(🍬) : YoungJae juró cuidar como nadie a su hijo bambam, sin embargo, el camino para darle lo mejor no será sencillo, topándose con diversas sorpresas como JaeBeom, el niñero gruñón
Aún con la espalda hecha un nudo, JaeBeom no puede dejar de intere...
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— ¡Apúrense!
— ¡Camina más rápido!
Bambam se encogió en su asiento.
Le habían contado que no es su primera vez en un aeropuerto, pero estaba tan pequeño que definitivamente no recordaba lo ajetreado que era. Veía a tantas personas corriendo de un lado a otro, gritándose, y a veces golpeándose. Solo en la zona de espera, ellos habían pasado a migración y no había mejorado tanto la corriente de gente en apuros, encontrando fascinación por la cantidad de idiomas extraños que estaba escuchando pero sintiéndose intimidado por algunas miradas que lanzaban en su dirección, el pálido color grisáceo que rodeaba las paredes y el sonido que emitían las bocinas cuando se anunciaban abordajes, o un aterrizaje.
El pequeño se encogió a un lado de su padre, quién no tardó en notar su timidez.
— ¿Tienes miedo, pequeño? —descansó una de sus manos sobre el cabello del menor.
Bambam sacudió su cabeza con rapidez.
— No, papi. —su mirada se posó en un hombre que había caído derrotado en uno de los bancos, escondiendo su rostro entre ambas palmas— ¿Por qué están tristes, papi? ¿Por qué no están emocionados por las vacaciones?
YoungJae se había percatado de aquel hombre, sin embargo, no era el único en el mismo estado. El sistema había estado presentando fallas, por lo que algunos vuelos habían tenido retrasos por estos problemas. Sus papeles con mucha suerte lograron ser revisados con éxito, pero otros no podían evitar sucumbirse en el estrés.
¿Y quién sabe? Todos los compromisos pendientes que los esperan en casa, los familiares o seres queridos que no habían podido visitar en mucho tiempo, y esta era su oportunidad para reencontrarse, siendo retrasada por un error de esta magnitud, donde tantos presentaban problemas con sus visados. Lo único que podían hacer era esperar en aquellos duros bancos, hasta tener su señal para abordar.
— Están emocionados por sus vacaciones, cariño. —acarició el cabello del pequeño— Solo están asustados por no llegar a tiempo con sus familias para navidad.
Bambam abultó sus labios con tristeza.
— Papi, ¿crees que lleguen a casa para navidad? —preguntó, diluyendo angustia en su voz.
YoungJae asintió, embozando una sonrisa para tranquilizar a su hijo.
— Todos celebraremos navidad con nuestras familias, pequeño, de eso no tienes que preocuparte. —palmeó con suavidad el muslo de JaeBeom, el cual no dudó en enfocar su atención en ellos— ¿Serán la mejor navidad?
El mayor no dudó en agitar su cabeza con entusiasmo, subiendo los ánimos del mismo pequeño.
— Serán las mejores navidades, ésta—atrajo a YoungJae de su hombro, mirando a su alrededor de forma muy breve para asegurarse de que nadie los veía, y dejando un beso en su mejilla— y las que vienen. —estiró su mano para revolver los mechones del menor, el cual no dudó en protestar ya que su papi YoungJae los había peinado hace tan solo unos instantes.