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I Promise (All For Her - segunda parte) - Percabeth)

Escrito por: ClaruPolo01

I Promise (Lo prometo) (All For Her /Todo Por Ella/ - segunda parte) - Percabeth

Narra 3ra persona

  Annabeth reconocía el lugar en el que estaba, pero no sabía por qué estaba allí. Caminaba confundida hacia la entrada de su hogar, el Campamento Mestizo.

  Sin embargo, sabía que algo estaba mal. Hasta hacía dos minutos estaba en los Elíseos, pero cuando abrió los ojos se encontraba al pie de la Colina Mestiza.

  Tal vez era un regalo, una recompensa, y los dioses le habían permitido volver.

  Una oleada de recuerdos felices la recorrió al ver el arco que señalaba la entrada, junto al pino de Thalia, y volver a sentir el agradable aroma de su hogar la reconfortó. Era cerca del horario de la cena, y el olor a comida invadía el lugar.

  — ¿¡Annabeth!? — gritó alguien.

  La hija de Atenea levantó la cabeza y se encontró con su amiga Piper McLean.

  — ¡Piper! — exclamó la rubia.

  Piper corrió hacia la rubia, y la abrazó sin pensarlo dos voces. Annabeth ni siquiera notó el hecho de que la morocha no parecía ni siquiera sorprendida por verla viva.

  — Bienvenida de vuelta — le dijo, rompiendo el abrazo —. Te hemos hechado de menos.

  Por primera vez en mucho tiempo, Annabeth estaba completamente confundida.

  — Piper — dijo Annabeth. Su voz sonaba algo dormida — ¿Sabes por qué he vuelto, verdad?

  Su amiga la miró con cara triste, y la rubia notó un papel en su mano. Un sobre, en realidad. Una carta.

  — Vamos a mi cabaña. Le he pedido a mis hermanos que salgan y me la dejen completamente para mí, aunque no saben por qué. Estarán en la fogata, de todas formas. Tengo algo que contarte. Algo importante.

  Annabeth negó lentamente con la cabeza. Todavía se sentía como si estuviera en un trance. Estaba segura de que era un sueño, aunque no estaba segura de si los espíritus soñaban.

  — Primero quiero ver a Percy — dijo.

  Piper la miró aún con pena. ¿Qué le había sucedido a su novio? 

  — De él tenemos que hablar.

  Annabeth pensó que tal vez había conseguido una nueva novia, pero descartó la idea de inmediato. El defecto fatídico de su novio era la lealtad. No podía enamorarse dos veces.

  — ¿Vamos?

  Annabeth suspiró y siguió a su amiga hasta la cabaña diez, sin siquiera imaginarse la terrible noticia que la esperaba. 

  De camino, notó que todo era incluso más hermoso de lo que ella recordaba. Habían algunas cabañas en reparación, y otras estaban comenzando a ser construidas.

  Lo único que había cambiado era ella.

  Tuvieron la suerte de no encontrarse con nadie en el camino. Entraron a la cabaña, que estaba completamente vacía.

  Piper fue y se sentó en la que debía ser su cama. Annabeth la imitó.

  — Mira — comenzó la chica cherokee —, si lees esto, comprenderás todo — siguió, extendiendo el brazo. Annabeth tomó el sobre que había en su mano.

  Lentamente y como pudo debido a su dislexia, Annabeth fue leyendo lo que decía la carta.

  Si no hubiera ni un sonido, podrías haber escuchado su corazón desgarrarse y romperse en mil pedazos.