30 Days OTP challenge [ReiMob]

Día 6: Con la ropa del otro

Cuando llegaron a la casa del falso psíquico, eran las once de la noche.
Shigeo no había aguantado en el camino y se quedó dormido, hasta hace un poco menos de media hora se había despertado, pero Reigen no le dijo nada. Sabía que su discípulo estaba cansado por el estallido de emociones y aparte, por ir incómodo en el asiento de atrás.

Shigeo no quiso acostarse y durmió sentado, causándole un ligero dolor de espalda, aparte de sus oídos que aún le dolían por el sonido que sus propios poderes habían causado. Pero estaba preocupado por el rubio, puesto que este había dejado en claro que no podían ir al hospital; una maldición no se quitaba con farmacéuticos normales ni inyecciones. Necesitaban de un ente como Ekubo para que se comiera lo que sea que estuviera aquejando su muslo y después, podrían curarle la herida. 

Aún así, Shigeo no se quejaba, lo que dijera su maestro se obedecía, y sin darse cuenta, ya habían llegado al departamento de Arataka y rápidamente salió del auto para ayudar a su maestro a salir también, puesto que la pierna le dolía y apenas podía caminar— ¿Dónde están sus llaves, maestro?—

— La puerta está abierta, Mob. Nadie entra aquí mas que yo...— Musitó, haciendo una mueca de dolor ante el esfuerzo que estaba haciendo. Shigeo se apresuró a abrir, y se sorprendió de que su maestro tuviera razón: nadie entraba y la puerta estaba sin seguro.

Rápidamente acostó al rubio en uno de sus sillones y corrió a buscar un poco de agua y alcohol al baño.
Ni siquiera se sentía apenado por andar paseándose por la casa ajena sin permiso y con los zapatos puestos, pues de verdad estaba preocupado al ver el gesto de dolor de Reigen.

Jamás su maestro se había mostrado débil ante él y era una nueva faceta que le hacía sentir... Afligido... ¿Desesperado, quizás? No sabía con certeza.
Necesitaba llamar rápidamente a Ekubo y todo se le estaba juntando...

¡Carajo! Reigen no tenía alcohol... ¡No tenía nada! ¿No habían ni pastillas para el dolor? La herida podría infectarse, seguro le dolía tanto que se desmayaría del dolor y...

5%...

— Mob, en la cómoda a lado de mi cama hay ropa limpia por si deseas cambiarte. Puedes usar la ducha también. Haré la cena, apuesto a que tienes hambre—.

— Maestro, p-pero no...— Un rugido de su pansita le hizo quedarse callado. Reigen estaba parado justo enfrente de él, en la puerta del baño, y sonrió levemente al escuchar el sonido del estómago del niño; pobrecito, si tenía hambre.

— Bien, parece que tuve razón— el mayor se dió la vuelta y caminó a la cocina—, así que bañate y descansa un rato, haz hecho mucho por mí hoy—. Le sonrió amable y Mob se sonrojó por los nervios.

Su maestro andaba como si nada, a pesar de que seguramente su pierna debía dolerle horrores.

No estaba seguro de qué tipo de herida era, o si estaba profunda. El pantalón gris del hombre le tapaba un poco, y con la sangre seca que cubría la zona no se podía distinguir bien.

Pero cojeaba...

Shigeo mostró su preocupación en su rostro y enseguida, usando sus poderes, levitó un poco al mayor para que este no caminara a la cocina, sino que lo llevó al sofá de su sala.

— ¡Ah?! ¡Mob, bájame!—

El niño sin ápice de emociones en su rostro, se acercó rápidamente a donde estaba el otro; sin intimidarse por los ojos atrayentes del mayor, se posicionó a medias sobre él, impidiéndole el paso.

— No tiene que hacer nada por mi, maestro...— Habló con seriedad—, yo le prepararé la cena, y le ayudaré en lo que necesite mientras llega Ekubo—.