Odiaba la universidad.
Odiaba el instituto, sus maestros, sus materias, su carrera, su persona, su vida y a todos —excepto Bambam, por supuesto—. YoungJae estaba pasando por uno de los momentos más estresantes de su vida llamado: inicio de los parciales y ni hablar sobre lo ocupado que se encontraba con el trabajo, la guardería que aún buscaba para su hijo, ahora tenía que maniobrar estudiar y descansar a la vez en su horario. Él quería hacerle más de una prueba a JaeBum, pero ahora solo le tocaba acceder a su propuesta sin más debido a lo ocupado que se encontraba encargándose de su vida estudiantil. También rezar para que los demás días sean tan tranquilos como lo fue su primera prueba o promete colapsar finalmente.
Cuanto odiaba ser estudiante.
Él podría estar en ese momento en casa durmiendo en el sofá con su hijo o en su propia cama haciendo lo mismo, porque todo lo que quería hacer en ese momento era dejarse llevar a la tierra de los sueños y no volver en, al menos, un año o cuando Bambam lo necesite. En cambio, se encontraba cumpliendo por esa semana el puesto cajero en el restaurante con su libro de Psicología memorizando conceptos a la vez que atendía a los clientes y luchaba para mantenerse despierto con una taza de café de cortesía de su jefe.
— Cielos, hyung, pareces un zombie.
YoungJae abrió los ojos, sobresaltandose.
— ¡Bienvenidos a Pigonha, ¿en qué puedo servirle?!—Escuchó una suave risitas a sus espaldas y se giró fruncido hacia ella. — ¡Deja de reírte, JungWoo!
— ¡Lo siento!—Pero, no se detuvo y YoungJae no estaba tan molesto, el chico tenía una risa muy linda y eso lo tranquilizó de alguna manera.— Hyung, estabas a punto de caerte dormido en el suelo, ¿estás bien?
— Sí, sí, solo esto algo cansado. —Respondió mientras se tallaba los ojos. — ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar...?
— Nuestros turnos terminaron—YoungJae abrió los ojos con exageración.— hace más de veinte minutos.
Rayos.
YoungJae se pasó una mano por el cabello y se lo despeinó aún más de lo que ya se encontraba, apenas se dio cuenta que había pasado la hora de su jornada laboral. Verificó su móvil y marcaba las nueve y cincuenta, casi diez.
— No..., Bambam debe estar esperándome.—Volvió a tallarse los ojos, sin poder evitar soltar un bostezo.— Gracias por avisarme, Junggie,
JungWoo lo miraba preocupado, el YoungJae cansado tropezó con la silla al bajarse y lucía atontado mientras recogía sus cosas.
— Hyung, ¿no le gustaría que lo lleve?—Jugaba con las llaves en sus manos.— Mi padre me ha prestado el auto y no creo que le moleste que me tarde un poco en devolverlo, más si se trata de mi hyung.
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―baby bambam.
Short Story(🍬) : YoungJae juró cuidar como nadie a su hijo bambam, sin embargo, el camino para darle lo mejor no será sencillo, topándose con diversas sorpresas como JaeBeom, el niñero gruñón Aún con la espalda hecha un nudo, JaeBeom no puede dejar de intere...