Perfect ▷Joerick◁

3.

Sus manos acarician suavemente su espalda, pasan por sus brazos y se detienen en su pecho.

Sus manos son las más afortunadas del universo entero porque lo están tocando.

Están tocando al chico perfecto.

—Eres perfecto— susurra en su oído.

—Siempre me lo dices— ríe porque no le cree.

—Te lo voy a decir siempre hasta que te lo creas.

—No es verdad.

—Claro que lo es y todos lo saben. Darían lo que fuera por estar en mi lugar y tenerte.

—Sabes que solo hago esto contigo.

—Solo conmigo— repite —recuerda eso siempre.

Joel asiente solo por complacerlo, sabe que no siempre va a ser así.

Zabdiel une sus labios en un beso brusco. Cada vez necesita más de él.

El rizado se separa un poco agitado y lo mira triste, si Zabdiel supiera...

—No podremos vernos esta semana— suelta el rubio —Mi mamá se puso mal y debo ir a visitarla.

—Espero que se recupere pronto— se limita a contestar acariciando a la vez su rostro.

—Esperame y no te enamores de nadie más— bromea antes de volver a besarlo.

▶◀

Erick suspira mirando el reloj. Ni siquiera él comprende porque aún lo espera, si hace mucho su novio y él no son más que dos desconocidos que comparten la misma cama.

Cuando escucha la puerta abrirse, rápidamente se cubre con las cobijas y finge dormir.

Escucha como su novio camina por la habitación, cambiándose de ropa, supone.

Minutos después siente el lado derecho de su cama hundirse.

Se descubre un poco y puede verlo ahí, recostado boca arriba.

Parece tan tranquilo.

Como si no dañara a nadie, como si fuera el novio perfecto.

Incluso mantiene un pequeña sonrisa casi invisible en su rostro.

Lo odia.

Se destapa un poco más para cambiar de posición y es ahí cuando lo siente.

Ese aroma.

Se mantiene hipnotizado en su mismo lugar viéndolo aún, imaginando al chico con el que lo engaña recostado en su pecho.

Puede imaginar lo perfecto que es.

Tiene que serlo o no podría no odiarlo.

Porque con el aroma de su perfume Erick también podría quererlo.

Deja de pensar y se acomoda dándole la espalda a su novio.

A él si lo odia.

Cuando despierta por la mañana, el lado derecho de su cama está frío y vacío.

Hay menos ropa en el closet y una nota pegada en el refrigerador.

"Volveré en una semana. Mi mamá se puso mal y fui a visitarla."

No le extraña que ni siquiera se haya molestado en decírselo en persona.

Pero ahora que no está Zabdiel quizá pueda ir a aquel club y conocer al misterioso chico perfecto.