1O ┊abuelos gruñones y demandas fallidas

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Los nervios harían que se arrancara el cabello, pelo a pelo.

Estaba demás al decir que solo por imaginarse conduciendo con sus padres en su auto hasta su hogar lo ponía bastante ansioso, pero la discusión con JaeBum sobre si debía irse o quedarse hasta que terminara la desayuno lo puso tan irritable, que el niñero lo obligó a tomar asiento para que tomara un vaso con agua para calmarse.

— ¿Seguro que no quieres que me quede? —Pregunta nuevamente, apoyando su espalda de la mesa. — Al menos, puedo pasarte secretamente una aspirina por debajo de la mesa.

YoungJae niega, dejando el vaso a un lado.

— No, probablemente les amarres sus pies al primer comentario irrespetuoso y no me arriesgaré a tener que comprar nuevas sillas. —JaeBum alza una ceja. — ¿Qué? Ellos pueden romperlas cuando se den cuenta que no los ayudaré a escapar.

El mayor suelta una risa, arreglando las mangas de su camisa ya que se les habían subido un poco y para ser junio, hacía demasiado frío. YoungJae opinaba lo mismo con respecto al clima, por lo que también había optado por usar ropa más abrigada pero intentado lucir más elegante, literalmente utilizando prendas que el niñero le prestó porque su armario se basaba en suéteres y camisetas que le restaban la edad. Lo que él quería, claro, era lo opuesto, parecer mayor y serio. 

Bufó, ¿a quién intentaba engañar? La ropa de JaeBum quedaba bien él, pero en el cuerpo de YoungJae solo parecía que estuviera jugando con el armario de su padre.

— ¿Y sí me cambio de ropa? —Sugiere, el niñero no tarda en negar y aprieta sus labios ante el rechazo. — ¿No parezco muy desesperado por hacerlos pensar que soy exitoso sin ellos?

— Por supuesto. —La expresión del menor no tarda en volverse asustada. — Por supuesto van a pensar que tiene al hijo más guapo.

El rostro de YoungJae no tardó en volverse colorado, resaltando el color sobretodo por culpa de la chaqueta gris que tenía puesta. JaeBum solo pretendía inocencia, esforzándose para no reír a causa de la diversión que le causaba lo avergonzado que el chico estaba.

— Eres un tonto.

Bambam apareció por la puerta, con sus cuadernos en mano para dárselos a su padre y se colocó a un lado de él.

— ¡Ya terminé! —Había recibido tarea ese día, donde solo eran dibujos y por ello le permitieron hacerlo solo. 

JaeBum elevó al pequeño al aire, para enganchar sus piernas alrededor de su cintura y señalar a su padre.

— Pequeño, tu papi se ve muy guapo hoy, ¿verdad? 

— ¡Papi siempre se ve muy guapo! —Exclamó mientras asentía.

―baby bambam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora