(🍬) : YoungJae juró cuidar como nadie a su hijo bambam, sin embargo, el camino para darle lo mejor no será sencillo, topándose con diversas sorpresas como JaeBeom, el niñero gruñón
Aún con la espalda hecha un nudo, JaeBeom no puede dejar de intere...
lo dudé un poco, éste capítulo era un pequeño regalo especial que se resubiría al final del fic, pero me parece que es importante para la culminación que los lectores conozcan lo narrado aquí.
advertencia: yo lloro pero mal con éste capítulo, tómenlo como consideración.
also: la canción que se menciona en el cap se las dejo en la multimedia por si quieren escucharla mientras leen o después.
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Cinco años antes.
Una hermosa pareja terminaba de recibir la noticia de que un nuevo miembro se uniría a la familia que tanto ansiaba por expandir, meses de intentos y fallos, finalmente un acierto.
Chonnasorn era una mujer de suave y largo cabello almendrado, como sus lindos ojos. Chittaphon era un hombre muy alegre, teniendo sus mechones azabache siempre cubriendo su vista y un gran talento para la pintura, siendo su esposa su principal musa.
Los dos se conocieron en una tarde de juegos en la zona más deplorable del vecindario, porque aún siendo niños encontraban la diversión bajo cualquier circunstancia. Era amor a primera vista, Chittaphon cuidaba con su vida a Chonnasorn y ésta siempre se encargó que el hombre tuviera una sonrisa en sus labios gracias a su hermosa personalidad. El camino hasta su adultez no fue fácil, pero lo lograron luchando con todos los problemas que tenían forma de billetes y las opiniones de los ajenos por sus orígenes.
Ellos no sabían en lo absoluto lo que era luchar como lo hicieron, así que no debían escucharlos.
Apenas Chonnasorn se enteró de su embarazo, decidieron regresar a su viejo vecindario. Hasta los momentos habían buscado lugar más cercanos al centro de la ciudad, pero ambos estaban de acuerdo en que querían que su hijo o hija viviera los buenos momentos que ellos tuvieron allí; no todo era bonito ni fácil, pero la felicidad prevalecía una vez que lo material dejaba de importar.
— ¡Es hermosa! —La mujer gimió de felicidad una vez que revisaron la casa para escogerla.
— ¿Han tomado una decisión? —El agente que llevaba su caso los observó, esperando una respuesta que ya estaba pintada en sus rostros.
Sorn y Chittaphon se lanzaron grandes sonrisas. No era una casa gigantesca como una mansión, pero tampoco era tan pequeña como para sentirse apretados. Era perfecta. De dos plantas y un lindo jardín que la de cabellos claros ansiaba cuidar, también contaba con una habitación que podía ser el estudio perfecto para el artista que Chittaphon ansiaba tocar. Además, no se encontraban tan profundo en las zonas de gravedad, podrían decirse que estaban en el medio de las partes bonitas y las que cualquiera tendría miedo de visitar, así que tenían ambos mundos bien presentes.
