Ella, una chica en lo profundo de un gran pozo depresivo.
Él, un chico que tenía todo para ayudarla.
El destino los uniría, pero no de la manera que hubieran querido.
A él le pagaban.
Le pagaban por fingir interés en ella.
Le pagaban por fingir querer estar con ella.
Le pagaban por fingir preocuparse por ella.
Le pagaban por fingir que ella le importaba.
Le pagaban por fingir querer ayudarla.
Pero, poco a poco, dejaría de fingir y empezaría a sentir.
Empezaría a sentir interés por ella.
Empezaría a sentir ganas de estar con ella.
Empezaría a sentir preocupación por ella.
Empezaría a sentir que ella le importaba.
Empezaría a sentir ganas de ayudarla.
Empezaría a sentir que la amaba.
Y, el sentimiento sería correspondido.