Día 4: Chupón

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— Se ve demasiado, no sé cómo puede salir con eso a la calle—.

Shigeo dirigió su mirada a la chica que Ritsu estaba criticando tan abiertamente, encontrando sus ojos en la niña que alguna vez robó sus inocentes suspiros.

Tsubomi Takane.

Su corazón no latió rápidamente, su respiración no se detuvo, y todo a su alrededor seguía exactamente igual. Sonrió complacido al saber que ya había superado el enamoramiento hacia ella.

Menos mal.

— Es una cualquiera—. Musitó Ekubo, a su lado.

Mob se extrañó, y volteó a ver a su hermano menor. Ritsu se dió cuenta enseguida de la inmensa inocencia de su hermano y estuvo a punto de rodar los ojos pero en vez de eso prefirió aclarar a qué se referían él y el espectro verde.

— Trae un chupón en el cuello— explicó, señalandola con un movimiento de cabeza, a lo que Mob puso atención, viendo el moretón de intenso color morado en el cuello de la chica—, eso significa que ya no es... Uhh...—

— Se la cogieron, o al menos tuvo un buen revolcón— habló el mayor de ellos con una cara de hastío.

El esper abrió sus ojos y ahora si prestó atención a la marca violeta que antes no representaba tanto para él. De repente pasaron varias cosas por su cabeza, como la idea de que Tsubomi sabía lo que él había sentido por ella, y aún así se atrevía a remarcarle que tenía a otro chico a su lado de una manera tan... ¿posesiva? ¿demostrativa?

Y rápidamente, pensó en porqué Ritsu y Ekubo sabían que una marca morada de ese tipo en ese lugar en específico significaba que ella...

— ¿Por qué un... Ahh... Chupón tiene que ver con... Ya saben...?— Preguntó con sus mejillas rosas, bajando la mirada—.

Ritsu le miró divertido, sabiendo que su hermanito era uno de los chicos más tiernos que había conocido. Todos en su salón, —siendo un año menor que Shigeo—, eran unos cabrones pervertidos y sucios. Hombres salvajes, en toda extensión de la palabra. Teru era otro de los chicos más lindos que había conocido, pero no más que su adorado hermano. Y Shou... Bueno, Shou era el doble de lindo que su hermano.

— Por que cuando un hombre y una mujer deciden tener relaciones sexuales, se quieren pertenecer totalmente— explicó pasivamente Ritsu—, así que se marcan el cuello para que otros sepan que ya pertenecen a alguien—.

Ekubo lo miró sonriente, casi vacilante.

— Vaya, eso no se los enseñan en la escuela, ¿no será que tienes un profesor particular?— se burló el espectro.

Ritsu lo miró como si fuera a matarlo, y levantó su mano dispuesto a mandar a volar a Ekubo unos cuantos kilómetros lejos de ahí.

— Entonces... Ritsu... Lo que tenía Hanazawa-san en el cuello, ¿no era un piquete de algún insecto?—

Mob ignoraba a Ekubo que se había escondido tras su espalda, ahogando risas divertidas.

— No— bajó la mano el menor, mirando molesto al espíritu—, él sale con una chica, y las chicas pues... A veces son más celosas que los hombres, por lo que también quieren marcar propiedad—.

— Eso suena a algo que haría un animal— aseguró el psíquico, llevando uno de sus dedos a su boca—, a un perro, mejor dicho—.

Ritsu asintió.

— Pues eso significa que Takane ya es propiedad de alguien, y ella lo muestra como si fuera un trofeo el que hubiera abierto las piernas—.

El tono de asco con el que había dicho Ritsu aquello le hizo entender a Shigeo que su hermano nunca había tolerado del todo a la niña a la que él quiso.
De hecho, Ritsu no sabía hasta el momento que él había estado enamorado de ella, y que su confesión y rechazo le había costado bastante.
Pero Ritsu si sospechaba, porque cuando lo encontró llorando en su habitación, Shigeo repetía una y otra vez su nombre, como si su inconsciencia la llamara.

30 Days OTP challenge [ReiMob] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora