver su expresión acusadora.

—¿Joel? —pregunta sin poder creer que está actuando de ese modo —¿que está ocurriendo? Siempre has dejado que te toque...

—¡Porque necesiba el dinero! —casi grita separándose bruscamente del agarre del mayor.

—¿Ya no lo necesitas? ¡¿O es que te está cogiendo otro estúpido?!

Joel golpea su rostro fuertemente haciéndole retroceder unos pasos —No vuelvas a insinuar algo así. Yo no me he acostado con nadie por dinero, lo hice contigo solo una maldita vez que no se va a volver a repetir —aclara y camina hacia la salida porque ya no quiere estar en ese lugar.

—Lo siento, no quise decir eso —se apresura en disculparse Zabdiel y lo alcanza antes de que salga de la habitación —yo sé que no dejas que nadie más te toque, que yo soy el único privilegiado, porque me quieres como yo a ti.

Zabdiel agarra su cuerpo y lo abraza con fuerza casi asfixiandolo.

Joel lo empuja no tan fuerte porque no quiere pelear y sabe que tiene algo de culpa.

—No es así. Te aprecio porque fuiste bueno conmigo pero no te veo de otra forma, y tienes razón en algo. Hay alguien más.

Zabdiel se hiela sintiendo miedo de lo que vaya a pasar.

—Me enamoré Zabdiel, de un chico increíble, que no necesitó tocarme para amarme y no le pienso fallar.

—Dilo —suelta con la parte inferior de su labio temblando —Dime que es mentira —Joel niega —¡Dilo! —grita asustandolo.

—Es verdad —se atreve a afirmar.

—Mentira —se dice a si mismo jalando un poco su cabello —Solo me fui una semana Joel, ¡una puta semana! No puedes hacerme esto.

—Tú tampoco puedes obligarme a quedarme contigo si no te quiero.

—¡Claro que puedo!

—¡¿Como lo hiciste aquella vez?!

—Si no te hubieras hecho el dificil...

—¡Nunca más vas a volver a tocarme! —grita sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos.

—¡Joel! —trata de sujetarlo de un brazo pero el rizado lo esquiva y golpea nuevamente su rostro con más fuerza, rompiendole el labio.

—Intentalo otra vez. No te tengo miedo.

Joel sale de la habitación casi temblando, pero al cruzar esa puerta siente como ese gran peso que estuvo cargando por tanto tiempo se aligera.

Es libre.

Mientras que esa misma noche Zabdiel se siente más vacio que nunca y trata de llenar ese vacio con alcohol.

Vaso tras vaso pierde un poco más el conocimiento, pero el dolor sigue persistiendo fuertemente en su pecho.

Perdió lo más perfecto que existe.

Perfect ▷Joerick◁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora