Yoongi

84 23 2
                                    


Solté un suspiro agotado mientras dejaba el cigarrillo sobre el cuenco de metal, girando sobre mi silla para encarar al muchacho de pelo castaño que había tenido la osadía de irrumpir en mi casa para tal pedido.

- A ver si he entendido bien, quieres que hackee el teléfono de tu novia para averiguar si te es infiel o no, ¿cierto? - El chico asintió y yo comencé a reír, ganándome una mirada confusa por su parte. - Niño, yo no malgasto mi tiempo en esta clase de pedidos. Así que guárdate ese dinero antes de que tus papis se enteren de que lo cogiste sin permiso y averigua por ti mismo si tu novia es una zorra o no.

- Venga, en mi escuela todos hablan de cómo los ayudaste y lo bueno que eres en estas cosas. Te puedo pagar el doble si quieres, pero por favor, ayúdame.

- ¿Te piensas que con tu sucio dinero de niño consentido podrás comprarme? - Me acerqué a él para agarrarlo del cuello de su camisa, levantando su cuerpo unos centímetros del suelo. - Te recomendaría que salieras de mi casa ahora mismo, antes de que las cosas empiecen a ponerse feas. ¿Queda claro, mocoso? - El chico asintió temerosamente y sin rechistar, salió del lugar a paso ligero mientras colocaba nuevamente su camisa.

Odio a estos críos. Se piensan que por tener dinero tienen poder sobre las personas de su alrededor y pueden hacer lo que se les plazca, pero conmigo las cosas no funcionan así. Trabajo como hacker, uno bastante solicitado por gente importante. Desde chico había mostrado gran fascinación e interés hacia todo lo relacionado con la programación, y fue así como un día tras volver de clases, decidí darle una oportunidad. Mis padres estaban felices al ver las ganas que mostraba por aprender sobre el tema, el tiempo que le dedicaba y cómo experimentaba con ello; pues en esa época iba bastante mal en los estudios y era muy poco frecuente verme tan entusiasmado con algo.

El primer delito cibernético que cometí fue a los catorce años, cuando entré en la página de la escuela y cambié todas mis calificaciones, además de eliminar todas las notas negativas que los profesores habían escrito sobre mí; en otras palabras, limpié mi historial académico. No fui pillado y eso me dio pie a seguir haciendo este tipo de cosas, aunque cada vez iba a por algo más grande. Y es así como decidí dejar los estudios para dedicarme completamente a esto. Por suerte, conté con el apoyo de mis padres, pero este no fue el suficiente como para mudarse conmigo a Ulsan.

- Ya es el tercero en esta semana. - Soltó Heize mientras estiraba sus brazos en el aire.

Jang Da-hye, ella fue el motivo por el cual me trasladé a esta ciudad. Tras enterarse de lo que era capaz se puso en contacto conmigo, ambos teníamos algo que ofrecernos y es por eso que acepté. Mientras ella tenía bastantes contactos de gente importante en este lugar para ofrecer nuestros servicios, yo me encargaba de hacer el trabajo sucio. Suena un poco injusto, pero si soy sincero, de no ser por ella nadie jamás hubiera sabido de mí y no tendría el reconocimiento que tengo ahora.

- Me sacan de quicio. - Froté mis cienes y caminé hacia ella, rodeando mis brazos en su cintura. - ¿Desde cuándo estás despierta?

- Desde que saliste de la habitación. - Sonrió forzadamente. Mis ojos bajaron hasta sus labios y planté en estos un dulce beso, con el objetivo de calmarla un poco.

Por lo que hacemos, es bastante común arriesgarnos a ser pillados o asesinados por algún cliente insatisfecho. Eso es algo que a mí nunca me había llegado a importar porque soy bueno manteniendo mi identidad a la hora de hacer mi trabajo. Pero a mi novia le afectaba bastante. Hace unos días un poderoso CEO, amigo de la infancia de sus padres, pidió nuestros servicios. Quería que entráramos en el sistema del gobierno y robáramos información que a él le interesaba de este. Obviamente ambos nos negamos, habíamos hecho trabajos sucios y peligrosos, pero esto era demasiado y probablemente seríamos pillados. Como era de esperar esto no le sentó bien al hombre, y desde entonces ha estado mandando mensajes amenazadores a mi chica. No quiero darle importancia porque sé que es sólo una pataleta y que cuando se le pase la dejará en paz, así que simplemente le dije a Heize que bloqueara su número con el fin de tranquilizarla un poco. Por desgracia, eso no cambió nada. Sigue asustada y odio verla así de vulnerable sabiendo lo fuerte que es.

La noche había llegado después de un largo día de pedidos. Tras acabarnos la cena, ambos nos fuimos a dormir. Heize seguía con la mirada perdida y más susceptible que hace unas horas. Estoy seguro de que ese tema sigue rondando su cabeza, ¿tanto poder tienen las palabras de ese imbécil sobre ella? Rodeé mis brazos en su cintura y pegué su cuerpo mucho más al mío, posando un ruidoso beso sobre su coronilla para finalmente caer dormido.

Un clic se escuchó en el apartamento y mis ojos se abrieron de par en par, observando a una atemorizada Dahye a mi lado; al parecer, ella también lo había escuchado. Poniéndome un dedo sobre los labios para indicarla que se mantuviera en silencio, me moví en la oscuridad lo suficientemente lento como para no emitir ninguna clase de sonido, lo suficientemente rápido como para alcanzar mi revólver. Jamás lo había usado, pero nadie iba a entrar en mi casa y salir iluso de ello. Abrí la puerta de la habitación y comencé a caminar hacia donde provino aquel sonido, sin percatarme hasta después de notar cómo su frente chocaba con mi espalda de que Heize me seguía desde atrás. Quería mandarla de vuelta a la habitación, pero ésta sabiendo mis intenciones negó con la cabeza, dejándome claro que no acataría esa orden.

Y quizás no había entrado nadie y todo fue un malentendido, pero no debía bajar la guardia. Desgraciadamente, mis temores fueron corroborados cuando al llegar al salón fuí golpeado en la cabeza por un extraño instrumento. Dejándome sin tiempo a ver de quién se trataba, mis párpados se cerraron completamente.

Abrí los ojos de nuevo sintiendo un gran malestar en la nuca, encontrando frente a mí la peor escena que jamás hubiera podido imaginar. Heize yacía en el frío suelo de madera, con su garganta abierta en canal. Sus ojos tenían lágrimas y una expresión de horror reposaba en su antes alegre y radiante rostro. Mis manos temblorosas rodearon su cuerpo y mientras la estrechaba entre mis brazos, dejé salir gran cantidad de lágrimas que nunca pensé que pudiera llegar a soltar. Grité y grité hasta que mi garganta comenzó a doler, la impotencia me estaba consumiendo por completo. Ella estaba muerta y yo no pude hacer nada más que estar inconsciente como un auténtico inútil. Sabía quién había hecho esto y pretendía cobrar mi venganza. Todo este tiempo ella ha estado temerosa de que llegara este momento, porque seguramente lo conocía tan bien que sabía que cumpliría sus amenazas. Y yo fui tan egoísta de no darle la importancia que merecía.

- Duele, ¿cierto? - Sonó una voz detrás de mí haciendo que girara mi cabeza para encararlo. Era un chico alto, más o menos de mi edad, tenía el pelo de un color anaranjado y se encontraba apoyado sobre la pared. - Yo también perdí a alguien que amaba.

- ¿A mi eso qué cojones me importa? - Grité. - Sal de mi maldita casa ahora mismo o usaré mi revólver contigo. - Me sorprendió de sobremanera que el muchacho no se asustara con mi advertencia. Se acerco más a mí y se colocó de cuclillas para que nuestras caras quedaran al mismo nivel. Desde luego este chico es un auténtico masoquista.

- Vi quién mató a tu novia. Sé cómo puedes encontrarlo y cobrar tu ansiada venganza.

- ¿Acaso sabes quién soy yo? - Bufé amargamente. - Puedo averiguar su paradero con un sólo click, no necesito tu ayuda.

- ¿Eso crees? El no es un CEO, Yoongi. - Ladeé la cabeza confundido, no recuerdo haberle dicho mi nombre. - Su nombre es Soo Hyuk, el mafioso más poderoso de China. - Mis ojos se abrieron como platos, ¿cómo es que Heize no me había dicho nada de eso? - Por supuesto ella no te lo contaría para no preocuparte.

En mi cabeza todo parecía estar distorsionado, todo lo que estaba escuchando me confundía aún más. ¿Por qué llegaría a ocultarme algo tan importante como eso? Ella jamás se guardaba las cosas y eso es lo que más me desconcertaba. Estaba bastante enfadado, si hubiera sabido de quién se trataba este hombre me habría escapado con ella a otro lugar para evitar que nos encontrara.

- Mi nombre es Hoseok, Jung Hoseok. - Continuó. - Mi jefe está reclutando a jóvenes como tú y como yo, que tienen talentos y habilidades que le serán útiles en su cometido. Te quiere a ti, Yoongi. Con tus grandes dotes de hacker serías bastante necesario en el grupo.

- ¿Y eso qué me importa? ¿Qué beneficio saco yo si acepto trabajar para tu jefe? - Crucé los brazos sobre mi pecho a la par que enarcaba una ceja. En realidad, la respuesta ya la tenía clara pero debía asegurarme de a qué me iba a enfrentar.

- Este grupo esta siendo formado para ser una de las mafias más poderosas del continente asiático, lo que significaría, y tenemos como objetivo esencial, acabar con la vida de ese gilipollas, Soo Hyuk. Así que dime, ¿aceptarás?

PerfidiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora