Día 9: Sinceridad

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Shigeo llegó a su casa cuando su hermano y sus padres estaban cenando. Sin embargo, la bonita y tímida sonrisa en su rostro no la disimulaba para nada, haciendo que su mamá sonriera pícaramente al ver a su hijo mayor recostarse en la puerta mientras suspiraba.

Ritsu vió claramente y sostuvo con fuerza su cuchara, desviando la vista a otro lado.

Si padre por el contrario, pareció no darse cuenta de nada.

- Shige, que bueno que regresaste temprano, ¿estabas en una cita?- Fué cuando el mencionado volteó a ver la mesa para encontrarse con su familia comiendo. Rápido, quitó su sonrisa y saludó tímidamente, quitándose los zapatos.

- B-buenas noches mamá, papá, Ritsu...- Habló nervioso, bajando la mirada al notar que su madre sonreía ladinamente-, estaba... Salí con mi maestro Reigen a comprar unas cosas para un caso que trataremos mañana, acaba de traerme hasta acá...-

- Ah, Reigen-san es tan responsable y amable al llevarte con él, ¿algún día lo invitarás a comer?- Contestó su madre, levantándose de la mesa para servirle de comer a su hijo.

- M-Mamá, no tengo hambre... El maestro me invitó a comer...- Contestó el menor.

- ¡Con más razón debería venir! Un hombre como él debe estar cansado de siempre cuidar niños...-

Ritsu se levantó de golpe de la mesa, azotando su cuchara y los platos al golpear con sus manos la superficie.

- Ya no tengo hambre-

- Pero... Bebé, apenas te serví...-

- Lo siento mamá, se me fué el apetito...-

Su padre no opinaba jamás ni iba en contra de lo que su esposa dijera. Pero al ver que esta se quedaba callada, impresionada por el comportamiento de su siempre amable hijo menor, decidió tomar responsabilidad.

- Ritsu, hijo, tu madre cocinó especialmente para tí hoy, ¡hoy es tu día de elegir la comida! ¿No vas a comer un poco más? Apenas tocaste tu plato...-

Shigeo veía todo desde la entrada. El tema de su querido mentor había sido desplazado a un lado, y aprovechando que Ritsu parecía dudar si quedarse o no en la mesa, se acercó inseguro a su hermano, para darle el helado de fresa que llevaba en la mano, a punto de comenzar a derretirse.

- Ten, Ritsu... Por favor, disfruta la comida que mamá hizo para ti hoy... Además, tienes postre, lo compré de tu sabor favorito...-

Mamá y papá Kageyama se quedaron en silencio al ver que Ristu ni siquiera volteó a ver a su hermano. Hermano que, cabe destacar, adoraba.

- No tengo hambre, lo guardaré para al rato. Si me disculpan- Se dió la vuelta y no miró ni a su madre, padre o a su hermano.

Shigeo sintió un golpe profundo en el estómago, muy parecido al que sintió cuando Ritsu y él se encontraron en un callejón y su hermanito le había dicho que siempre le había tenido miedo.

- Shige... ¿le hiciste algo a tu hermano?- preguntó su mamá, después de haber escuchado el portazo que dió el menor de la familia.

- N-no mamá, yo-

- ¿Cómo le va a hacer algo, cariño, si Shigeo acaba de llegar?-

- Pero no estaba molesto hace un rato... ¡Incluso me ayudó a preparar la comida!-

El hombre pelinegro se encogió de hombros, para tomar su cuchara y llenarse la boca de comida.

- La pubertad, supongo- Masculló con la boca llena.

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