VI

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- Como ya sabéis, cada uno de vosotros tenéis los puestos ya encomendados; bueno, todos excepto Jimin. He estado dándole muchas vueltas y, aunque todos somos conscientes de los grandes dotes de seducción que éste posee, Minho no sería capaz de caer en la tentación ya que es un hombre muy desconfiado. - Jimin miró a Namjoon algo dolido pero éste hizo caso omiso y continuó. - El caso es que he llegado a la conclusión de que en lugar de Jimin, sea Minjee la que se encargue de seducir a nuestro objetivo.

- ¡¿Qué?! - Exclamamos Jimin y yo a la vez mientras nos intercambiábamos miradas de odio. Todos en la sala se veían igual de sorprendidos pero no se atrevían a discutirle nada pues, si Namjoon había llegado a esa conclusión probablemente sería porque era necesario.

- ¿Me estás tomando el pelo? ¿A quién carajos va a seducir esta cosa? - Apuntó su dedo hacia mí de la manera más despectiva posible, haciendo que mordiera mi lengua para no soltar lo que estaba pensando en esos momentos.

- No estoy preparada para esto. Además, Namjoon, te dije que usaras a Sarah ya que ella sí sería capaz de seducir a ese hombre, no alguien como yo.

- ¿Ves? Por una vez estoy de acuerdo con ésta. Ella no va a llamar la atención de...

- ¡Ya basta! - Taehyung golpeó la mesa con ambas manos mientras se levantaba de su asiento, haciendo que todos giráramos nuestras cabezas hacia él algo temerosos. - Si Namjoon quiere hacerlo así, así se hará y no quiero oír ningún tipo de quejas, ¿entendido? - Sentenció a la par que todos asentíamos obedientes con nuestras cabezas.

- Hyung, ¿cuánto tiempo tenemos hasta que el día llegue? - Preguntó el líder.

- Dos semanas.

- De acuerdo. - Comenzó a pasearse alrededor de la mesa, con sus brazos en la espalda. - En estas dos semanas nos encargaremos de enseñar a Minjee todo lo necesario para la misión, ¿queda claro? - Los chicos volvieron a asentir. Tras esto y sin añadir nada más, el pelinegro abandonó la sala.

Minutos más tarde el silencio volvió a hacerse presente, pero esta vez se sentía más pesado e incómodo. Teniendo en cuenta que Taehyung se había marchado y por ende no había nadie que pudiera retenerme aquí, cogí mis platos ahora vacíos y los deposité en el fregadero de la cocina, imitando la acción del pelinegro para así dirigirme a mi habitación.

(...)

Tras una cálida y reconfortante ducha, rodeé una toalla sobre mi húmedo cuerpo, dirigiéndome seguidamente al armario. Al igual que estas dos últimas noches, opté por ponerme unos pantalones cortos de pijama color naranja pastel, acompañado de una camisa de tirantes del mismo color.

Para tapar la cicatriz de mi cuello decidí colocarme un choker que encontré en uno de los cajones donde se encontraban los accesorios. Volví al cuarto de baño para agarrar mi cepillo, con la intención de terminar de peinarme en la cama. Brinqué al escuchar cómo de repente sonaron dos golpes sobre mi puerta.

- Está abierta. - Solté, pensando que era Jin.

- ¿Minjee? - Al subir mi vista y ver de quién se trataba me levanté rápidamente de la cama y di un par de reverencias.

- Perdón Taehyung, pensaba que...

- No pasa nada. - Levanté la cabeza y lo miré fijamente. No me había percatado de que la camisa de pijama que llevaba puesta tenía los tres primeros botones sin abrochar, dejando a la vista su bien trabajado y varonil torso; y para rematar, su cabello estaba alborotado, haciéndolo ver jodidamente sexy.

Al darse cuenta de que lo estaba examinando rió con sorna, provocando que apartara la mirada avergonzada, ¿en qué estaba pensando?

- Venía a dejarte estos papeles. En ellos estan escritos los horarios de las actividades que tendrás que seguir durante estas dos próximas semanas. - Colocó el folio en una de las mesas cerca de la puerta y giró sobre sus talones para marcharse. Estaba tan avergonzada que no fui capaz de volver a levantar mi mirada del suelo. Oí como suspiraba y volvía a girarse para mirarme.

PerfidiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora