Al día siguiente, las cosas estaban aparentemente normales. Ese día, ninguno de ellos tendría clases por lo que era un día festivo así que decidieron hablar todo el día por chat, entre risas y sonrojos.
Incluso acordaron salir más tarde a caminar por el parque, comer algún dulce o helado si llegaban a ver a un vendedor rondando por allí. Solo iban a salir y aclarar que demonios eran, porque eso sí luego de que Yoongi besara a Hoseok ninguno de los dos sabía como denominar su relación.
¿Novios? ¿Amigos con derechos especiales? ¿Amigos que se besan solo para reforzar la amistad? ¿Pre-esposos? Bueno, ambos estaban inventando términos que ni siquiera existían pero la duda les carcomía la cabeza, era imposible no pensar en ello.
—Yoongi, iré al supermercado —avisó Jaehyun desde el umbral de la puerta del menor—. ¿Quieres ir?
El pelinegro, oculto bajo sus sabanas soltó un rotundo "no" y Jaehyun solo bufó. Su pareja estaba trabajando y Yoongi arropado como una oruga y eso no le agradaba, ¡no le agradaba ir al supermercado solo! Pero bueno, tenía que resignarse.
—Llámame si sucede algo —avisó el mayor antes de cerrar la puerta.
Mi hermano fue al super, ¿no quieres que compre snacks para que veamos películas después de nuestra salida?
Siii, yo elegiré la película esta vez.
Pff, ¿miedo niño?
¿Miedo? Soy todo un macho hyung! Solo que las películas de terror no son de mi agrado :(
Yoongi rió. Hoseok se le hacía demasiado tierno y maduro a la vez, una combinación imperfectamente perfecta para él. Le encantaba. Mucho.
Desde que llegó a ese vecindario, Yoongi pensó que jamás haría ni un solo amigo, que su única amiga seria Jimin que iba una vez a la cuaresma a Gwangju pues su vida estaba en Busan y vivía viajando más de lo que él podría imaginar. En resumen, pasaba más tiempo solo que con Jimin.
Ni siquiera cuando Hoseok se le acercó por primera vez, se le pasó por la cabeza que entablaría una amistad con él.
En ese plazo, se había acostumbrado a estar solo y se la pasaba encerrado en su habitación con su fiel peluche de Kumamon, viendo anime o jugando videojuegos. Tenía una vida sedentaria y no salía de casa, ni Jaehyun ni su pareja intervenían en su vida porque sabían que difícil se le hacía hacer amigos por su problema con el habla.
Sin embargo, cuando entró a la secundaria le fue muy difícil adaptarse a esa vida escolar y le costó adaptarse a que los demás le señalaran como «el raro» o «el tartamudo idiota», se había acostumbrado a ser el objeto de burlas de los demás.
Eso, hasta que Han Jisung lo tachó como el nuevo saco de boxeo, como el niño para hacerle bullying. Obvio, sus profesores no hacían nada porque él no les decía nada o ignoraban lo que pasaba —¿para qué ayudarlo? Trabajo extra—, y Jaehyun nunca se enteró porque él no quería preocuparlo.
Hasta que un día se fue de la lengua, claro. El día en que Hoseok le salvó de ser gravemente herido por Jisung y su pandilla de idiotas.
Era increíble como por un detalle tan simple e irrelevante como llevar sudadera en verano, hubiese llamado la atención de Hoseok. Era raro, era una caja de sorpresas.
Le encantaba.
Y ese día se encargaría de decírselo, se encargaría de expresarle lo que siente por él. Adoración, amor, cariño; Yoongi se encargaría de expresar sus sentimientos y quería encargarse de hacerlo feliz por el resto de su vida. ¿Sería capaz? No lo sabía, pero nada perdía con intentarlo.
No es momento para ser un cobarde, Yoongi.
—H-H-Hoseok-ah —llamó, el menor le miró.
Estaban caminando por un parque cercano a sus casas, terminaron comprando un par de manzanas acarameladas porque no llegaron a ver al heladero.
Estaba nervioso, sentía sus manos sudadas y temblorosas. ¡Vamos Min Yoongi, tú puedes! Se animó mentalmente.
—¡Jung Hoseok! —exclamó sobresaltando al menor—. ¡Me gustas!
Silencio y luego Yoongi sintió como unos labios presionaban los suyos e intentaban moverse en un compás lento y torpe. Tan tierno, tan inexperto como lo era él. Jung Hoseok le encantaba y por el beso que en ese momento se estaban dando, sabía que el sentimiento era mutuo.
Cuando se separaron, las mejillas de ambos estaban rojas y calientes. Pero sin duda la sonrisa que adornaban sus labios eran las más grandes y las más sinceras que jamás habían tenido en su vida, sus ojos transmitían las palabras que no podían ser dichas, transmitían el amor que ambos sentían.
—¡Estoy en casa! —avisó Hoseok cuando cruzó el umbral de entrada, con una sonrisa.
Se sorprendió al ver a sus padres sentados en el sofá, mirando la televisión con una mirada sombría. No le habían dirigido la mirada y cuando alzó la vista, se encontró a Dawon llorando en silencio en una esquina.
—Nos has decepcionado Hoseok —dijo su padre, frunciendo los labios—. ¡Tú no eres mi hijo, no lo eres! —vociferó levántandose del sofá y dando grandes zancadas hacía Hoseok.
Sus padres jamás le habían pegado ni siquiera porque era un niño revoltoso, ellos creían que una reprimenda y un castigo eran más que suficientes para que él aprendiera la lección. Claro, hasta ese día.
—¡ERES UN MALDITO MARICA! ¡ERES UN ENFERMO! —gritó.
Y ahí lo supo, habían sido descubiertos.
Bueno bebus, estamos en la recta final del fanfic.
Sin más nada que decir, espero que les haya gustado 💜
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Tartamudo | Sope
FanfictionEn donde a Hoseok le gusta el tartamudo, mucho. 📌 PROHIBIDAS las copias y/o adaptaciones. 📍 Capítulos cortos.