El llamado de la Luna

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Los primeros rayos del Sol empezaban a adornar todo Burgges, algunos árboles tenían nieve en sus copas, muchas personas empezaban a quitarla de la entra de sus casas. Era una mañana fría pero poco a poco la felicidad de recibir un regalo era suficiente para calentar los corazones de todos.

— Tía Elsa, tía Anna, ya es Navidad. — Emma saltó en las camas de sus tías para después dirigirse a la sala a despertar a su hermano y amigo.

— Elsa, no puedes hacer que no haga tanto frío. — Anna se colocó la almohada en la cabeza para que la luz no la molestara.

— Sabes que solo puedo hacer que haga más frío, además yo no lo siento porque. — Elsa se paró de la cama, llevaba unos shorts y una blusa de manga larga, se inclinó un poco y empezó a subir su brazo y de los pies se empezó a formar un vestido azul cielo, muy elegante. — El frío es parte también de mí. — entonó Elsa.

La pequeña Emma fue en busca de su hermano, bajó la mitad de las escaleras  pero sintió una mano en su hombro y volteó a ver quién era, su tía Elsa le sonrió malvada mente y de su mano surgió una bola de nieve, los ojos de Emma brillaron de emoción, tomó la bola de nieve y antes de tirarla hacia Jack, Elsa creó más bolas y las dejó en el piso; Anna llegó junto a su hermana y vio lo que planeaban así que se unió a ellas y empezaron a bajar muy lentamente las escaleras.

Los chicos estaban acostados en los sillones, no fueron a la habitación que les habían asignado porque querían ser los primeros en abrir los regalos, sólo que el sueño los venció.

— ¡Ahora!. — gritó Emma al lanzar una bola de nieve. A Jack los despertó la frialdad en su cara.

Jack e Hiccup se levantaron rápido de los sillones, ellos empezaron a quejarse pero después sé carcajearon y empezó una guerra de nieve. Entre risas y la sala llena de nieve se percataron de que los regalos estaban ya debajo del árbol, cada uno iba a tomar el suyo pero un grito se escuchó en unos de los cuartos.

— Rapunzel, tengo cabello en mi boca. — dijo como pudo Mérida ya que estaba colocada del techo por mucho cabello.

— Lo siento, se rompió la liga que amarraba el cabello. — Rapunzel empezaba a cepillarlo, ya que estaba enredado.

— Al menos bájame de aquí. — empezó a girar Mérida ya que una ráfaga de aire frío entró por la puerta del cuarto. Todas las personas que estaban en el piso de abajo subieron para ver aquella escena.

— ¿Qué pasó aquí?. — preguntó Elsa entrando a la habitación para ayudar a Mérida a bajar.

— Rapunzel, tenemos que conseguir unas ligas más fuertes. — sonrió Anna, ayudaba a Rapunzel a peinarlo.

— Vaya, quién dijo que tener el cabello largo fuera fácil. — se burló Jack

Al poner todo en orden con el cabello y que Mérida no vomitara, bajaron abrir los regalos de Navidad.

— Mira, tía Elsa este es tuyo. — dijo Emma desde los pies del pino. — De F. R.

— ¿Qué?. — se sonrojó Elsa, tomó la caja que estaba adornado de un papel rojo y un moño verde.

— Ya te habrá dado el... — rió Anna ante la expresión de Elsa, pero ella sólo la golpeó en el hombro.

— No, lo que haya enviado estará bien. — abrió aque caja y contenía varios botes de cristal lleno de ingredientes para pociones.

— Rapunzel, mamá envió un jersey para ti. — sonrió con asco Mérida, entregó un suéter tejido de color morado con una R en medio.

— Tú mamá todos los años hace un jersey para toda la familia. — sonrió Rapunzel. — Mi mamá manda galletas de girasol. — entregó una bolsa de tela a Mérida.

HOGWARTS: Una Aventura Peculiar [En emisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora