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Me acomodé mejor en la cama, notando cómo los brazos de Jin se aferraban a mi cintura y me pegaban más a él. Iba a volver a quedarme dormida cuando el sonido de la puerta abriéndose de golpe nos hizo sobresaltar a los dos.

- ¡Hyung! ¿Por qué coño tenías la puerta cerrada con...? - Jimin se calló de golpe a la par que sus ojos abiertos como platos por la sorpresa nos observaban desde el marco de esta.

Noté como el calor se estableció en mis mejillas a la vez que Jin apartaba sus brazos de mi cuerpo. El rostro de Jimin cambió repentinamente mientras sus ojos ahora nos miraban con desdén. Jin se levantó rápidamente con la intención de hablar con él, pero el muchacho de cabellos grisáceos ya se encontraba fuera de la habitación.

Me levanté rápidamente de la cama mientras seguía los pasos de Jin, los cuales también seguían los de Jimin, quien no paraba de gritar incoherencias.

- No me lo puedo creer. - Decía el primero mientras bajaba enfadado las escaleras dirigiéndose al salón, donde se encontraban el resto de los chicos. Me paré en una esquina del lugar esperando lo peor al ver cómo Jimin se acercaba a ellos. - Mientras nosotros estábamos terminando de organizar la misión de hoy, nuestro querido Hyung, - señaló a Jin con la mano y una falsa sonrisa en su cara - se encontraba follándose a Minjee.

Vi cómo Jin abrió la boca para hablar, en cambio yo no me pude resistir a contestarle. No había nada en el mundo que me molestara más que la gente que hablaba sin saber, y este gnomo de jardín no iba a ser la excepción.

- ¿Cómo puedes estar tan seguro de lo que ha pasado si no has visto nada? - Hablé, viendo cómo Jimin clavaba sus ojos en mí. Abrió la boca para responder, pero yo me adelanté y le corté las palabras. - Espera, ya entiendo, - sonreí con sorna - el pobre Jimin está tan necesitado que tiene que ver cómo los otros se lo montan. - Vi cómo todos los presentes abrían sus ojos sorprendidos, mientras Taehyung sonreía ladinamente.

La mirada de Jimin se transformó en una letal mientras apretaba sus puños tan fuertemente que sus nudillos se volvieron blancos. Se acercó a paso lento, mientras apretaba su mandíbula. El miedo me carcomía por dentro, pero me negaba a verme débil ante él, debía mantener mi compostura.

- ¿Eso crees? - Su voz se encontraba muchísimo más grave, provocando que se me erizara la piel. - Siento decirte que esta mañana nada más despertar me encontré con la boca de una chica justo en mi polla. - Sonrió mientras llevaba su mano a su miembro. Se acercó a mí con pasos amenazantes hasta quedarse a pocos centímetros de distancia. - Sabes, creo que tienes razón, no creo que Jin Hyung se acostara contigo ni por dinero. Dudo que sepas hacer bien aunque sea una mamada, - escuché la carcajada de Taehyung al fondo - y debes de ser más virgen que el aceite.

- Perdona chiquitín, pero te sorprenderías de lo que soy capaz. - Intenté decir sin que se notara el efecto de sus amenazas sobre mí.

- Creo que lo único que me sorprendería sería lo patética que eres, aunque eso no sea una sorpresa, está claro. ¿Siquiera sabes lo que es tener relaciones sexuales, o tu querido papi no ha tenido aún esa charla contigo? - Hizo un falso puchero para luego sonreír con superioridad.

- Jimin, ¡ya basta! - Jin intentó acercarse al susodicho con el objetivo de apartarlo de mí, pero Taehyung impidió que lo hiciera, posando su brazo sobre el pecho del mayor.

- Déjalo. - Añadió el pelinegro en un tono autoritario por lo que a Jin no le quedó más que hacer caso a lo que su, en este caso superior, le había ordenado.

PerfidiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora