14 ┊¡sorpresa! esperen, ustedes nos sorprendieron.

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La reunión había sido bastante intensa y pesada, los abogados no daban su brazo a toser sin importar todos los argumentos que NamJoon les presentaba. YoungJae sabía que aquello se debía a que tenían que cumplir con su trabajo y los representantes colocaban más presión entre cada prueba. Sin embargo, pasó algo bastante interesante.

La única mujer allí, sí, la madre del niño que rompía los dibujos de Bambam acabó por disculparse, tirando su teléfono a la basura y admitiendo que había estado tan enfocada en su vida de lujos que no se percató de los efectos negativos que su negligencia estaba causándole a su pequeño. Además de pagar lo acordado por NamJoon, se ofreció a recomponer cada lápiz que su hijo haya llegado a robarle al suyo, aunque YoungJae se negara, igual le regaló toda una caja de ciento cuarenta colores y no tuvo más remedio que llevársela antes de que ésta los siguiera para dárselo personalmente a Bambam.

Los demás no fueron tan flexibles, especialmente el hombre pelirrojo, pero aceptó la culpa de la situación sin mucho escándalo y aceptó el trato. Pero, el ganador fue sin duda el abogado de la persona que estuvo ausente, quién los felicitó en todo momento por lo completa que estaba la demanda y su presentación, además de darle a YoungJae una tarjeta para una escuela de arte que amarían tener a Bambam como su alumno. Según lo que había explicado, tenían todo un programa de becas para talentos extraordinarios y dudaba que su hijo pudiese pasar desapercibido.

YoungJae esperó a JaeBum en el auto con bastante ilusión, no por haber conseguido más del dinero que esperaban, sino porque los padres habían recapacitado. Aunque lo ocultasen, sus miradas de decepción por los vídeos del comportamiento de sus hijos eran imposibles de negar y que hayan reflexionado el como su propia actitud los afectaba lo hizo muy feliz. Los niños suelen copiar e imitar lo que ven y escuchan, porque creen que está bien porque alguien más lo hace. Ahora solo esperaba que sus padres empezaran a darles un mejor ejemplo, que al menos lo arrepentido que se mostraron haya sido legitimo y no para sacárselos encima.

Su teléfono empezó a vibrar en su bolsillo, interrumpiendo sus pensamientos. Debía empezar a sacar cuentas de lo ganado y lo que había estado ahorrando en sus trabajos, aunque con todo no podía buscar de inmediato un nuevo lugar como tanto quería, pero era un inicio bastante considerable y era lo que importaba.

Tenía dos mensajes; uno provenía de la maestra del preescolar de Bambam informándole sobre la reunión de padres y representantes con motivo de organizar el evento de fin de año, uno que YoungJae había estado esperando ya que había pasado varias semanas desde que oficialmente su hijo había pasado al último nivel y aún no recibía noticias sobre la celebración que normalmente se hacia. La había fijado para en unas pocas horas, por lo que debía llegar a casa pronto para quitarse el traje y preparar a Bambam, ya que el repartimiento de las participaciones la decidían los niños, así que era imprescindible que el pequeño estuviese presente.

―baby bambam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora