Taehyung (I)

56 20 12
                                    

Me coloqué mis gafas redondas ajustándolas en el puente de mi nariz, mientras con mis manos peinaba mi lacio pelo el cual caía como cascada hasta caerme en los ojos; creo que un pequeño corte no vendría mal.

Eran las siete y media de la mañana cuando guardé todas mis pertenencias en la mochila color morado, me metí a toda prisa una tostada con mermelada en la boca y me fui de casa despidiéndome de mi madre alzando mi mano derecha.

Me encantaba coger el metro temprano, puedes observar cómo el sol empieza a salir acompañado de los pequeños rayos los cuales te calientan el rostro, es un buen lugar para sacar fotos, escuchar música o leer un buen libro.

Cuando las puertas de la pesada máquina se abrieron en mi parada, me apresuré a levantarme de mi asiento y salir por estas. Di dos pequeños pasos cuando un brazo alrededor de mis hombros hizo que casi cayera de bruces contra el suelo.

- ¡Tae! - Sonreí cuando vi su cara.

- Hola Moon. - Le di mi característica sonrisa cuadrada. Jang Moonbok es mi amigo desde que tengo consciencia, supongo que a estas alturas ya éramos como hermanos.

Caminamos por los pasillos del instituto ignorando las miradas extrañas de nuestros compañeros hacia nuestro gran alboroto, y cuando llegamos a la cafetería volvió a rodearme con su brazo, propinando en mi cabeza suaves golpes con su puño. Intenté quitármelo de encima pero fue casi imposible. 

Un pequeño carraspeo delante nuestra hizo que nos separarámos de golpe, volviéndonos totalmente serios. Primero nos miramos a los ojos para luego observar a la figura que se encontraba en nuestras narices; tragué saliva inevitablemente.

Yook Sungjae. Sus grandes y felinos ojos hacían que escalofríos recorrieran toda mi espalda, su ceja derecha levantada sabía que me juzgaba, sus labios casi fruncidos en forma de molestia. Él se había unido a nuestro grupo de amigos hace menos de cuatro meses, se llevaba muy bien con todos; sobretodo con Moon.

Pero conmigo todo era diferente. Era como si mi sola presencia le molestase, como si mi respirar le resultara algo realmente fastidioso. Todos los días se encargaba de hacerme saber que no le caía bien, incluso lograba llegar a convercerme a mí mismo de que era un bicho raro.

- Hola chicos. - Saludó sonriéndole amablemente a mi amigo, utilizando ahora una falsa curva en sus labios cuando sus ojos chocaron con los míos.

Se escabulló entre nosotros dos, y juntos empezamos a caminar hacia nuestra mesa. Yo me sentía de lo más incómodo, pero por supuesto que nadie se iba a dar cuenta de ello. Coloqué con pesar mi mochila en el suelo y me senté en la silla, los saludé a todos y entablamos una sencilla conversación sobre un tema aleatorio.

- Taehyung. - Su voz se hizo presente provocando que todo el mundo se callara, ¿por qué lo hacen? Él no es "el líder del grupo" ni nada por el estilo. - ¿Cómo se te ocurrió ponerte esa camiseta? Es horrenda. - Dijo con una mueca en su rostro.

Noté cómo una presión en el pecho me cortó la respiración. Fue un regalo de mi madre, ella estuvo trabajando día y noche sin descanso para poder comprarme esta camiseta decente, para que yo pudiera ponérmela y hacer amigos. Eso mismo fue lo que me dijo ella.

- A mí me gusta mucho. - La voz de Jeonghan hizo que fijara mi vista en él. - Los colores son muy llamativos y la tela se ve de muy buena calidad, ¿algún día me la prestarás verdad? - Su sonrisa pícara hizo que yo sonriera y asintiera entusiasmado.

- ¡Tae, no puede ser! - El agudo grito de Siyeon provocó que pegara un pequeño salto sobre mi asiento. - ¿Es una camiseta Gucci? - Sus manos buscaron la etiqueta de la prenda de ropa mientras su boca se abría del asombro, al igual que la de los presentes en la mesa. Todos menos uno.

Noté cómo mis mejillas empezaban a quemar debido al repentino sonrojo. Quité las manos de la chica y rápidamente cambié el tema de conversación, sentía cómo los ojos de Sungjae me aniquiliban y no me gustaba para nada.

(...)

- Joder, - escuché el quejido de Moon a mi lado - otro tres de mierda. - No pude evitar reírme al oír sus palabras, ganándome un golpe en la nuca.

- ¿Has sacado otro dos? - La pregunta de Jibin sonó a burla, se acercó a nosotros viendo la nota en el examen del pelinegro. - ¡Pero si es un tres, enhorabuena! Te estás superando a ti mismo. - Sus carcajadas hacían eco por toda la clase mientras que Moon le pegaba con la hoja en su cara.

Reí ante la escena y miré mi propio examen. Estaba contento con la nota, había estado semanas acostándome bastante tarde para sacar esta asignatura hacia delante y al final ha merecido la pena.

- ¿Cómo narices eres capaz de sacar un jodido nueve? - El resoplido de Namjoo con su característico puchero en sus labios hizo que despegara mi vista del folio, se sentó a mi lado mirándome con ojos vidriosos.

- Seguro que tu nota no estuvo tan mal, siempre eres muy exigente contigo misma. - Ella resopló haciendo mover su flequillo, se cruzó de brazos y me miró con su ceño fruncido.

- Saqué un maldito seis. - Pronunció lentamente. - Estuve casi dos meses estudiando esta materia, ¡las matemáticas no me gustan! - Dio un golpe en la mesa para luego volver a cruzarse de brazos.

Abrí la boca para decir algo, pero volví a cerrarla al observar cómo alguien se sentaba sobre mi pupitre. Mi sonrisa desapareció al tiempo que mis músculos se tensaron, me enderecé en la silla y me atreví a mirarlo.

- El cerebrito de la clase. - Podía notar su repulsión a kilómetros de distancia, acompañado de su falsa sonrisa.

- No seas celoso Sungjae, él estudia demasiado. - Atacó Namjoo. - Deberías aprender más de él. - Esas cinco palabras fueron las que hicieron detonar la bomba. Su mandíbula se contrajo con tal fuerza que escuché sus dientes crujir, mientras que sus ojos se teñían de un color negro oscuro.

El timbre sonó, pero su mirada no se despegaba de la mía, me sentía tan pequeño e indefenso. Sus puños se apretaban a los lados del folio haciendo que sus venas se notaran el doble. Y una vez más volví a tragar saliva cuando me di cuenta de que nadie más se encontraba en el aula.

Pero de repente el ambiente cambió, sonrió casi amablemente soltando cualquier tensión acumulada en su cuerpo. Se levantó y metió la mano en los bolsillos de su pantalón, sacando un pequeño papel arrugado que colocó ahora encima de mi mesa.

- El sábado es mi cumpleaños, - su voz parecía irreconocible - espero verte allí. - Me guiñó el ojo y se encaminó hasta la puerta, pero antes de irse me miró por encima del hombro y añadió. - Eres una persona admirable, Kim Taehyung. - Su tono se volvió más grave que nunca, volviendo a pronunciar mi nombre con aberración.

Suspiré mientras me levantaba de mi mesa. Necesitaba comprar el regalo esta tarde, ya que pasado mañana sería la celebración.

PerfidiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora