Please, Marry Me. | F.W. |

29.

Finn estaba a mi lado, sentados en las sillas de la sala de espera. Jack se paseaba de un lado a otro, muy nervioso, mucho más que Asher,  quien estaba al borde del colapso en ese preciso momento mientras Adelaine estaba en trabajo de parto de su segundo hijo.

 —¿Y si tiene problemas? ¿Y si el bebé no puede salir? —reprimí mi risa para no ponerlo más nervioso, pero le dije con tono tranquilizador. 

—Asher, estuviste tal cual cuando nació Annie, si Adelaine lo pudo hacer una vez, lo hará dos veces —revolvió su cabello, con la incertidumbre en el rostro.

A veces me preguntaba de que forma hubiese reaccionado Finn si yo podiera tener hijos. Me imaginaba que estaría peor que Asher, respirando junto conmigo y gritando de las contracciones, cuando la del dolor sería yo.

Annie finalmente se sentó en la silla frente a mí, se veía ansiosa y emocionada, pero había algo más, una cosa que la molestaba y que no pasaba desapercibida antes mis ojos. De pronto, irrumpió en la habitación Lucas, venía solo, pues si familia se encontraba arreglando los últimos detalles de la habitación de la futura bebe.

—¿Ya ha nacido? —pregunto aterrado. Todos negamos con la cabeza y él suspiro aliviado. Al parecer, había hecho una carrera desde el estacionamiento al hospital. O tal vez desde la casa, lucía demasiado agotado.

—¿Hace cuanto que entro? —preguntó otra vez.

—Cuatro horas —contestó Finn. Lo que no había cambiando eran sus ojos y ese brillo que tenía en su mirada cuando estaba muy feliz, como ahora. Lucas se sentó a mi otro lado y apoyó su cabeza en mi hombro, para ser un adulto, seguía creyéndose un niño pequeño, y eso en parte era mi culpa, lo había consentido demasiado cuando se unió a la familia junto a Adelaine que algunas costumbres nunca se iban.

Y me alegraba que no lo hiciera, porque mi favorita era la que Finn estaba haciendo en esos momentos, acariciaba mi mano y mis dedos con la suya.

Ya no lo hacía para disculparse, con el tiempo el significado de ese gesto había cambiado, ahora lo hacia cuando estaba a gusto con la situación.

—Familia de Adelaine Grazer —llamó de repente una enfermera.

Finn hizo una mueca que pasó desapercibida para los demás, menos para mí, conocía muy bien ese gesto. Aún le molestaba el hecho de que Adelaine no llevara su apellido, no soportaba la idea de que ahora compartiera su amor con otro hombre y peor aún el que ese nuevo hombre sea el chico con el que se crío y con quien Adelaine paso toda su adolescencia juntos.

Todos nos pusimos de pie y Asher empalideció de inmediato, esperando malas noticias. Nos acercamos a la enfermera y ella nos sonrió a todos, nos calmamos y sonreímos también, menos Asher, que seguía encerrado en el mundo de las tragedias. Adelaine era una chica muy optimista, divertida y hacia locuras cada cinco minutos sin medir riesgos. Asher era alguien más tranquilo, lo cual es irónico pues en el pasado esto era al revés.

Finn en ocasiones se preguntaba como sus pequeños habían terminado juntos si eran tan diferentes. Suponía que por eso también se ponía celoso Finn.

—Es una niña saludable, pueden pasar a verla en diez minutos, pero entren a pocos —nos informó la enfermera. Entró otra vez a la sala de parto y todos nos quedamos más aliviados. Los primeros en pasar a ver a Adelaine y a mi nueva nieta, serían Asher, Finn y Jack por razones obvias. Yo me quedaría con Lucas, Lux, y Annie esperando nuestro turno.

Finn entró feliz a la sala para al fin poder ver a la "razón de su existir", Jack entro con emoción, parecía un niño pequeño, mientras que Asher lo hizo temeroso, pero decidido. 

—Iré a la cafetería por unos caramelos, ¿quieren algo? —inquirió Lucas. Annie, Lux y yo negamos con la cabeza y él se encogió de hombros—. Bueno, regreso en unos minutos, cualquier cosa, me llamas al celular, mamá. Bajó por el ascensor y nos dejó a solas. Annie ya estaba mucho más relajada, pero seguía habiendo algo que la incomodaba.

—-Annie, ¿qué sucede? —con sólo una mirada bastó para saber lo que le sucedía—. ¿A qué le tienes miedo?

—A que mis padres se olviden de mí —sí, tenía razón. Sonreí como nunca, porque conocía demasiado bien ese sentimiento de sentirse invadida por alguien nuevo y que venía a cambiar todo tu mundo. También esa inferioridad, ese pensamiento de no ser querida por los demás. Todo eso me recordaba a algo.

—Annie, cuando adoptamos a tu tío Lucas, hubieron ciertas diferencias, pero...

—Abuela, no es lo mismo, porque mamá y el tío eran de la misma edad y no recuerdan nada. Yo tengo doce, y esa... niña... se robará todo el cariño de mis padres. —Sé que debía decirle que no pensara eso de su hermanita, que la terminaría adorando, pero me límite a sonreír como antes.

—Annie, cariño, te contaré una historia. Tal vez, las circunstancias no son las mismas, pero si los problemas. Había un chico mucho mejor que una chica castaña, y ella estaba insegura porque creía que todos lo querían más a él que a ella.

Annie me miró y luego a mi cabello, después dirigió su habitación donde descansaba su madre y supe que había adivinado de quién se trataba esta historia. Me lo preguntó con la mirada y yo asentí, así que ella no dijo nada más y se echó para atrás acomodándose en la silla con las piernas cruzadas como un indio sobre la silla.

—Todo empezó cuando yo tenía ocho años, mamá se arreglaba para ir al teatro con mi padre, llevaba un vestido  liso de seda rosa y un sombrero con plumas que yo utilizaba para disfrazarme de indio nativo cuando Sophie, Sadie y Millie venían a jugar a la casa... 

Fin.

Hola!
Bien, por si algo no se entendió aquí está una breve explicación.
Adelaine creció y se casó con Asher (quien al final cumplió su promesa que le hizo cuando tenían 5 años) a este punto, Asher y Adelaine ya tenían una niña, quien siente inseguridad al creer que se olvidarán de ella, por lo que ___ le cuenta la historia de PMM, de echo, si revisan el inicio de la historia es igual a el final de la misma.

Tranquilas, aún falta el epílogo.